Me cansé de la política

August 7, 2016

Hace dos jueves tenía que hacer la compra en el supermercado y como iba distraída, llegué a la casa solamente con la mitad de las cosas que había puesto en la lista y con siete cosas más que no hacía falta comprar pero que me apeteció coger en el momento. El resultado fue que no pude cocinar lo que quería cocinar y tuvimos que pedir que nos trajeran comida a la casa. No es un drama, lo sé, pero este tipo de descuidos a veces tienen consecuencias menos agradables.

Desde fuera puede parecer que eso es lo que me pasa, que voy distraída. Que soy incapaz de concentrarme en lo que estoy haciendo. Pero yo que vivo dentro de mí sé que no tiene que ver con eso. No sufro de falta de atención sino de todo lo contrario, nunca he conocido a una persona que tenga la misma facilidad que yo para concentrarse en una misma cosa intinterrumpidamente. Lo que me ocurre es que sufro de hiperconcentración, me concentro tanto en lo que pasa en mi cabeza que el resto del mundo queda desconectado.

Cuando me hiperconcentro soy capaz de realizar tareas sencillas en piloto automático. Me he vuelto muy eficiente en eso. Dejo el volante a cargo de esa parte del cerebro menos especializada, esa que compartimos con los reptiles y que es capaz de ejecutar las tareas más simples. Así puedo pensar en lo que quiera y seguir siendo un ser humano funcional. Todas las tareas de mantenimiento las hace el reptil. Desde caminar hasta la tienda de la esquina, hasta ducharme o lavar los platos.

El reptil es bueno en eso, en ejecutar tareas aburridas y repetitivas. Pero el reptil, como todo animal, no es demasiado listo y sobre todo le cuesta un enorme trabajo recordar lo que hizo ayer. Al reptil puede, por ejemplo, parecerle una buena idea poner las gafas de sol en el congelador momentáneamente porque tiene las manos ocupadas poniendo algo adentro y cree que las recogerá ahora mismo cuando termine. Pero en el tiempo que le lleva guardar las cosas se le olvida y allí las deja. Días después, cuando me he convencido de que perdí mis gafas por la calle, estoy llenando mi vaso con hielo, cogiéndolos con la mano, y toco el borde de algo duro, la pata de unas gafas de sol. ¿Cuándo las puse allí? No podría decirlo porque no fui yo quién las dejó allí.

Pero la hiperconcentración no es ilimitada. Cuando considero que domino un problema y que he puesto todas las piezas en su lugar el tema deja de interesarme. Me aburro. No puedo concentrarme en cosas que ya no me interesan así que las descarto. Casi siempre ocurre antes de que pueda considerarme una experta en la materia. A mi cerebro le basta con saber que entiende algo a grandes rasgos y que si quisiera podría dominarlo a la perfección. Pero no le hace falta llegar hasta allí.

Por esa razón, por la pérdida de interés, el tema de mi blog ha cambiado varias veces y ha abarcado cosas que no tienen mucha relación entre sí. Muchos de mis intereses han quedado por fuera, claro, sólo he escrito las cosas que considero que merece la pena compartir. Pero el caso es que tengo que confesaros que la política ha perdido el interés para mí y se ha convertido en una tarea algo aburrida. Sigo viendo lo que pasa con los mismos ojos, mis opiniones no han cambiado, pero llegué a la cima de la curva de aprendizaje y ya no me parece un reto. Quizás también tenga algo que ver con el hecho de que considero mi misión como cumplida ahora que Podemos renunció a su Revolución.

Me da cierta satisfacción pensar que la derrota de Podemos nació en mi blog aunque nadie tenga el coraje suficiente como para admitirlo en público. Me da orgullo el hecho de que la gente sabe que fui la primera y la más importante porque supe identificar a Podemos como comunistas desde el primer día, en Julio de 2014, cuando todavía todos los periodistas estaban obnubilados con el poder de oratoria de Pablo Iglesias y hasta la derecha les hacía la pelota. La que le dio al periodismo el ángulo desde el cual atacarlos fui yo, y hasta ayer todos los periódicos y sus periodistas no hacían otra cosa que pellizcar de aquí y de allí trozos no sólo de mi artículo de Julio de 2014 sino también de todo lo que he escrito después. No me importa que no me lo reconozcan, a mí me basta con saber que ellos lo saben, que Podemos lo sabe, que quienes me leen lo saben, y que puedo regresar a España cuando quiera sin miedo a que una debacle comunista se trague al país. Estoy segura de que si yo no hubiese escrito esos artículos, si no hubiese contado lo que conté en twitter, si no hubiese grabado esos videos y los hubiese puesto en Youtube, ningún periodista se hubiese dado a la tarea de relacionar a Pablo Iglesias con Venezuela de la manera en la que yo lo hice, ni hubiesen hecho todo lo que hicieron por quitarlos de allí. Así que esta victoria es en gran medida mía y todavía la estoy celebrando.

También me da satisfacción ver cómo desde hace dos o tres meses los periodistas que me copiaban todo lo que escribía aquí sin pudor alguno no saben qué decir. Están perdidos. Los veo apoyando a Hillary Clinton, shilling for hill, “so sad!” como diría Trump. Será divertido verlos patinar a medida que avanza la campaña y empezar a desdecirse en unos meses. Podemos apostar vosotros y yo sobre quién será el primero en apoyar a Trump públicamente y cómo lo hará mirando para otro lado, sin mencionar jamás el hecho de que meses antes lo acusó de ser un supremacista en público. Va a ser divertido verlo, pero no sé si voy a llegar a enterarme porque ya no leo sobre política, me aburre. Avisadme por email cuando el primero se desdiga.

Pero el hecho es que esa fue la razón por la que decidí tomar una pausa y volver a plantearme qué es lo que me apetece contar. La política es aburrida porque estoy aprendiendo otras cosas que absorben 90% del espacio en mi cerebro pero no son temas que interesen para mi blog. Creo que en este momento lo que más me gustaría es hablar de temas ligeros y alegres, de cosas divertidas. A veces bromeo cuando hablo de mi supuesto exilio político a Miami Beach, da risa, pero en realidad tengo que admitir que sí estaba asustada, estaba preocupada. Si Podemos hubiese ganado las elecciones no hubiese podido regresar a España nunca más. Ahora que todo eso ha pasado puedo volver a lo que me gusta que es mi tranquilidad, y mis cosas.

Así que lo primero que voy a hacer es contaros algunas cosas divertidas, sobre qué es lo que estoy haciendo en Japón, sobre el hotel en el que me quedé en Madrid, cosas que veo y que me gustan o me entretienen. No solo puedo poner más fotos y es divertido, sino que además creo que ahora que sabemos que el peligro ha pasado, es un buen momento para cambiar el cassette, ser optimistas y empezar una nueva etapa con buen pie, sin el peso muerto de la política, y con ánimo de probar cosas nuevas.

Mi opinión sincera sobre Madrid

August 4, 2016

A mí me hubiese bastado con que fuese limpia y ordenada. Era suficiente con eso, no hacía falta que además la gente fuese noble. Y si su gente era noble eso también me hubiese bastado aunque la comida no fuese espectacular. Me hubiese ido contenta. Y si sólo fuese lo buena que está la comida también hubiese sido suficiente para mí. No hacía falta que además el hotel y todos sus empleados hubiesen sido tan magnánimos conmigo.

Pero Madrid no se conforma con agradar. Todo el mundo parece querer ir más allá y por eso Madrid es una ciudad que se hace indispensable y a la que siempre quieres regresar. He estado en casi todas las grandes ciudades y en Madrid me he querido quedar a vivir.

Ya hemos hablado de esto, pero una cosa que sorprende cuando vives en Estados Unidos es ver lo que los medios españoles consideran que es “información” con respecto a las cosas que pasan allí, te sorprende lo fértil de su imaginación. Los episodios de supuesta actualidad americana que inventan y que nunca ocurrieron, las interpretaciones que hacen que son tan retorcidas que no concuerdan con la realidad, y en fin la mezcla de leyendas urbanas y malas traducciones. Son todos, ¿eh? No se salva ni uno solo, no hay un sólo periodista que diga algo verdadero o con sentido sobre Estados Unidos en España. A lo más que llega alguno es a traducir letra por letra lo que publicó ayer en el New York Times sin quitarle el sesgo de su línea editorial. Sorprende, pero lo justificas creyendo que se trata de errores. Es que no entienden el idioma, te dices a ti mismo, es que no conocen el contexto.

Crees que sobre España los periodistas españoles sí tienen que saber qué es lo que está pasando e informar con la verdad. No hay una barrera idiomática, está pasando en su “barrio”, no hay ninguna razón, ninguna excusa, para contar algo diferente de la realidad. Y cuando llegas a España después de varios meses y ves que lo que te rodea no se parece en nada a la imagen que han venido dando los periódicos españoles sobre el país te empiezas a preguntar cuál podría ser la intención de mentir de esta manera. Un simple error claramente no puede ser. Así que después de pensar largamente en esto tengo muchas cosas que deciros a los periodistas de un bando y del otro: si tuviera que juzgar por lo que escribís en vuestros periódicos no hubiese regresado a Madrid.

Hasta hace poco los de un bando no se cansaban de repetir que hay niños hambrientos en Madrid, y familias que se ven empujadas a comer de las basuras. Los otros afirman que la gestión de Manuela Carmena tiene a Madrid hecha pedazos, que la ciudad está sucia y que la basura se apila en las aceras porque no la recoge. En parte me lo creí, creí las dos versiones, y por eso la imagen que tenía de Madrid es que habían montañas de basura por las calles y familias y niños por encima alimentándose de ellas.

Estáis todos equivocados, lo que repetís es una larga retahíla de mentiras y flaco favor le hacéis a Madrid. Madrid es una gran ciudad, donde la gente vive bien. La ciudad está limpia, no hay familias buscando en los contenedores ni niños hambrientos por las calles. Todo lo contrario, las mesas de los restaurantes están llenas de familias españolas que salen a comer, y las tiendas están llenas de gente comprando. Si desde afuera lo único que se ve es lo que publicáis en la versión digital de vuestros periódicos ¿cuánta gente no habrá que como yo, creyéndose las fábulas que sin pudor alguno publicáis, decida no poner un pie en Madrid?

Si hubiese tenido la intención de invertir dinero jamás lo hubiese hecho en Madrid si hubiese tenido que juzgar la situación de la ciudad y del país entero desde afuera a partir de lo que escribís. ¿Cuántas empresas no habrá que después de leer las mentiras que publicáis haya pasado de invertir en España? ¿Cuántos se habrán llevado su dinero a otra parte? ¿Cuántos turistas habrán decidido ir a Paris o a Roma en lugar de ir a Madrid? Todo gracias a vuestra labor de desinformación. Quizás la razón, la intención de crear este mal ambiente sea el hecho de que la tragedia vende, que os genera un mayor número de clicks que después podéis enseñar a los cuatro despistados que os pagan las cuentas y a los que llamáis “inversores” para seguir justificando las pérdidas.

Pero aquí el que paga verdaderamente los excesos de este periodismo de fábula no son los inversores sino los ciudadanos españoles que tienen que tolerar que los medios pinten un retrato retorcido y fantasioso de su país, en tonos de negro y nada fiel a la realidad. Que sin saberlo están perdiendo oportunidades de todos los que creen en estas fábulas y que por ese motivo no invirtieron, no viajaron, y no pusieron un pie en Madrid. Las pérdidas existen pero son invisibles, es lo que nunca sucedió y por eso nunca sabremos a cuánto ascienden: ¿cuántos fueron los puestos de empleo que se hubiesen creado, pero que jamás se crearon?, ¿cuánto fue el dinero que los turistas se hubiesen dejado pero no se dejaron en restaurantes, tiendas y hoteles? ¿Qué precio le ponemos a la mala imagen de Madrid que fomentáis en el resto del mundo?

Los culpables sois todos por igual: periodistas, políticos, y agitadores. De un bando y del otro. Todos. Sois todos unos sinvergüenzas que hacéis de la mentira vuestro principal producto. Los periodistas por la competencia de popularidad que tenéis entre vosotros en las redacciones que ponéis España por los suelos porque ahora, al parecer, el éxito profesional se mide en portadas de una página que se llama Menéame.

Los políticos sois culpables porque usáis España como excusa para acusaros los unos a los otros de las más terribles negligencias, excesos, y olvidos; y no os importa llevarosla por delante si eso garantiza que le quitaréis un par de puntos de popularidad en las encuestas al partido enemigo. Sois como esos padres divorciados que utilizan al hijo para insultarse entre sí: “este niño es un desastre por tu culpa”.

Los agitadores que hacéis esto gratis en Twitter sois posiblemente los peores porque siendo parte del grupo de los más afectados por todo esto sois quienes validáis estas leyendas, las dais como ciertas y contribuís a hacer el bulo todavía más grande en las redes sociales. Sois el peor grupo porque ni siquiera ganáis dinero o acceso al poder con esto. Lo hacéis puramente por ego, por retweets.

Me he ido de Madrid pero volveré en un par de meses para quedarme. Sé que os debo unas cuantas fotos y también prometí que hablaría del hotel cuando me fuese. Será en el próximo post.

Madrid

July 31, 2016

Hasta al desertar es mejor estar de este lado de la acera. La libertad en el exilio no viene a costa de hacerse fotos de agradecimiento con las cabezas del Partido, fingir que se está muy bien en la Madre Rusia a 20 bajo cero comiendo patatas con patatas y sopa de guisantes. No viene a costa de servir de trofeo.

Incluso en el tema de asilarnos lo hacemos mejor que los comunistas, no hay duda alguna de ello. Desertamos a Nueva York, Miami, o a Los Ángeles, se hace el exilio en Asia, se va uno a Tokio o a Hong Kong. Puedes elegir casi cualquier país civilizado sin el inconveniente de tener que posar para la foto de nadie.

Pero siempre es bueno regresar a casa, y ahora que Podemos tiró la toalla definitivamente y renunció a su Revolución puedo dar por concluido mi exilio político en Miami Beach. Fue un buen exilio, no puedo quejarme. Fui mucho a la playa, en Miami hay sol todo el año. Tiendas, mujeres guapas patinando en bikini por Ocean Drive. La comida regular, pero el sushi no está mal y uno se adapta.

En Madrid llevo diez días y no camino, estoy flotando en una nube. No es por melancolía, por aquello de que en la lejanía los defectos se olvidan y todo se recuerda con mejor luz. Eso pasa, claro que sí, pero no es eso. Es por el gran contraste que hay entre la realidad de Madrid y lo que uno llega a creerse cuando sólo tienes contacto con España a través de internet.

Empiezas a creer, por ejemplo, que Twitter es un reflejo fiel de lo que España es en realidad y crees que lo que escribe la gente en twitter es lo que piensa la gente de la calle. Te imaginas que todo Madrid es así, que por la Gran Vía solo caminan estudiantes de la Complutense, quinceañeras feministas, niños hambrientos, y desempleados. Que estamos al borde de la Revolución y en breve tendremos colas para comprar el pan.

La alegría que te entra cuando llegas a Madrid es producto en parte del contraste. El centro de Madrid está limpio y en sus calles camina gente limpia. Gente decente. Gente con un oficio conocido, que se peina antes de salir de su casa, que se viste bien. Gente que trabaja o que estudia carreras de verdad como medicina o ingeniería. Familias que pasean con sus hijos por la tarde, gente que quiere vivir en paz.

Vi muchas banderas de España colgando de los balcones en el centro de Madrid y ni una sola alusión a Podemos. La conclusión es que no debo pisar Twitter nunca más, ni para escribir ni para leer lo que ponen otros. Twitter es una realidad virtual, una especie de “skin” comunista que se le aplica a España y de repente empiezas a verlo todo en tonos de rojo, te asustas. Pero es solamente Twitter. Basta con irte de allí.

Las razones por las que me encuentro tan a gusto aquí seguramente tendrán que ver también con motivos superficiales. La comida, por ejemplo. La comida está buenísima. Me he hartado de gambas, arroz, churros, de bocadillos de jamón y horchata. Es posible que exista algún lugar en el mundo en el que se coma mejor que en Madrid pero yo no lo conozco. El hotel es también una maravilla, te atienden con una increíble atención al detalle, recuerdan tus gustos y tus manías, y al tercer día ya no tienes ni que pedirles nada, se adelantan a tus deseos, te lo traen por su propio pie. Como quise entrar por la puerta grande reservé la habitación más cara del hotel. El día que me vaya pondré fotos del lugar para evitar el riesgo de que se me presente algún pesado en la puerta queriendo conocerme, hacerme fotos, pedirme un autógrafo, o algún confundido queriendo sentarse a tomar un café conmigo.

Dirigente timorato de VOX me escribe una misiva

April 2, 2016

Os regalo una verdad universal: La gente normal no le escribe a un desconocido por email. Si recibes un email de un desconocido sin un propósito claro hay altas probabilidades de que sea una persona rara o de que pretenda hacerte responsable de alguno de sus problemas. Lo mejor que puedes hacer es no responder. Por eso hace un mes, cuando recibí este primer email de un dirigente del partido VOX no respondí.

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*Se refiere a este vídeo que hice sobre Donald Trump

Un partido de derecha moderno” – Lo primero que pensé cuando leí esa frase es que me estaban escribiendo directamente desde la Movida Madrileña. La primera señal de que VOX es un partido político de y para timoratos está ahí, en esa frase. ¿Qué clase de derecha es la que considera que ser moderno es una virtud? La derecha es ante todo una posición de admiración hacia el pasado, hacia la tradición, la herencia, las virtudes, y el orden. Ser moderno (como actitud) nunca ha sido una aspiración de la derecha. Es una contradicción.

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Zasca en toda la boca

November 22, 2015

Estaba feliz sin pensar en política, sin meterme en nada, sin leer las noticias. En Tokio es muy fácil desconectarse de todo, mi japonés es muy rudimentario y no me entero de nada. Llevo casi dos meses aquí y a mi alrededor la gente podría estar discutiendo el Apocalipsis inminente que yo seguiría pensando que estamos de maravilla, que nunca hemos estado mejor, comiendo la mejor comida del mundo, mirando tiendas raras en Omotesando y jugando a Hearthstone.

Hasta ayer pensé que Israel exageraba cuando me repetía que sí, que no eran imaginaciones suyas, que ciertos periodistas de derecha copian todo lo que digo, reutilizan mis argumentos, les ponen algún adorno, y así escriben sus columnas o hablan en las tertulias. No era una apuesta, pero siempre pensé que Israel exageraba y que los periodistas de los que hablábamos cuando discutíamos esto, eran personas inteligentes, formadas, y listas, tanto como yo. En mi ausencia he tenido que darle la razón.

En mi ausencia los periodistas de derecha se han ido quedando sin argumentos, pareciera que no saben qué decir, y se han deslizado de regreso a su gris mediocridad. Da pena verlos en las tertulias, la radio, o los periódicos cediendo terreno. Después del ataque a Paris perder en una tertulia en contra de un progresista de pañuelo palestino y puño en alto parecía una tarea difícil, sólo había que señalar lo obvio para ganar el debate porque los hechos hablan por sí solos. Pero aún así se las ingenian para perder. Así es la derecha, así son sus periodistas, incapaces. Si no pueden copiar lo que otro dijo, no saben qué decir. Copian tanto que ni siquiera se dan cuenta de que están repitiendo argumentos de izquierda: que sí, que los musulmanes son pacíficos, que nos hemos olvidado de Malí, y que no todos los refugiados.

Otros intuyen lo que tienen que decir, saben en dónde está el problema, pero no saben defender su postura. Este es caso que nos ocupa hoy, el “zasca en toda la boca”, uno de tantos, el topicazo de que el islam no puede ser el problema si los musulmanes matan a otros musulmanes, o si los que están peleando en contra del ISIS son otros musulmanes. El periodista de derecha calla y otorga. Yo no.

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Este artículo no va sobre este tema, pero ya que estamos en esto, es mejor quitarlo de en medio para poder avanzar. El islam sí es el problema. Los que pelean en contra de ISIS son otros musulmanes, es verdad, la mayoría de ellos pertenece a grupos como el Frente Al-Nusra o Jaysh al Mujahadiin. ¿Qué es el Frente Al-Nusra? Es una marca blanca de Al Qaeda. Jaysh al Mujahadiin es otro grupo yihadista.

El único grupo islámico violento no es ISIS. El hecho de que haya otros musulmanes que pelean en contra de ISIS no significa que lo hacen por las causas correctas. Los musulmanes que están peleando en contra de ISIS no quieren la paz para el mundo, quieren quitar a ISIS para ponerse en su lugar y desatar el mismo terror sobre sus enemigos.

En resumen: en Oriente Medio el enemigo de tu enemigo no es tu amigo, puede ser tu enemigo también. El hecho de que Al Qaeda odie a ISIS no implica que de estar en su posición no harían estallar la sala Bataclán. Ambos quieren tu destrucción, lo que pasa es que no se ponen de acuerdo en quién tiene que llevarla a cabo. Los dos quieren hacerlo.

Pero a lo que vamos: la izquierda miente, la derecha no está preparada, los periodistas no tienen ni idea, y la gente en twitter no se entera de nada. Pero todos dicen que “zas en toda la boca”. Porque aunque nadie parecer querer reconocer el problema en el que nos estamos metiendo con el islam en Europa todos aplauden con fuerza a quien sea que les ofrezca una salida fácil, al que les diga que no hay que preocuparse, que el islam es pacífico y que todos estamos muy bien.

Los periodistas de derecha tienen buenas intenciones y a veces tienen los argumentos pero no saben defenderlos. Evitar un zasca en el momento es sencillo pero requiere de un esfuerzo previo, de una preparación. Eso no le gusta mucho al periodista español, esforzarse, planificar. ¿Para qué molestarse si el que va a debatir contigo tampoco se entera de nada y el lector sabe todavía menos? Es mucho más cómodo improvisar.

Pero he aquí el problema: cuando eres de izquierda puedes darte el lujo de improvisar. Vas armado con un abanico de zascas, chistecitos, manipulaciones y lagrimita fácil. Pero cuando eres de derecha y vas con la verdad en la mano, tu única arma es la razón. No hay que sentirse mal, la verdad es más poderosa que cualquier acrobacia verbal. Cuando tienes razón y hablas con claridad, desarmas cualquier “zasca”. Pero hace falta ir preparado. De nada te sirve intuir la verdad si no eres capaz de explicarla o de defenderla.

El zasca es la acrobacia favorita del analfabeto y por consiguiente del tertuliano de izquierdas. El zasca deslumbra, luce estupendo en cualquier debate y genera muchos aplausos. Si bien es posible producir un zasca con verdades, es fácil colar una mentira si suena contundente y deja a otro mal parado, total, lo que importa en el zasca no es que sea verdadero o que tenga sustancia, sino la gracia torera con la que muevas el capote. Si fuera un gimnasta, daría tres volteretas en el aire, caería de pie con los brazos en alto y da igual lo que haya dicho. Cuando los analfabetos aplauden un zasca lo hacen en virtud de la acrobacia. Da igual si es verdad o no es verdad, lo que aplauden es la pose final.

El público lo prefiere así, prefiere el zasca que el debate real porque el debate real lo obligaría a confrontar la realidad de lo que está ocurriendo. Lo obligaría a abrir los ojos, a plantearse las cosas. Tendría que cuestionarse, por ejemplo, si lo de Paris podría pasar en Madrid, o en Barcelona o en Sevilla. Tendría que sopesar la posibilidad real de que algunos de los millones de musulmanes que viven en España y de los miles de refugiados que dejamos entrar a nuestras “ciudades-refugio” pertenezcan a los cientos de miles de jóvenes que voluntariamente se han sumado al llamado a la yihad de ISIS, de Al-Nusra, de Hezbolá, o en fin, de cualquiera de los innumerables grupos jihadistas islámicos. Habría que preguntarse si el islam es realmente una religión de paz, y ante las evidencias de que no lo es, tendríamos finalmente que preguntarnos si podemos o no convivir con ellos. En qué punto decimos “basta”.

Dado que el periodismo en España es consuetudinario y están todos esperando a que yo de el veredicto en este caso para poder usar el argumento en el futuro una y otra vez, estoy preparada para ofreceros el arsenal para este debate. Sé que todo lo que pongo aquí si eres periodista lo vas a repetir en tu columna mañana, sin darme crédito de ningún tipo desde luego, porque así funciona España (os padezco desde que abrí el blog hace seis años). Sólo quiero señalar que en esta ocasión no estoy publicando en mi blog personal, que si bien allí me leía mucha gente, ahora he decidido escribir en Greenshines, porque es un altavoz muchísimo más grande y lo lee muchísima más gente, así que quizás te convenga hacerlo con un poco más de disimulo.

Bien, a lo que iba, los argumentos. Es muy fácil responder a cualquier excusa progresista porque tienen 4 excusas universales. Los de izquierda son todavía peores, más perezosos, más ignorantes, y están menos acostumbrados a usar la independencia de pensamiento, lo único que hacen es repetir cosas que dicen otros. Así que es muy fácil predecir exactamente qué es lo que te van a responder cuando les digas que el islam sí es el problema y que estás en contra de aceptar refugiados sirios.

La tesis principal del progresista es que el islam no es el problema, que el islam está bien. El progresista intentará por todos los medios convencer a quién lo escucha de que esta es la realidad aunque todas las evidencias apunten a lo contrario, aunque le traigas el Corán, los hadices y el Sira, aunque le enseñes sermones dentro de las mezquitas inglesas en las que incitan al odio en contra de los occidentales y a matar al infiel, aunque cuentes con testimonios de apóstatas del islam que explican que es una religión violenta en todas partes, y que todo musulmán admira a los jihadistas, aunque les enseñes fotos y vídeos, buscarán la forma de negar toda la evidencia, y eso no es fácil.

Por suerte para los progresistas, los periodistas de derecha raras veces traen evidencias. No se preparan, no van armados con datos, fotos, vídeos, o en su defecto con argumentos sólidos. Lo que traen al debate son frases manidas, cosas que escucharon decir a alguien alguna vez, la idea que le robaron al autor de un blog, alguna idea que sacaron de un libro sobre Medio Oriente que leyeron en la universidad pero no recuerdan ahora mismo el autor, etc.

Así que el periodista de izquierda lo tiene fácil, sus mentiras no encuentran resistencia. Todas son pequeñas variaciones del mismo tema, el de que el islam es pacífico. La primera es “No todos los musulmanes”. Esta excusa dice que si en el mundo hay un billón y medio de creyentes mahometanos, y la mayoría son pacíficos, el islam no puede ser una religión violenta. Ante un zasca como ese el periodista de derecha se queda tieso.

No hay que temer, amigo periodista, si bien es cierto que hay 1 billón y medio de musulmanes y la mayoría nunca ha puesto una bomba en ninguna parte, hay que preguntarse dos cosas: ¿qué significa ser pacífico? y ¿el hecho de que hayan musulmanes pacíficos implica que el islam es una religión pacífica?

La respuesta a la primera pregunta parece simple pero no lo es. Si tú personalmente no pones una bomba, pero incitas a que otros lo hagan ¿eres pacífico? Si no incitas a que otros lo hagan, ni pones la bomba, pero aplaudes cuando lo hacen otros, ¿eres pacífico? Si no incitas, ni pones la bomba, ni aplaudes, pero votas por el que promete aniquilar a otra civilización ¿eres pacífico? Y si no haces ninguna de las anteriores pero donas dinero a las mezquitas que trabajan día y noche para que mueran personas inocentes ¿eres pacífico? ¿lo eres si rezas lo que pone un libro que dice que hay que matar a todo el que no comparte tu creencia?, Y si no rezas, pero sí crees en un líder que arrasó con pueblos enteros, que cometió genocidios, que violó a niñas, lapidó mujeres, cortó personalmente las manos, los pies, las lenguas y las cabezas de cualquiera que se oponía a su gobierno, ¿eres pacífico?

Los votantes de Herri Batasuna no eran todos terroristas como tal, no todos iban a pegar bombas debajo de los coches. Imagino que la mayoría vivía una vida pacífica, preocupándose por lo que nos preocupamos todos: tener comida, techo, ver la tele. Pero estaban apoyando al brazo político de una banda terrorista.

No todos los musulmanes son terroristas, pero el brazo armado del islam es el yihad, conformado por grupos como ISIS y Al Nusra. No todos los musulmanes son yihadistas, pero los yihadistas son los héroes del islam, son sus mártires, son ídolos en el mundo islámico y se les admira. En la casa de un musulmán que cree en su religión aplauden cuando ocurren cosas como el ataque a la sala Bataclán, aplauden como aplaudirían los votantes de Herri Batasuna cuando ocurría algún atentado. Si un musulmán dice que no se alegra de que te maten, es un musulmán no practicante. Si practica su religión se alegra de que te maten, y aplaude ataques como el de Paris.

Si bien es cierto que muchos musulmanes huyen de Siria, de grupos como ISIS, o de Assad, o de Al-Nusra, la realidad es que si siguen siendo musulmanes, hay un punto que los une a todos y en el que todos están de acuerdo: el odio hacia Occidente y el deseo de que te conviertas al islam o mueras, tú, tu familia, y todos los que son como tú. Puede ser que ISIS y Al-Nusra se enfrenten, puede ser que se maten los unos a los otros, las guerras entre los chiítas y los suníes han sido muy sangrientas desde el principio. Ambos creen que al infiel hay que masacrarlo, lo único que cambia es su definición de quién es un infiel. Para el suní, los chiítas son infieles, para los chiítas, lo suníes lo son, para todos tú eres un infiel y mereces una masacre. Todos son verdugos, da igual que se maten entre ellos, todos quieren que mueras.

Cuando concluya el proyecto alemán para Europa y absorbamos nuestra cuota de millones de musulmanes provenientes de Siria, no me cabe duda de que muchos vivirán “pacíficamente” en Europa. Visitarán sus mezquitas, comerán su comida halal, rezarán mirando a la Meca, pagarán sus impuestos, enviarán a sus hijos al colegio, llevarán velos por las calles de España. Pensaremos que son pacíficos, pero cuando el primer refugiado sirio, de esos a los que generosamente le dimos la ciudadanía, decida ocupar un cargo público, todos los musulmanes pacíficos le van a ir a votar, en especial si dice que impondrá la Sharía en la ciudad, que impondrá la dieta halal a toda la población o que hará que tu hermana, tu mujer, tu madre, y tu hija se tengan que poner un velo.