El secuestro

July 14, 2014

La noche del viernes 12 de junio sonó el teléfono en la línea de emergencia israelí. La voz era de un niño que reportó entre susurros que estaba siendo secuestrado. Eran las 10:25 PM.

Dado que el número de teléfono estaba bloqueado y por lo tanto el operador no pudo volver a ponerse en contactacto con él, se asumió que era simplemente la broma telefónica de un niño. El operador no revisó de dónde provenía la llamada ni quién era el dueño del teléfono.

Pero cuando la madre de Gilad Shaar contactó con la policía para denunciar que su hijo no había regresado a casa de la escuela esa noche, el asunto cobró importancia. La policía contactó al IDF y al Shin-Bet. A lo largo de la noche otras dos familias denunciaron que sus hijos también habían desaparecido. Los secuestrados eran tres.

La policía logró rastrear la última señal del móvil que fue emitida a las 11:30 de la noche. Provenía de la región de Sanjar en Hebrón. El 13 de junio a las 11 de la mañana se emitió una alerta de secuestro en Israel.

La policía palestina descubrió un coche Hyundai i35 de 5 asientos con matrículas israelíes que había sido quemado la noche del 12 de junio cerca de Hebrón. La policía israelí sospechó que el coche estaba conectado con el secuestro. Muchos especularon que los secuestradores utilizaron el coche para hacer creer a los niños que lo conducían israelíes.

Después de analizar la llamada telefónica se descubrió que habían quedado otros sonidos registrados en la cinta, no solamente la voz. De fondo se podía escuchar una voz diciendo “Bajad las cabezas!” seguido de la detonación de un arma automática, de una voz leve suspirando “Ay”, y de uno de los asesinos gritando “¡Tres!”. Acto seguido el otro asesino informó por teléfono a otra persona lo que había ocurrido, y ambos comenzaron a cantar.

A pesar de la evidencia de la llamada telefónica y de el hecho de que el coche que habían encontrado esa mañana tenía varias manchas de sangre, el gobierno israelí informó de un secuestro, y nunca dijo nada acerca de la posibilidad de que los hubiesen ejecutado.

El 14 de junio el IDF anunció la operación “Guardián de nuestro hermano” que pretendía encontrar a los tres adolescentes. La incursión en Hebrón contó con 2500 soldados, agentes de la policía, fuerzas especiales, y servicio de inteligencia. Encontraron poca resistencia en Hebrón y a lo largo del día detuvieron a 80 palestinos de Hamas y la Jihad Islámica acusados estar involucrados con el secuestro.

Gracias a lo que encontraron en esa primera incursión Netanyahu declaró que el secuestro había sido planificado y llevado a cabo por Hamas. La incursión se intensificó con el objetivo de presionar a Hamas para que devolviera a los tres adolescentes y debilitar su posición en Palestina. Era importante asegurarse de que Hamas no pudiera trasladar a los secuestrados hasta Jordania, Gaza, o el desierto del Sinaí, lugares en los que sería imposible encontrarlos.

A lo largo de las siguientes dos semanas, a medida que pasaba el tiempo y no encontraban a los tres niños, el gobierno israelí detuvo a la mayor parte del liderazgo de Hamas en Hebrón. Mientras tanto los soldados israelíes continuaban la búsqueda revisando los pozos, las zanjas, y las casas familiares. Aunque no encontraron a los tres secuestrados, sí encontraron una enorme cantidad de túneles secretos en las casas palestinas, debajo de las lavadoras, de las neveras, túneles en los que escondían armamento pesado de guerra como granadas y cohetes, explosivos, bombas, ametralladoras y morteros. El ejército israelí confiscó y destruyó las armas y los explosivos, pero ese trabajo hacía la búsqueda un proceso más largo y lento.

Desde enero de 2014 hasta el momento del secuestro más de 200 cohetes palestinos fueron disparados hacia Israel. Algunos fueron interceptados por el sistema de defensa Iron Dome y otros cayeron en suelo israelí. Más de 500 bombas caseras fueron lanzadas hacia Israel desde el mes de enero hasta el secuestro, un promedio de 3 bombas caseras por día. Los palestinos esconden los cohetes en sus casas, y prestan ayuda a los terroristas de Hamas para que las lancen desde los tejados.

A partir del secuestro Hamas redobló sus ataques con cohetes. En parte porque sabían que Israel destruiría el armamento, entonces era mejor usarlo todo de una vez y hacer el mayor daño posible. La mañana del día 14 de junio cayó el primer cohete desde el secuestro en la región de Sdot Negev. Tres cohetes más fueron lanzados una hora después. Dos de ellos cayeron en la ciudad de Ashkelón. No hubo heridos.

El día 15 de junio un coche palestino disparó ráfagas en un cruce de seguridad en la frontera. Dispararon una decena de cohetes hacia Israel dos de ellos interceptados por el Iron Dome. El 18 de junio dos cohetes destruyeron las casas de dos familias que gracias a la alarma pudieron refugiarse. No hubo heridos.

El 22 de junio terroristas sirios se unieron a los ataques. Lanzaron explosivos a un coche israelí en los Altos del Golán. Murió un judío y dos fueron heridos. Los ataques con cohetes, morteros, bombas caseras, disparos y piedras continuaron. Son tantos que sería demasiado largo narrarlos todos, pero no por esa razón son menos terribles. Todos los cohetes que se lanzan a Israel tienen la intención de causar daño y muertes. También tienen la posibilidad de ocasionarlo. El hecho de que no lo consigan porque Israel consigue parar algunos y proteger a su población no es un atenuante.

Mientras la población israelí rezaba por los 3 adolescentes secuestrados, la población palestina lo celebraba. Adoptaron el símbolo de los tres dedos como saludo que significa “tres Gilad Shalit por el precio de uno”. Gilad Shalit fue un soldado que estuvo secuestrado por terroristas palestinos durante 5 años y al final lo intercambiaron por la liberación de cientos de terroristas presos.

A lo largo de la operación de rescate la población palestina opuso resistencia. Desde la muchedumbre lanzaban granadas, molotovs, y otros explosivos caseros a los soldados del IDF que se defendieron abriendo fuego. Algunos palestinos murieron.

Al cabo de dos semanas el número de detenidos ascendía a 354. De los detenidos la gran mayoría eran miembros del liderazgo del Hamas. El resto de los detenidos eran miembros de la Jihad Islámica, o terroristas palestinos que habían matado a israelíes en el pasado y habían sido liberados un par de años antes como parte del acuerdo de intercambio en el secuestro de Gilad Shalit.

El 26 de junio, casi 15 días después del secuestro, la Agencia de Seguridad Israelí anunció la identidad de los dos responsables del secuestro. Ambos eran terroristas, habían sido capturados, cumplieron sentencias en Israel, y habían sido considerados sospechosos desde el primer día porque desaparecieron de sus casas la noche del secuestro y no se les volvió a ver.

El 30 de junio el ejército israelí encontró los cuerpos atados de los tres niños en un terreno al norte de Hebrón, propiedad de una familia palestina. La rapidez con la que el Shin-Bet actuó, que en un período de 24 horas identificó a los secuestradores, sumado a la presión militar en el territorio, evitó que los secuestradores ocultaran los cuerpos para negociar con Israel el intercambio de los cadáveres por la liberación de cientos de terroristas palestinos de las cárceles.

Cuando los agentes israelíes metieron los cuerpos de los niños en una ambulancia para l
levarlos a Israel y poder enterrarlos, los palestinos de los alrededores atacaron la ambulancia, lanzaron piedras contra las ventanas, botes de pintura al parabrisas para cegar al conductor. No lo consiguieron. El conductor logró llevar los cuerpos de los niños de vuelta a casa.

EL FUNERAL

El funeral de los tres se hizo en conjunto el 1 de Julio. Una multitud de casi un millón de personas fue a acompañar a las familias y por eso el funeral se retrasó varias horas.

Desde Gaza lanzaron 20 cohetes a Israel durante el funeral. Israel atacó con helicópteros en represalia.

 

EL LINCHAMIENTO

El 2 de julio después del entierro ocurrió otra llamada a la línea de emergencia israelí. Esta vez era una madre palestina. Su hijo, un joven árabe de nombre Mohammed Abu Khdeir había sido secuestrado en el este de Jerusalem. La policía israelí realizó una búsqueda intensiva. No lo encontraron con vida. En el bosque a las afueras de Jerusalem encontraron su cuerpo quemado. La autopsia reflejó que había sido golpeado y posteriormente fue quemado vivo.

La policía israelí realizó una investigación y concluyó que el motivo de los asesinos era conseguir una retribución por la muerte de los tres jóvenes israelíes. Detuvieron a varias personas para interrogarlas. De entre todos ellos 6 judíos sospechosos fueron detenidos por 8 días para interrogaciones más profundas. Uno de los detenidos confesó e incriminó a otros dos todos ellos menores de edad. Al final los tres confesaron y recrearon el crimen en el bosque de Jerusalem. Serán juzgados como adultos y condenados con todo el peso de la ley.

El día que los sospechosos fueron apresados la familia de Naftalí Frenkel y la de Mohammed Abu Khdeir hablaron por teléfono y se consolaron mutuamente. Los Frenkel dijeron que entendían la grave pérdida de los Khdeir y que se oponían a cualquier acción violenta de parte de judíos o de árabes. Las familias de Eyal Yeifrach y de Gilad Shaar también declararon su horror ante el linchamiento de Khdeir.

Netanyahu, el Primer Ministro israelí llamó por teléfono a la familia de Mohammad y ofreció sus condolencias. También condenó el brutal asesinato en público: “Este tipo de asesinatos no tienen cabida en nuestra sociedad”.

Mientras que la población palestina (sí, la población, no solamente los terroristas) celebraba el secuestro y la ejecución de tres niños judíos. Mientras que el gobierno de Palestina ignoraba el problema y su población saboteaba la búsqueda que inició la IDF; la población israelí, como la de cualquier país de occidente, lamentó la pérdida del jóven palestino. El gobierno israelí condenó el episodio, y la policía israelí inició una investigación hasta dar con los culpables del terrible acto. Mientras que la población palestina celebra la muerte, la población israelí celebra la vida.

LA REPRESALIA

El 7 de julio Hamas lanzó 80 cohetes a Israel en menos de 24 horas. Las Fuerzas de Defensa Israelíes declararon el inicio de la operación Margen Protector que tenía como objetivo identificar y atacar puntos estratégicos en Gaza desde los que Hamas lanzaba los cohetes a Israel. El 8 de julio Hamas lanzó 120 cohetes más. El día 9 en total Israel había recibido más de 360 cohetes en 72 horas.

Narrar los eventos del intercambio de violencia entre Israel y Hamas durante esta operación en Gaza es largo y pesado. Esas cosas podéis leerlas con una sencilla búsqueda de Google. Basta con decir que más de 800 cohetes han sido lanzados hacia Israel. No han habido muertos. Alrededor de 120 heridos. Los daños a infraestructura han sido más extensos. Mientras tanto en Gaza han habido 170 muertos, muchos de ellos civiles, 20 de ellos niños. Alrededor de 1300 heridos. Muchas casas destruidas.

La parte interesante es entender el por qué de la desproporción de pérdidas de un lado y del otro en el conflicto. Este es un argumento que se usa con frecuencia. Por qué Israel quiere defenderse de los ataques palestinos si no hay muertos. Por qué Israel usa una fuerza tan aplastante en Gaza. Mucha gente piensa que Israel tiene derecho a defenderse, pero que ha defenderse de manera proporcional.

En realidad, la diferencia en los resultados de un lado y del otro tiene una explicación pero pocos la comprenden. La diferencia está en la manera en la que ambas partes se defienden. Israel invierte miles de millones de dólares en desarrollar sistemas de defensa para proteger a su población civil. Sólo el Iron Dome costó miles de millones de dólares. En el sur de Israel en cada esquina hay un búnker público. En cada ciudad hay sirenas. Cada vez que suena una sirena los israelíes tienen 15 segundos para dejar todo lo que están haciendo, coger a sus hijos, y correr a un refugio. Si no hay muertos en Israel con 800 cohetes en una semana, no es por suerte. Es por disciplina, por valorar la vida por encima de todo lo demás, porque en definitiva para el gobierno de Israel la vida de un israelí es lo más valioso que hay.

Por su parte en Palestina la población ha votado y han elegido a Hamas como gobierno. Por lo tanto los civiles son tan responsables de los ataques y de sus consecuencias como los terroristas. Los palestinos han elegido a un gobierno terrorista que entrena a sus hijos como escudos humanos. Hamas utiliza a la población palestina como escudo para defender no sólo a los terroristas, sino a sus armas. Esconden las armas en las casas de los civiles palestinos y después les enseñan a subirse sobre los tejados de sus casas cuando saben que Israel va a atacar la zona para proteger las armas que esconden dentro. Para el gobierno de palestina la vida de un palestino vale menos que una granada.

Los palestinos saben que para el ejército israelí la muerte de un niño palestino es una tragedia que hace un daño incalculable a la imagen de Israel en el mundo. Saben que el IDF hará casi cualquier cosa por evitar esa foto, la foto de un niño palestino herido o muerto. Por eso se esconden detrás de los niños. Los ponen en los tejados. Los ponen frente a los tanques. Y cuando ocurre una desgracia en lugar de llevarlos a un hospital, sacan sus cámaras y hacen fotos.

Aquí podéis ver un vídeo de la televisión palestina en la que un portavoz de Hamas explica a los palestinos cómo y por qué han de colocarse en el techo de sus casas cuando hay un ataque aéreo para proteger las armas que están dentro

De la misma manera, la mayor parte de la ayuda financiera que Palestina recibe de Europa, US, Canadá, y otros países occidentales, ayuda que suma alrededor de 15 mil millones de dólares anuales y que en teoría ha de destinarse a ayuda humanitaria, no es destinada a crear hospitales, escuelas, a comprar comida, o a desarrollar sistemas de defensa. Ese dinero es utilizado para comprar armamento, cohetes, morteros, granadas, ametralladoras, y explosivos con los que atacar Israel.

El problema del Medio Oriente no es difícil. Es más bien fácil. Quizás es difícil de resolver, pero es fácil de entender. Se resume en una simple ecuación: Israel desea convivir en paz con los palestinos y reconoce su derecho a tener un Estado. Pero los palestinos, y en realidad todo el mundo musulmán, desea destruir a los judíos y en consecuencia al Estado de Israel. Esto no es nuevo, ha sido así siempre.

El Estado de Israel tiene que existir. Los judíos tenemos la obligación con nuestros hijos y con nuestros nietos de defender su existencia. Porque sólo existe un país judío en todo el mundo, y es el refugio de millones de personas que durante toda la historia de la humanidad han sido perseguidas, expulsadas, y asesinadas por el simple hecho de ser judíos. La única diferencia entre hoy en día y el pasado es que ahora tenemos un país al que correr a refugiarnos y un ejército que nos defiende y antes no. El programa de Hamas, que es el gobierno elegido por los palestinos, propone desde el primer día que su objetivo es matar a todos los judíos y eliminar el Estado de Israel. Por esa razón los palestinos votaron a Hamás y Hamás ganó las elecciones. Si Hamas, el gobierno elegido por los palestinos, pudieran matar a todos los judíos, no sólo a los de Israel sino a todos los que existen, lo harían hoy mismo, no esperarían a mañana. En este sentido la agenda de Hamas y del resto del mundo musulmán no dista mucho de la agenda nazi. Si no lo consiguen es precisamente porque Israel existe y porque Israel es fuerte. Es el único lugar al que un judío puede correr.