El mito del champú

January 11, 2012

El pelo no es una sartén. No es necesario desengrasarlo con detergentes industriales cada día. Y sin embargo, todos creemos que sí.

El camarero me entrega una servilleta. La abro y tiene un número de teléfono escrito dentro. Juro que no estoy contando una película, me pasó de verdad. El detalle es que el nombre que acompaña al número de teléfono es “Gaby” y está escrito en rotulador rosa. Esto pasó a finales de 2007 y fue cuando me planteé que quizás el pelo corto ya no era para mí. Gaby resultó estar sentada del otro lado del restaurante, así que cuando me levanté de la mesa comenzó a hacerme señas sin saber que mi objetivo no era su mesa sino la salida de emergencia. No me malinterpretéis a mí encanta que me insinúen que parezco una persona interesante, venga de quien venga, pero a veces ese tipo de cosas son un wake up call.

LA AVENTURA DEL PELO LARGO
Todo el mundo tiene consejos para ti cuando comentas que te vas a cortar el pelo. Todas las personas que conoces tienen una opinión, sus madres también. No te dejan en paz. Pero si dices que te vas a dejar el pelo crecer nadie dice nada. Lo interesante es que es justo en ese momento cuando más necesitas los consejos, porque el pelo corto es SUPER FÁCIL de cuidar, pero el pelo largo, ay amiga mía.

Sin una guía y con la candidez que acompaña a cualquier principiante, yo pretendí seguir con mi rutina de siempre: Pantene Clásico champú y acondicionador, y en seis meses mi pelo parecía un estropajo. Las raíces estaban bien, pero las puntas estaban totalmente opacas. Decidí que mi relación con Pantene había llegado a su fin. Dediqué bastante energía a encontrar el producto ideal que solucionara mi problema. Me paseé por todas las tiendas de cosméticos, probé recetas de mascarillas caseras, baños de crema, tratamientos hidratantes, todo lo que había en el mercado. Cuando eso no funcionó, le pedí consejos a mis amigas. Los peluqueros se aprovechaban de mí y salía de la peluquería con dos o tres productos que no servían mucho. En fin, fue un camino lleno de obstáculos.

EL MEJOR PRODUCTO ES NINGÚN PRODUCTO

Cuando estaba escribiendo el artículo sobre la fé me pregunté si no estaba yo cometiendo un error de axioma con lo del pelo. ¿Por qué asumo que para resolver el problema de mi pelo necesito MÁS productos? ¿Es posible que no necesite agregar nada?, ¿que más bien necesite eliminar productos de mi rutina? Como siempre yo consulté con un especialista (Google).

El pelo no es una sartén. El cuero cabelludo no es el motor de un coche. No es necesario desengrasarlo con detergentes industriales cada día. Y sin embargo, todos creemos que sí. Las ideas que rodean al champú y al pelo parecen sacadas de alguna mitología extraña. Nada tiene sentido, pero la industria farmaceutica nos vende el mito muy bien. Tan bien, de hecho, que en el siglo XXI comentar que estás pensando en dejar el champú es un sacrilegio. Quienes creen que ya nada es tabú en nuestra sociedad, jamás han contemplado dejar el champú.

EL CHAMPÚ COMO MITO

Nadie tiene muy claro cómo funciona el champú. Estamos convencidos de que funciona porque vemos la lista de ingredientes en la parte de atrás de la botella y pensamos que si los obligan a poner los ingredientes alguien debe estar vigilando que funcionen. Claro que yo, por ejemplo, no estudié química y las listas igual podrían estar escritas en sueco y me iban a servir de lo mismo. En realidad uno escoge el champú con una mezcla de fé e intuición. Compramos una marca porque nos gusta el olor, o porque nos la recomendó alguien, pero no tenemos ni idea de cómo funciona la cosa. Así que cuando usamos un champú por primera vez y hace mucha espuma pensamos “¡Está funcionando!”

Uno de los grandes avances del cerebro humano fue comprender la causa y el efecto de las cosas. Somos tan buenos en eso que somos capaces de ver un efecto y entonces inferir su causa. Por ejemplo, cuando el hombre primitivo veía humo, sabía que había fuego y corría en la dirección opuesta. De la misma manera, si veía huellas en el suelo sabía que algún animal había pasado por allí y era capaz de cazarlo. Este tipo de signo se llama índice y la supervivencia de la humanidad dependió tanto de saber interpretarlos que una gran parte de nuestro cerebro se dedica a resolver este tipo de problemas. Sin embargo esa operación es poco precisa. Si un hombre cae en una piscina podemos inferir que saldrá empapado. Pero la operación opuesta es poco confiable. Si nos encontramos a un hombre empapado en medio de la calle, ¿podemos asumir que la razón es que se cayó a una piscina? No necesariamente. Se me ocurren al menos otras 3 posibilidades igual de factibles. La espuma es un índice del jabón, de la limpieza, nosotros lo aceptamos como una muestra ineludible de que el champú “está funcionando” cuando en realidad tiene poco que ver una cosa con la otra.

LA CIENCIA DEL CHAMPÚ

El objetivo de lavarse el pelo es eliminar la grasa. El problema es que la grasa no es soluble en agua. Por eso necesitamos usar un champú: para disolverla. Hay muchos químicos que sirven para eso, el zumo de limón es uno de ellos, el vinagre otro, el detergente otro más. El nombre científico de este tipo de compuestos es “tensioactivos” porque funcionan alterando la superficie de los líquidos. Hay muchas clases de tensioactivo y cada uno puede tener varias propiedades. El tensioactivo más común que usan en el champú se llama Lauril Sulfato de Sodio que es muy barato y una de sus características es que produce mucha espuma. El problema es que el lauril sulfato de sodio es un irritante. Es tan irritante, de hecho, que está clasificado como un corrosivo. Si te cae un poco en los ojos y no te los lavas al momento puedes sufrir daños serios. Imagina lo que le hace a tu cuero cabelludo y a tu pelo.

Pero las cosméticas son listas. No quieren cambiar de tensioactivo porque el lauril sulfato de sodio produce más espuma que cualquier otro, así que deciden mezclarlo con un segundo tensioactivo (generalmente usan cocamidopropil betaína) que tiene como propiedad dormir los ojos y la piel. Así cuando te cae champú en los ojos te duele, pero mucho menos de lo que te dolería si el lauril sulfato de sodio estuviese actuando por sí solo. Entiéndeme, te está irritando igual que antes, pero no te das cuenta. Como no era suficiente con dos, ellos agregan varios tensioactivos más, algunos para espesar la mezcla, otros para darle mejor consistencia, y todos y cada uno de ellos son al mismo tiempo detergentes que le restan humedad y lubricación a tu pelo.

Otros dos problemas del champú son las sales y los alcoholes. Las sales se las agregan porque sin ellas el PH de los tensioactivos es inestable. Para preservarlo todo y darle larga vida en las estanterías del supermercado le agregan alcoholes. Y si no lo has adivinado aún, las sales y los alcoholes contribuyen a destruir tu pelo.

Aquí hice fotos de las marcas de champú más populares y sus ingredientes. Están en inglés porque estoy en Estados Unidos, y para que veáis que no miento cuando digo que la actitud de la gente aquí es distinta, fijáos que las fotos las hice en Publix, el supermercado más grande de aquí, y nadie se acercó para gritarme ni para pedirme que guardara la cámara.

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Garnier Fructis es el champú que parece tener menos químicos dañinos para tu pelo, y es el que escogí poner en grande. En la galería hay fotos de Dove hidratante, L’Oreal Everpure, Herbal Essences para cabello maltratado, Tressemé y Pantene ProV cuidado clásico. Si el champú que tú usas no está entre estos pero lo tienes a mano, puedes traerlo y comparar. Te voy a explicar qué partes de la fórmula podrían estar dañando tu pelo. En la galería de arriba marqué en rojo los componentes de las fórmulas que son dañinos y aquí abajo te dejo una tabla con los tensioactivos, sales y alcoholes más comunes.

La lista de tensioactivos es larga. Los tres de arriba son los más comunes, pero hay muchos más. Hay champús que ponen que no tienen sulfatos, como Everpure de L’Oreal y es cierto, pero aunque no tienen sulfatos sí que tienen otros tensiactivos igual de problemáticos como Sodium Lauriol Sarcocinate. Lamento no tener todos los nombres de los químicos en español, pero de verdad hay poca información en español en internet. Si queréis ver una lista de todos los tensioactivos, podéis revisar esta en la wiki.

En resumen: cuando usas champú te estás poniendo detergentes, sales y alcoholes en la cabeza. No se te ocurriría lavar un jersey de cachemire con detergente en la lavadora, no lo remojarías en un cubo con acetona, ni lo frotarías con sal. Sin embargo eso es justamente lo que le estás haciendo a tu pelo.

PEOR ES EL REMEDIO QUE LA ENFERMEDAD

El segundo mito que usan las farmacéuticas para vendernos sus productos (después de la espuma) es el del frizz. Cuando ponen a una mujer con el pelo dañado en el anuncio de un acondicionador, su pelo tiene frizz. Es cierto que el pelo seco suele tenerlo, pero también es cierto que el pelo seco no es su única causa.

– Frizz por humedad: el pelo funciona como una esponja. Cuando el pelo está seco pero el aire que lo rodea está húmedo, se hincha al absorber el agua del ambiente. En cambio, cuando el pelo está hidratado y sano es como tener una esponja húmeda: si la sumerges en agua no se hincha porque ya estaba mojada desde antes.

– Frizz por estática: esto le puede ocurrir a cualquiera. El pelo, como todo, tiene una carga eléctrica. Lo óptimo es que la carga sea neutra, porque si todos los pelos tienen carga negativa o una positiva se repelen los unos a otros, igual que ocurre con los imanes, y producen frizz. Los tensioactivos del champú suelen tener una carga negativa y por lo tanto le ceden electrones al pelo que termina cargándose de la misma forma.

Cuando sales de la ducha después de lavarte el pelo con champú, tu pelo no solamente está seco y dañado, sino que además tiene frizz por electricidad estática.

El gran gol de la cosmética fue hacer calar la idea del champú tan hondo que cuando tu pelo esta estropeado no te planteas culpar al champú, puede que culpes a una marca de champú en particular, pero no se te pasa por la cabeza que quizás el problema es el champú COMO CONCEPTO. Es más fácil asumir que el problema es tu pelo. Las cosméticas entonces pueden pasar directamente a venderte la solución para el problema que ellos mismos te han creado. La solución es el acondicionador.

LA VERDAD ACERCA DE LAS SILICONAS

Mi prima, que me lleva 10 años y siempre está al tanto de todo, fue de las primeras en comprarse una plancha para el pelo cuando salieron durante los 90. Pero además fue muy lista, porque se trajo de Miami algo que no existía en Venezuela para el momento, y que nadie sabía lo que era: Frizz Ease. John Frieda sacó la silicona para el pelo como un protector para el calor de las planchas. En esa época la botellita era diferente, era de cristal color marrón y parecía como un remedio para la tos infantil porque se aplicaba con gotero. Cuando me lo enseñó fue toda una revelación, nunca antes había visto algo como eso. Claro que no pasó mucho tiempo antes de que todas las marcas sacaran su propia versión, hasta las más cutres, y de que la plancha se convirtiera en una pesadilla. El look silicona se agotó muy rápido, pero ese avance le descubrió a las cosméticas un mundo nuevo al mezclarlas en el acondicionador.

Las siliconas no son del todo malas. La superficie del pelo no es lisa, visto con microscopio el pelo parece estar hecho de tejas, como si fuera el tejado de una casa. Esas tejas se llaman cutículas. Las siliconas crean una película de plástico alrededor de cada hebra de tu pelo que sella las cutículas y las protege del calor. Cuando tu pelo tiene silicona la humedad que está adentro no puede escapar, ni siquiera con el calor de la plancha, pero eso también significa que la humedad que está afuera no puede entrar. Es una barrera que interrumpe el intercambio del pelo con el aire.

Casi todos los acondicionadores traen siliconas. Aquí están las fotos de las mismas marcas que coloqué arriba con las siliconas y otros químicos dañinos resaltados en rojo:

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El problema principal de las siliconas es que la mayoría no son solubles en agua. Ninguna lo es en realidad, pero algunas son tan pesadas que ni siquiera son capaces de suspenderse en ella. Lo que quiere decir que es imposible quitarte la silicona del pelo a menos de que uses un detergente fuerte. Un detergente como el lauril sulfato de sodio. La silicona que está en tu pelo permanecerá en tu pelo a menos de que uses el champú. Y voy a ir aún más lejos: hay detergentes que no son compatibles con ciertas siliconas, por eso cuando la empresa cosmética te dice que Pantene ProV funciona mejor con el acondicionador de la misma marca, lo dice en serio.

¿Qué significa todo esto? Significa que el ciclo es redondo. El champú te daña el pelo, y sólo puedes arreglarlo con el acondicionador, pero el acondicionador a su vez deposita cosas sobre tu pelo que sólo puedes quitar con el champú. Estás atrapado en un ciclo vicioso en el que tu pelo sólo puede ir a peor.

Aquí te pongo una tabla con las siliconas que son insolubles y las que sí son solubles en agua:

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Básicamente, es imposible renunciar al champú sin renunciar al acondicionador, a menos de que las siliconas en el acondicionador sean solubles en agua. De serlo, bastaría con enjuagártelo muy bien bajo la ducha para eliminarlas. De otra forma tu pelo se llenará de “residuos” que no es otra cosa que una gran capa de plástico.

LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA

Hace un poco más de un mes que dejé de usar champú. De verdad. No os lo había comentado antes porque pensé que sería un suicidio social, y probablemente lo es, pero como este año he decidido ser honesta, entonces lo comparto con vosotros y me hago responsable del posible ostracismo. La foto de abajo es una foto de mi pelo. Nunca lo había tenido así de sano.

No soy una persona que se preocupa demasiado por las cosas naturales. No es mi estilo. Hago yoga, pero me siento muy estúpida cantando los mantras. Me gusta comer natural pero no por un tema moral, sino porque de lo contrario me siento pesada. No soy de los que renuncian a tomar pastillas (la vida antes que el Espidifen) ni de los que beben cinco tazas de té verde. El metabolismo me tiene sin cuidado. Así que cuando me planteé abandonar el champú sentí una especie de vergüenza interna, como si estuviera entregándome de brazos abiertos a las rastas y Manu Chao. Porque ni siquiera después de saber todo lo que he explicado en este post podía sacudirme el mito del champú. La única forma en la que pude convencerme para comenzar a hacer lo que creía que era lo correcto fue pensar que si en algún momento me sentía incómoda SIEMPRE PODÍA VOLVER AL CHAMPÚ.

Si estás contenta con tu pelo, si tu pelo es brillante y suave, por dios santo, no cambies tu rutina. Pero si no estás contenta con tu pelo toma cartas en el asunto. Si vas a seguir mis consejos simplemente recuerda que no es un compromiso de por vida, si en cualquier momento te arrepientes, arreglar la situación te tomará 20 minutos, una ducha caliente y un poco de tu champú favorito.

EL CUERO CABELLUDO Y EL PELO SON DOS COSAS DISTINTAS

Esto es una idea tan simple que nadie se la plantea. El cuero cabelludo es piel, tiene poros y grasas. El pelo no. El pelo es tejido muerto. ¿Entonces por qué los tratamos como si fueran la misma cosa? Tienen necesidades diferentes y reaccionan distinto ante los mismos químicos. Es más, es posible tener un cuero cabelludo graso y pelo seco.

Una cosa que puedes hacer si no quieres dejar el champú pero te gustaría tener el pelo más sano es invertir el orden en el que te lavas el pelo. Te pones PRIMERO el acondicionador en todo el pelo, satúralo si puedes, y sólo entonces te echas unas gotas de champú en el cuero cabelludo y le das un buen masaje. Usa poco champú, lo estrictamente necesario y ve aplicándolo por zonas. Así el acondicionador protege tu pelo y evita el contacto con los sulfatos.

Pero si quieres probar algo drástico, aunque sea por tener una anécdota que contar, prueba lavarte el pelo CON EL ACONDICIONADOR. Sí, así como lo oyes, usa el acondicionador como si fuera el champú: aplícalo en todo el pelo y la cabeza y date un buen masaje. Si quieres hacerlo bien coge una pequeña cantidad, no más grande que una moneda de 20 céntimos y aplícalo en una zona reducida del cuero cabelludo con masajes circulares, repite el procedimiento hasta hacerlo en toda la cabeza. El acondicionador no se esparce igual de fácil que el champú, así que te tomará varios minutos más de lo que normalmente te toma lavarte el pelo.

CUANDO SALGAS DE LA DUCHA NO VAS A CREER LO LIMPIO QUE ESTÁ TU PELO.

La única forma de librarse del mito del champú es probando lavarse el pelo con acondicionador aunque sea una sola vez. La experiencia te transforma. La razón por la que funciona es que al acondicionador también le echan tensioactivos. Son tensioactivos más suaves y no corrosivos. Se lo echan para espesar la mezcla, pero en una cantidad más que suficiente para que arrastre las grasas y la suciedad de tu pelo. Lo importante es encontrar un acondicionador que no tenga siliconas, o de tenerlas que sea alguna de los dos tipos de silicona solubles en agua.

Yo soy de las que tienen un cuero cabelludo graso y el pelo seco, así que uso dos acondicionadores diferentes. Para el pelo uso Suave Naturals con olor a coco porque me gusta oler a playa. VALE 1 DÓLAR LA BOTELLA FAMILIAR. Te está hablando una persona insufriblemente snob con los cosméticos, la misma persona que hace menos de 3 meses se gastaba 30 euros cada dos semanas en American Cream de LUSH. No hace falta. LUSH es una estafa.

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En el cuero cabelludo uso un acondicionador especial para pelo graso totalmente natural y vegano de la marca Avalon Organics cuyo principal tensioactivo es extracto de árbol de té que se parece mucho al zumo de limón. Funciona como un sortilegio. El acondicionador es super espeso así que lo puse en un frasco para aplicar tintes, de esos que tienen una boquilla alargada y nunca he estado más satisfecha.

Sé que la rebeldía en contra del champú parece algo sacado de El club de la lucha. Pero creo que hay algo de válido en la idea de tomar responsabilidad por tus cosas. Así tengas que leerte la mitad de la wikipedia para entender cómo funcionan. Yo no me arrepiento de dejar el champú, mi pelo está mucho mejor y yo he dejado de echarle la culpa a la genética. No, mi pelo no está mal “de fábrica” lo que está mal es lo que le estaba haciendo yo voluntariamente.

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Para escribir este post conté con la ayuda de Rosa @landsvale que respondió muchas de mis dudas. Ella estudia química. Si tienes alguna duda sobre los compuestos químicos de tu champú puedes preguntarle a ella. Si tienes alguna duda sobre lo que puse aquí o si quieres saludarme, puedes seguirme en twitter @acapulco70. Soy amigable.