La carrera de la novedad

April 24, 2012

Es fácil dejarse llevar.

Aparecen cosas nuevas cada día. Todo se está peleando por tu atención. Hay nuevos sabores de patatas fritas, nuevas canciones, nuevos zapatos, nuevas celebridades, nuevos vídeos en youtube, hay nuevos links, nuevas teorías, nuevos programas en la televisión. Está también el blog del día, la noticia del mes, el tema del que todos hablan hoy. Hoy y no mañana, porque el tema de la conversación cambia, pero la carrera se mantiene igual. ¿Leíste lo de Cambodia? ¿Sí?, ¿no? Da igual, mañana nadie lo recordará.

En la carrera de la novedad todos participamos. Algunos corren, otros ven. Para ganar el único requisito es ser el primero. Si lo consigues te llevas el premio. En un mundo de coolhunters y tastemakers, de followers, likes, y retweets, internet premia el impulso con popularidad.

Pensar requiere de una sola condición: detenerse. Hay millones de razones para permanecer en la carrera y muy pocas para renunciar. Es difícil detenerse en un mundo que premia al impulso. Mientras tú te lo piensas, otro lo compartió en Facebook y se llevó tus likes.

En el año de 1605 para publicar un libro necesitabas de una licencia real. Felipe El Piadoso otorgó 6 licencias reales ese año para publicar 6 libros en total, el Quijote fue uno de ellos. Es natural que todo el mundo lo conociera. Para estar “en todo” en 1605 sólo tenías que leer 6 libros. La oferta se amplió con el tiempo hasta que llegó internet. Pasamos de buscar información en bibliotecas, a tenerlo todo a mano. Gracias al buscador ya no necesitas ni leer.

Ante internet reaccionamos como si viniésemos del desierto, de una sequía prolongada, y en cierta forma es así. Lo queremos todo, lo queremos ahora, somos insaciables. Queremos lo que nunca hemos visto, lo que ha estado prohibido, lo que no tiene el vecino. Queremos ver a rusos lanzarse de edificios y la pasarela de un diseñador cuyas prendas jamás veremos en la vida real.

En la era de internet el valor de lo que nos gusta no reside en el objeto, sino en su novedad. Es como con las matemáticas, un 4 es un 4, da igual si son manzanas, burros, o dentistas. La novedad de los objetos te transforma. Es mágica, conocerla antes que nadie hace de ti un intelectual. Gracias a la novedad, quienes observan la carrera te dan una ovación. La novedad desplaza el valor de un objeto de su esencia a su entorno.

Un ejemplo que se me ocurre del baño dorado de la novedad es el de los blogs de coolhunting. Son expertos detectores de la paja entre la paja, del tema nuevo de hoy por la mañana que no llegará tibio a la cena. Es difícil diferenciar a un blog de estos de otro, puedes intercambiarles el nombre y el contenido se mantiene igual. Los que escriben en estas webs se pelean por ser el primero en colgar la noticia, es lo único que garantiza los likes.

Pero ten cuidado en esta carrera. Hay quienes dedican su vida a la novedad. No seas tú uno de ellos. Si tu valor reside en que eres lo más nuevo, siempre vendrá uno más nuevo que tú y te desplazará. Es cuestión de tiempo, y en internet no hay pausa. Ser el mejor tampoco es una opción sensata. Antes de internet ser el mejor era vencer al de al lado, ofrecer un mejor precio, o una mejor calidad, o un mejor producto que el de en frente. Pero en internet no compites contra tu vecino, compites contra todo el planeta.

La única forma de ganar la carrera de la novedad es renunciando a ella. Es dejar de buscar el valor de las cosas en su entorno. Da igual cuántas personas han leído un libro, y también da igual quiénes son. Si el libro es bueno lo será siempre, independientemente de que sea nuevo o viejo, de que lo lea la gente correcta, o una amiga de tu madre.

La única forma de ganar esta carrera es siendo fiel a ti mismo, tu valor es tu voz. En internet no hacen falta más cosas nuevas, hacen falta voces. Un buen blog no trata acerca de la novedad, tiene una persona detrás que habla y que piensa, y que sabe detenerse. No tengas miedo de tocar temas antiguos, de hablar de cosas que no están de moda, de pasar del tema de hoy. Habla de lo que te gusta, y de por qué te gusta, la gente no reconocerá en ti la novedad, pero verán tu valor. Otros serán los primeros, pero a ti te recordarán.

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