La curiosidad mató ¿a quién?

January 22, 2024

Dicen que “la curiosidad mató al gato” y esa frase la utilizan para describir situaciones en las que por meterte donde no te llaman te cae el proverbial piano en la cabeza desde el cuarto.

Pero esa frase significa otra cosa más profunda y es que Conocer es Morir. Para explicarlo necesito dar un rodeo, pero tenme paciencia que este es un post corto pero para toda la vida.

El interior es el exterior. La separación entre ambos es tenue y sobre todo es reflexiva. Así que aquello que se le atribuye a la Divinidad también se le atribuye al espacio que nos habita. De la Divinidad se dice que es trinitaria, que tiene tres partes. Los cristianos lo reconocen en la Santísima Trinidad. Los judíos en el Ein, Ein Sof y Ein Sof Aur de la Cábala. Los hindúes en el Trimurti. Freud decía que era el Superyo, el Yo y el Ello, no lo decía de la Divinidad, sino de la psique, pero es lo mismo.

Tanto la Divinidad como la Psique humana se dividen en partes y podríamos hablar de tres o de muchas más, ya depende del enfoque. En la que quiero señalar son tres o cuatro partes. Está el Jugador, la Pelota, y el que Observa o sea, tres partes, aunque si tomamos en cuenta el juego en su conjunto podríamos hablar de cuatro, pero da igual eso. El Jugador es quien creemos que somos la mayor parte del tiempo, es el agente, el que mueve. La persona que tiene una vida cotidiana con unos parámetros determinados en el que se desenvuelve con el papel que cree que tiene que representar. La Pelota es quien recibe, es el objeto de las acciones. El que Observa no es ni el agente ni el que recibe, sino el que reside en la distancia, el que ve.

Imagina que eres una persona con tendencias masoquistas, disfrutas de que te inflijan dolor. No puedes entender la postura contraria, la del sádico que lo administra a otros. Posiblemente consideres que para ser un sádico hay que ser en cierta medida un psicópata. Puede ser. Ahora observa lo siguiente… cuando sientes el dolor lo haces desde la posición de la Pelota, del Objeto con el que otro juega. Normalmente es muy difícil hacer el ejercicio de trasladarse de una Persona a la otra de esta Trinidad, sobre todo en medio de una transacción como esta. Pero vamos a intentarlo en este ejercicio mental. Si durante el efecto del dolor pudieras pasar de habitar la Pelota, el Objeto de juego, a habitar tu parte activa, a ser el Jugador, entonces verías que eres tú mismo quien te pone en situaciones masoquistas, eres quien inflige el dolor a otra parte de ti mismo, y eso lo encuentras placentero. Desde la posición del Jugador verte a ti mismo como Objeto que sufre el dolor es placentero porque es una postura sádica. En todo masoquista vive inscrito un sádico y viceversa. Son un solo Eje, y eso resuelve la tensión que existe entre ambos, elimina la polaridad. Al concluir este ejercicio ganas la perspectiva del que Observa, porque has Trascendido el problema del dolor. Como resultado entenderás al sádico, porque lo verás dentro de ti, aceptarás también esa parte tuya que vive entre sombras y podrás amarlos: a ti mismo y al sádico con sus peores defectos. Aclaro que no significa que se justifique el sadismo en ninguna de sus formas, simplemente que se ha ganado una perspectiva desde la cual se comprende a la persona que hay detrás del sádico porque se conoce el origen del impulso. Tu relación con el placer y con el dolor tampoco saldrá ilesa, posiblemente sea más difícil para ti diferenciar el placer del dolor, dónde se encuentra la frontera ya que la frontera entre tú como Objeto y tú como Jugador en ese parámetro ya no estará tan clara. No te hará falta repetir más esa experiencia, te habrás salido del bucle porque la parte de ti que disfrutaba del masoquismo se ha desdibujado y se ha ganado una nueva perspectiva.

Como ves, es una línea muy fina la que une el Conocer con el Observar y el Observar con el Amar. A lo que voy es que amar realmente no es otra cosa más que conocer, pero conocer es necesariamente observar. Así que al final lo que se Conoce es aquello a lo que se Observa, y en el acto de esa observación se termina amando incluso a aquello que creemos denostar. Aquí viene la parte más difícil y a lo que iba: la Observación real, como la que expliqué arriba es la única forma de conocer y de llegar a las verdades últimas pero requiere de un gran compromiso, hay que moverse de la posición de Jugador o de Pelota a la posición de Observador del Juego. Cuanto más tiempo pasas como Observador menos tiempo pasas jugando, o como pelota. La mente es una criatura de repetición, aquello que repetimos es lo que somos, así que cuanto más Observas más te desdibujas de tu Yo, de tu realidad individual. Si se quiere conocer algo hay que ceder una parte del Yo en ese proceso, pero si se quiere conocer Todo, hay que cederlo por completo. Para poder llegar a conocerlo todo hay que desdibujarse, borrarse, y eso solo es posible en la muerte.

Así que la Verdad en el Absoluto es incompatible con la Vida. Solo se puede vivir aceptando algún velo, aceptando el Misterio, o morir arrancándolos. Vivir en el umbral entre ambas intenciones es lo pernicioso, es lo que produce el dolor porque sientes un apego insaciable hacia la Verdad, hacia la posición del Observador y otro hacia tu rol de Jugador. No puedes vivir como Observador ni observar como Jugador de ahí viene el dolor. El que supo llegar a este abismo tiene dos opciones: o se cruza el umbral, o se regresa sobre los pasos y se reintegra a la Vida con todas sus consecuencias. Si no se hace ninguna de las dos cosas se queda uno atascado en el Purgatorio que es un sitio real que existe en algún punto indeterminado entre el dolor y la parálisis.

Así que sí, la curiosidad mató al gato, no solo con el piano desde el cuarto.