Politica 101

August 16, 2013

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Históricamente, la forma más efectiva de convertir a un socialista es echarlo de casa de sus padres, conseguirle un empleo, y hacerle pagar impuestos. Por eso los que llegan a la edad adulta siendo socialistas suelen ser en su mayoría vagabundos, desempleados, y profesores universitarios de artes liberales.

Si alguna vez caíste en alguna de sus clases o estudias una carrera como filosofía, sociología, o arte, te habrás dado cuenta de que todos tus profesores opinan lo mismo sobre los mismos temas y que la manera de aprobar las asignaturas es pensar como ellos. Si disientes y lo dices abiertamente no sólo suspenderás el curso, sino que probablemente serás objeto de burla del profesor.

En la universidad yo no tenía una postura definida con respecto a la política y todo me parecía interesante así que no tuve problemas. Pero recuerdo una clase en la que un estudiante levantó la mano para explicar por qué le parecía que la acción afirmativa era un tipo de discriminación. La profesora no respondió a sus argumentos, en lugar de hacerlo lo acusó de ser un admirador de Ayn Rand y se rió de él. Todos en la clase se rieron con ella. Se acabó la discusión.

Ayn Rand es El Coco de la izquierda académica. La izquierda normal, la de a pie, es menos rebuscada, si dices algo con lo que no están de acuerdo te tildan de “racista” o de “fascista” y siguiente. Pero si además de ser de izquierda se es intelectual, no es suficiente con insultar a otro llamándolo racista, al insulto hay que añadirle algo más. Comparar a alguien con Ayn Rand es al mismo tiempo un insulto al otro, y una declaración de superioridad intelectual “yo que he leído”. Como supondrás en este punto, para soltar su nombre no es necesario haber leído nada la mayoría de quienes usan su nombre para insultar a los demás no sabe ni de qué van sus ideas.

En cualquier discusión con un socialista experimentado notarás que pase lo que pase no responderá a tus argumentos a menos de que estés hablando sobre tu aspecto físico, tu pasado, tu peso, o tus gustos literarios. Si de alguna manera logras hacer que se centre en el tema que estáis tratando notarás que el socialista saltará de un tema a otro múltiples veces hasta que te cansas de discutir y jamás lograste que discutiera el asunto. Da igual de lo que estés hablando. Puede que creas que estás discutiendo la Guerra de Irak, pero el socialista considera que es imposible hablar de eso sin tocar primero el precio del petróleo, el espionaje de la NSA, Wikileaks y toda una serie de detalles históricos sobre guerras del pasado entre Europa y las colonias africanas. La razón no es que tenga déficit de atención, es que el socialista sólo se aprende de memoria tres argumentos y pretende explicar con ellos toda la realidad. ¡BUSH MINTIÓ! ¡HAN MUERTO NIÑOS! ¡MONSANTO!

Estas técnicas son efectivas. En un espacio como la universidad que se basa en el intercambio social, la presión de este tipo es mucho más efectiva que cualquier libro o cualquier examen. La mayoría de la gente que conozco heredó sus posturas políticas de profesores o de sus compañeros después de ser sometidos a este tipo de amedrentamiento. Digo posturas y no ideas porque no son realmente ideas, no surgieron de ellos, no hay fondo detrás. En la universidad tuve una asignatura llamada “Introducción a la Política” donde lo único que me explicaron eran las diferencias entre una monarquía y una monarquía parlamentaria, lo que es un protectorado, o qué diferencia a una república de una democracia. En cuanto a la ideología se asumía de antemano que lo apropiado era ser de izquierda, pero nadie te explicaba por qué, es como si hubieses llegado tarde y te perdiste la introducción.

Por eso en la universidad pasaban toda clase de cosas curiosas. Tenía compañeros que entendían poco de política, pero eso no les impedía salir a manifestarse a las calles. Tenían pancartas que exigían cosas como “igualdad”, o “libertad” y cuando les preguntabas a qué se referían con “libertad” no sabían ni por dónde empezar a responder. Concluí que la motivación no era racional, sino que era una especie de éxtasis social, una reacción tribal de pertenencia y rechazo al “otro”.

Esa es una de las razones por las que durante la mayor parte de mi vida no me interesó la política: tenía poca paciencia para el tema social. Me da pereza lidiar con actitudes tribales, y tengo una opinión bastante baja de la gente que se adhiere a un ideal sin comprenderlo así que me era imposible participar en manifestaciones políticas sin cinismo. Tampoco me molesté en estudiar el tema en profundidad, para mí era suficiente con mantenerme al margen y por eso durante mucho tiempo la política fue para mí algo ajeno, de lo que no entendía mucho. Entender la política era innecesario, creía que no iba más allá de elegir quién iba a limpiar tus calles.

Hace poco haciendo un repaso de mis artículos me di cuenta de algo curioso. Mis posturas políticas han cambiado mucho. Al principio del blog me consideraba socialista, pero a medida que ha ido pasando el tiempo, me he ido alejando cada vez más de la izquierda. He leído muchas cosas, las he comprendido, y he descubierto cuál es mi postura política, cosa que va de la mano con la madurez. Quizás tenga que ver con el hecho de irme de casa de mis padres, buscar cómo mantenerme, y empezar a pagar impuestos.

El caso es que con el tiempo entendí que la política no se trata solamente de calles rotas o servicios de basura, de obras públicas, de parlamentos, separación de poderes, y constituciones. La política, al final, responde a algo más profundo y abstracto que eso. La política es la filosofía llevada a la práctica. Se trata de una percepción del mundo, y el lugar del hombre en él, y nos afecta a cada uno de nosotros porque aunque a ti no te interese la política, a la política sí le interesas tú. Es imposible vivir tu vida al margen de ella. Pero cuando decides informarte, estudiar cada ideología, te encuentras desconcertado: no sabes por dónde empezar ni de dónde sacar la información.

No he encontrado hasta ahora nadie que explique las diferencias entre la derecha y la izquierda como debe ser. Hay cosas técnicas, como por ejemplo, que se le llama izquierda a la izquierda porque en el parlamento francés tal y tal. Cosas sentimentales como que la izquierda es compasiva y la derecha egoísta. O artículos largos obsesionados con la minucia, que explican detalladamente por qué América es imperialista poniendo sobre la mesa toda clase de conspiranoias, argumentos que combinan un ataque a Nicaragua en 1933 con las estelas químicas y la OTAN. En resumidas cuentas: todos concuerdan en que hay que ser socialista, pero nadie sabe explicar por qué más allá del sentimentalismo. Ser de derecha, por otro lado, es lo peor que se puede ser, pero más allá de Hitler y de los pobres indígenas de cualquier parte, nadie se dedica a explicar por qué está mal.

Si tienes una pizca de sentido crítico te habrás planteado hace mucho tiempo que ni la izquierda puede ser tan buena, ni la derecha tan mala, y que la única forma responsable de apoyar una causa es entendiéndola primero. A mí este vacío me parece tan grave que quise escribir este artículo. Quiero que sea una especie de guía para el que (como yo hace un par de años) no sabe mucho de política. Creo que no importa lo que apoyes, siempre y cuando comprendas bien qué es lo que estás apoyando. Mientras tus ideas tengan una coherencia interna, podrás defender tus argumentos, independientemente de cuáles sean, y sobre todo tendrás una idea clara de qué haces cuando vas a manifestarte, o cuando votas por algo o por alguien.

DE LA IZQUIERDA A LA DERECHA

Para la mayoría de la gente el espectro político tiene dos extremos. De un lado está la derecha, y del otro la izquierda y todo el mundo se ubica en algún punto de ese eje. Parece bastante simple. Pero, ¿en qué consisten la derecha y la izquierda? Podemos empezar por la intuición, las percepciones generales de una persona cualquiera.

Si eres de izquierda seguramente piensas algo como esto: el socialismo significa igualdad; y el capitalismo significa opresión. La izquierda defiende a los obreros, los pobres, las mujeres, y las minorías. La derecha es la iglesia, los banqueros, y los ricos en general. Da un poco igual que los banqueros, los ricos, y la iglesia no tengan un factor común que los una, los tres son parte del mismo mal. En líneas generales se puede decir que esto es lo que opina alguien que se considera de izquierda.

Si eres de derecha opinarás algo así: el capitalismo significa libertad y el socialismo significa opresión. La derecha defiende al individuo y a la libertad de elegir independientemente de su clase social. La izquierda es Fidel Castro, gente que vive de pensiones, y los sindicatos.

Por último hay gente que se autodenomina “de centro” porque piensan que tanto los de derecha como los de izquierda están equivocados, que sus sistemas llevan a la injusticia y la desigualdad. Los de centro piensan que “los extremos se tocan” y por esa razón Hitler y Stalin se parecían. Para los de centro “lo justo” está en el medio y todo lo que se aleje de él es “lo injusto”.

Lo interesante del ejercicio comparativo es que todos consideran que su sistema es el justo, el libre, y el igualitario, y tildan al oponente de lo contrario. Pero, ¿cómo pueden dos cosas totalmente diferentes describirse con las mismas palabras? ¿Podemos considerar a la derecha justa, y a la izquierda justa? ¿Podemos considerar a ambas libres?, ¿igualitarias? Si son incompatibles y opuestas, es difícil creer que ambas poseen las mismas cualidades.

La única manera en la que se pueden describir a dos cosas opuestas con las mismas palabras es que las palabras signifiquen dos cosas completamente diferentes. Si a ambos lados del espectro político se autodenominan de la misma manera, es porque partan de conceptos diferentes de lo que es la justicia, la igualdad, y la libertad. Lo que quiero decir es que la razón por la que ambas se adjudican los mismos valores es porque no están hablando el mismo idioma. La libertad, la justicia, y la igualdad significan cosas completamente diferentes para cada ideología.

Hablar de izquierda y de derecha es difícil porque no es una descripción exacta. Históricamente “derecha” e “izquierda” se usan para designar posturas ante el status quo. El que apoya la tradición del sitio en el que está es de derechas, y quien la reta es de izquierdas. Por esa razón ser de derechas en Estados Unidos no significa lo mismo que ser de derechas en Europa, porque parten de tradiciones diferentes. “Izquierda” y “derecha” designan tantas cosas diferentes y contradictorias que es difícil hablar de ellas como posturas generales. Una persona que apoya la monarquía tiene poco en común con un anarco-capitalista, y ambos son considerados de derechas. Un social-demócrata y un anarco-colectivista tienen poco que ver, pero se les agrupa bajo el término “izquierda”. Por eso, para simplificarnos la vida, en este artículo hablaré de socialismo o colectivismo para referirme a la izquierda; y capitalismo o individualismo para referirme a la derecha.

LA LIBERTAD SEGUN LA IZQUIERDA

Una vez, en un bar, discutía con un amigo la idea de darle ayudas a la gente que está desempleada. Algo dentro de mí me hacía pensar que eso no estaba bien. Digamos que frente a esa idea sentí una disonancia interior. Le dije que no me parecía correcto coger dinero de los impuestos de personas que están trabajando para financiar la vida de otros que no están haciendo nada. Él respondió que si el gobierno puede hacerlo, ayudar a la gente que lo necesita, ¿por qué no hacerlo? Para él esto es el socialismo: ayudar al que lo necesita.

Pero creer que la política se trata solamente de acciones prácticas como esa es ingenuo. En realidad esas acciones surgen de una forma de entender el mundo. Es imposible desligar esas acciones de las ideas que las preceden. Es imposible entender la política o adoptar una postura de forma responsable si no entiendes el fondo. Por eso voy a empezar por el principio. Más allá de las ayudas, o del sistema de salud universal, o los impuestos ¿Qué diferencia a la izquierda de la derecha en el fondo? ¿Cómo entiende cada una el mundo?

El socialismo parte de la idea de que la realidad es impenetrable. O bien la realidad no existe, o si existe no se puede llegar a conocer. El universo por lo tanto es un lugar caótico, carece de sentido, de orden, y de dirección. Una manera rápida de entenderlo es comparar el universo con una papilla: no tiene orden, ni forma, no se pueden identificar sus partes.

Para entender el mundo hay que ordenarlo, pero si el mundo no posee un orden propio, ¿cómo se hace? Para la izquierda, el único orden que puede existir es el que inventan los hombres por su propio pie. El orden es un artificio. En otras palabras, para ordenar el mundo los hombres se tienen que poner de acuerdo e inventar algo nuevo que no existe hasta que es creado. Es como el lenguaje, existe porque varios hombres se ponen de acuerdo y crean palabras para designar a las cosas que los rodean. Un sólo hombre no puede inventar un idioma y ponerlo en práctica. Necesita de otros hombres que lo usen con él, por eso es una convención social. En resúmen, los hombres se ponen de acuerdo con otros hombres, establecen un orden y velan porque se cumpla.

Por esa razón es imposible crear una convención de manera individual. El orden sólo puede surgir de un grupo de personas porque un hombre por sí mismo no puede establecer una convención, necesita de otros hombres, de una colectividad que se ponga de acuerdo con él. El orden es un pacto. Por esa razón todo orden es arbitrario, artificial, y relativo a la comunidad que lo crea. El orden puede cambiar con el tiempo si los hombres que establecen el pacto cambian de parecer.

Si el orden sólo se consigue por medio de pactos, merece la pena considerar lo que es un pacto. Un pacto no se hace de cualquier manera. Uno no puede pactar con un superior porque al superior se le obedece. Tampoco es posible pactar con un inferior, porque al inferior se le impone. De manera que los pactos sólo son válidos entre hombres que se reconocen como iguales. Un pacto sólo se puede establecer entre hombres iguales. Sólo los hombres iguales pueden ordenar el mundo, por lo tanto la libertad es igualdad.

Para la izquierda los hombres no nacen iguales. Un hombre puede ser igual a otros hombres, pero también puede encontrarse en una situación en la que es un ser inferior, o superior a los demás. Ahora presta atención que la idea que sigue es complicada pero interesante: Esa jerarquía social, el lugar que cada quien ocupa con respecto a los demás, es un tipo de orden. Pero como dijimos antes, si según la izquierda ningún orden existe de por sí en el mundo, entonces la jerarquía social, al igual que todos los demás órdenes es algo inventado por el hombre. Si una persona se encuentra en una posición inferior o superior al resto es porque los otros hombres han pactado que eso sea así. Y como es un tercero el que lo ubica en ese orden, sólo se puede establecer la posición de cada persona por medio de algo visible por todos, por medio de símbolos de estatus. El orden social se establece por medio de las posesiones materiales. Para la izquierda un hombre es superior, inferior, o igual que los demás de acuerdo con los bienes materiales que posee. Si todos tuviésemos las mismas cosas seríamos iguales.

Para el socialismo tus oportunidades son efecto directo de lo material, de lo que posees. Para el socialismo lo que posees te determina. Si un hombre nace en una clase social baja y posee pocas cosas, esa circunstancia lo condiciona de por vida. Bajo la ideología de izquierda es imposible que un hombre cambie su estatus social por sí mismo y a través de su trabajo porque los individuos son incapaces de reordenar el mundo. Así que si tu posición dentro del orden social ha cambiado dentro de la ideología de izquierdas sólo hay espacio para dos explicaciones: (1) La sociedad en la que vive le ha otorgado a esa persona otro lugar dentro del orden social y por lo tanto no lo ha conseguido por su cuenta o, (2) El individuo ha “engañado” a la sociedad, y se ha superado a costa de los demás, a costa del pacto colectivo. Por eso la izquierda sospecha de cualquier persona que logra cosas de forma independiente.

Pero quizás lo más interesante es que para la izquierda la felicidad, la libertad, y todas las dimensiones “elevadas” a las que puede aspirar una persona son producto de lo material.Lo que posees no sólo te determina en lo material, sino que también te determina en lo espiritual. Un hombre que está en una posición social de desventaja es necesariamente menos feliz, menos libre, que una persona con más recursos. Este es un mensaje que se repite constantemente en la propaganda de izquierda de manera solapada: tu felicidad depende de lo que posees.

Entonces, ¿qué significa ser libre para la izquierda? El hombre libre es aquel que puede participar en la creación del orden. ¿Y quién puede hacerlo? Aquel que está en una condición de igualdad material con los demás. De esa manera para el socialista una condición necesaria para la libertad es la igualdad de recursos hasta el punto de que se consideran dos términos sinónimos. Para la izquierda la libertad es igualdad material y la igualdad material es libertad. Si un hombre no es igual a otros hombres en rango social, no es libre.

En lo personal considero que estas ideas son condescendientes. Asumir que otra persona es incapaz de ser feliz o libre si posee menos cosas que tú me parece un punto de vista materialista, ruin, y obsceno. La izquierda insiste en que la gente de derechas es materialista, que viven por el dinero, que les obsesiona lo que tienen, pero cuando estudias y analizas el fondo de la izquierda, es difícil imaginar una ideología más materialista que esta, en la que has de estar continuamente preocupado por lo que tienen o no tienen los demás.

LA LIBERTAD SEGUN LA DERECHA

El capitalismo parte de la idea opuesta. La realidad existe, es una sola, y se puede llegar a conocer por medio de la razón. Existe en el Universo un orden propio, un sentido que es independiente de quien lo observa y que todos podemos llegar a conocer. Así como la realidad sigue ciertas leyes físicas, la naturaleza sigue otras; y el hombre ha sido capaz de comprender ambas. De la misma forma hay unas leyes, unos patrones, que rigen al hombre, y que estamos en capacidad de comprender. A este orden se le conoce como “Ley Natural” y existe para todas las cosas. Así como para la izquierda el Universo se parece a una papilla, si tuviéramos que buscar una imagen semejante para las ideas de la derecha diríamos que el universo es como un cristal: transparente, sólido, ordenado.

Si en el Universo existe un orden natural que todos podemos conocer, el hombre no necesita de otros para encontrar un sentido a la realidad. Puede conocerlo él mismo, por medio de su razón. Para la derecha, comprender ese orden es una actividad contemplativa que es responsabilidad de cada quien. Si una persona naufraga en una isla virgen en medio del Océano Pacífico, esa persona sigue siendo libre porque puede contemplar el orden del universo. Un preso, también conserva parte de su libertad porque la libertad es una dimensión interior.

¿Y qué ocurre con las leyes que escriben los hombres? ¿Las leyes son un pacto o no? Las leyes que crean los hombres son interpretaciones de ese orden natural, y serán más perfectas cuanto más se acerquen a las leyes naturales. La derecha reconoce una diferencia entre el orden natural del mundo, y el orden que los hombres interpretan y asignan, y por eso al segundo se le conoce como “Ley Positiva”. A veces la Ley Positiva puede alejarse de la Ley Natural, incluso llegar a contradecirla, y entonces los individuos están en la libertad de desobedecerla porque pueden entender la discrepancia, como el caso del soldado que ha de seguir una orden cruel, y es capaz de resistirse.

Para la derecha el orden no lo impone la sociedad, sino que es parte de la realidad concreta. El hombre puede conocer este orden a través de la razón. Al contemplar la realidad y comprender su naturaleza el hombre forma su conciencia que es una especie de brújula que le permite elegir el mejor camino para sí mismo. La libertad para la derecha se parece un poco a la idea del libre albedrío, es la capacidad de contemplar la realidad y elegir para sí el bien entre todas las opciones. Es la capacidad de elegir.

Pero cualquier acción no constituye una elección. Los impulsos, las reacciones, o las acciones pasionales no son actos libres. No son elecciones porque no hay espacio entre el sentir y el actuar. Son respuestas automáticas. Para que una acción se considere una elección ha de ser una decisión que se toma por medio de la razón. Para la derecha, la razón es indispensable para poder elegir. Dado que todo hombre nace con la capacidad de razonar, los hombres son iguales desde el momento en el que nacen. Todo hombre es igual a los demás independientemente de lo que posea cada uno de ellos porque su lugar en el mundo no lo determina la sociedad en la que vive, sino que reside en su interior. Lo que lo hace igual a otros hombres es su capacidad de razonar, y no tiene que ver con su estatus social. De manera que la igualdad no puede ser otorgada por ningún gobierno.

La capacidad de elegir no sólo afecta la dimensión material sino que también modifica la dimensión espiritual. De acuerdo con sus elecciones un hombre puede volverse más o menos libre, puede ser más o menos feliz. Imagina que un hombre tiene talento para el fútbol, pero le gusta la bebida. El hombre tiene la capacidad de elegir, por medio de su razón, a qué dedicar su tiempo. Si elige la bebida hoy, y la elige mañana, y al día siguiente, llegará un momento en el que estará tan enganchado que ya no podrá elegir si quiere beber o no, se habrá convertido en un hábito, y tampoco podrá jugar fútbol. Su elección lo ha hecho menos libre. En cambio, si elige jugar al fútbol hoy, y mañana, y pasado, al cabo de un tiempo jugará mejor, tendrá nuevas oportunidades, y siempre tendrá la opción de beber. Su elección lo habrá hecho más libre.

Bajo la idea de libertad de la derecha, cada hombre es dueño de su destino. Un hombre puede cambiar sus circunstancias porque lo material no lo determina, y es capaz de hacerlo de manera independiente y sin intervención de la sociedad. Lo material es sencillamente un posible producto de sus elecciones.

En resumen: la libertad para la izquierda es igualdad de tipo material. Lo que posees determina tu lugar en el mundo y sólo la sociedad puede cambiarlo (lo material es CAUSA de todo incluyendo lo espiritual). La libertad para la derecha es la capacidad de elegir de acuerdo con la razón y las posesiones materiales sólo son un posible resultado de esas elecciones (Lo espiritual es la CAUSA de todo, incluyendo lo material).

EL MITO DEL CENTRO

Hay quienes creen que el problema está en los extremos y que Stalin y Hitler se parecían porque “los extremos se tocan”. Creen que una manera de evitar gobiernos de ese estilo es manteniéndose en el centro, en un punto intermedio entre ambas posturas, sin mojarse mucho como si la política fuese un buffet.

Lamento romperle los sueños a más de uno, pero en vista de lo que acabas de leer, es evidente que el centro no existe. O crees que la realidad existe o crees que no existe. O el universo es ordenado, o es caótico. No puedes creer que la realidad existe sólo un poco, que existe a medias, que puedes conocerla pero no tanto. Filosóficamente nadie puede encontrarse en un punto intermedio entre la derecha y la izquierda porque no son posturas graduadas, son mutuamente excluyentes, no son compatibles y nunca lo serán.

Más allá de eso, hay otras razones por las que esta idea, tan fácil para los cobardes, tan cómoda, es un sinsentido. Si bien Mao, Stalin, Pol Pot, y sus amigos, eran dictadores comunistas (con sus variaciones regionales, claro está). Hitler, Mussolini y los demás dictadores “de derechas” no fueron tal cosa.

El nazismo fue un movimiento de centro. Sí, lo has leído bien. Independientemente de lo que te hayan dicho tus profesores liberales en la universidad, el de Hitler no fue un gobierno de “ultra-derecha”. Hitler fue un socialista en lo económico, su partido era socialista, Mein Kampf es un libro socialista, y su gobierno no se aleja demasiado de la izquierda. La diferencia entre ambas cosas y la razón por la que es una ideología de centro es que hicieron una fusión entre el socialismo y el nacionalismo alemán para presentar a su partido como una alternativa tanto al capitalismo de la derecha tradicional como al comunismo marxista. Ni siquiera el antisemitismo de la Alemania nazi es original. No se le puede adjudicar a la derecha el antisemitismo nazi porque nació de ideas socialistas que compartían con Engels y Marx.

Voy a hacer un paréntesis para explicarlo porque es interesante. Durante la Edad Media la Iglesia prohibió a los católicos de Europa prestar dinero cobrando intereses, le pusieron el nombre de “usura” a esa práctica y excomulgaban a cualquiera que se dedicara a ello. Al mismo tiempo prohibió a los judíos dedicarse a cualquier ocupación normal como el comercio, la artesanía, o la agricultura. Los judíos, por lo tanto, se vieron obligados a trabajar como prestamistas ya que era la única ocupación que no tenían prohibida y que los católicos no podían desempeñar. Prestar dinero genera repudio en el resto de la población. A eso se dedicaron los judíos durante siglos, y las consecuentes persecuciones y masacres en Europa se debieron en gran parte a eso.

En 1180 en Inglaterra, por ejemplo, los cruzados se unieron a una masa enfurecida de deudores y lincharon a los judíos en lo que se conoce como La Masacre de Londres y York. Poco tiempo después pasaron una ley de usura, le quitaron a los judíos todas sus posesiones, colgaron a 300 de ellos, expulsaron al resto y sus propiedades pasaron a La Corona. Estas acciones se repitieron en todas las monarquías de Europa varias veces porque los judíos que se dedicaban a esto se hacían ricos, y porque el resto de la población los odiaba y les debía dinero con lo que accedían de buena gana a una persecución.

Todo el mundo conoce El Renacimiento como una época de bonanza en la que floreció la ciencia, las artes, el comercio, y Occidente salió del estancamiento de la Edad Media. Lo que pocos entienden es la causa. Algunos la adjudican al descubrimiento de América, puede ser sin embargo, si fue el Descubrimiento de América lo que desató el Renacimiento ¿Por qué ocurre en Italia y no en Inglaterra o en España? La causa más importante del Renacimiento, de la que pocos profesores de artes liberales te van a hablar, es el surgimiento de La Banca. Surge en Venecia y en Florencia. Los judíos de Italia aprovecharon el comercio de la zona para hacer dos actividades: prestar dinero y ofrecer seguros para las cosechas. La actividad financiera nació con los judíos italianos y la banca se llama “banco” porque se sentaban en los bancos junto al canal. Los Médici copiaron el sistema que desarrollaron los judíos y gracias a este sistema de préstamos y seguros nació el sistema financiero moderno. Es esto lo que impulsó el Renacimiento, y de ahí nace el libre mercado, al que Marx pasó a denominar “Capitalismo”. Los judíos están en el origen del sistema que el socialismo desea derrotar.

Por eso Marx y Engels odiaban el judaísmo y a los judíos, popularizaron la idea de que el judaísmo era una religión cuyo Dios es el dinero, y que la libertad del mundo consiste en librarse ya no del capitalismo, sino también de los judíos como nación. Si quieres leer lo que dijo Marx exactamente puedes leer la segunda parte de “Sobre la cuestión judía” de Marx. De ahí heredó Hitler sus ideas con respecto a los judíos. Son ideas de la izquierda, que compartía con otros líderes de izquierda, incluyendo líderes comunistas como Stalin a los que odiaba. La única diferencia entre el antisemitismo de Hitler y el del resto de los socialistas de su época, es que él tuvo los huevos de ser coherente con sus ideas. Los otros fueron peores: igual de antisemitas pero además cobardes.

Cabe acotar que el hecho de que Hitler se declarara enemigo del comunismo no significa que no era socialista. El comunismo es un tipo específico de socialismo. Se puede ser ser de izquierda y odiar el comunismo. No es una contradicción. Hitler odiaba el comunismo porque odiaba el caos, las revueltas, y el desorden. Una revolución bolchevique era para él tan indeseable como lo era el capitalismo. Es difícil ubicar al nazismo dentro del espectro político porque cumple con condiciones de ambos lados, pero se puede decir que fue un tipo de socialismo nacionalista. La diferencia entre el socialismo tradicional y el nacional-socialismo es quiénes tenían que imponerlo. Para el socialismo es “la vanguardia del proletariado” la que debe imponerle la igualdad al resto de la población. Para el nazismo es “la clase aria” los que tenían que hacerlo. En resumen: lo único que cambia es la dimensión de la lucha. En un caso es una lucha internacional entre clases sociales. En el otro es una lucha nacional entre razas. Pero la batalla y el fin son los mismos.

Lo mismo ocurre con el fascismo italiano. Era colectivista, populista, y socialista. La economía debía ser planificada por el gobierno central. Habían sindicatos de trabajadores, proteccionismo, militarismo, y en resumen, un totalitarismo como lo plantea la izquierda. El nazismo y el fascismo se parecían mucho entre sí, y en segunda instancia al socialismo tradicional. Son de “centro” porque se separan del socialismo en que no son internacionalistas sino que su dimensión es nacional, y porque enfocan la lucha desde un ángulo distinto. No son de derecha.

Así que si eres de los que te consideras de “centro” quizás es un buen momento para evaluar lo que eso significa (nada) y buscar cuál es tu verdadera postura.

LA ÉTICA Y LA MORAL

Una diferencia importante entre ambas maneras de entender el mundo está en su forma de ver al otro. Para la izquierda, al ser la realidad un acuerdo arbitrario, es relativa. Lo que acordamos aquí es válido para nosotros. Lo que pacten otras personas en otro lugar será válido para ellos. Por esa razón un socialista que rechaza una práctica en su país, puede (sin carga moral alguna) apoyar esa misma práctica en un país que le es ajeno. Por dar un ejemplo un poco extremo, la mutilación genital femenina de niñas no es otra cosa para algunos socialistas que una expresión cultural de otro pueblo que ha de ser respetada y defendida por nosotros porque cada pueblo ha de ser autónomo. Da igual lo violenta o barbárica que sea esa práctica.

El verdadero socialista observa a las otras sociedades y defiende la diversidad aún cuando esa diversidad se oponga a lo que todos entendemos como bueno y malo. A esta contorsión moral lo denominan “ética” y en las universidades te enseñan que la moral se trata de absolutos, pero cuando eres un ser más evolucionado, mejor equipado para entender las sutilidades del contexto, entiendes que la moral es una farsa, hay que hablar de “ética” que depende del contexto y no se basa en ideas preconcebidas. La ética de izquierda defiende que si una tribu africana es caníbal, puede que no guste a los europeos, pero eso es solamente un prejuicio porque el canibalismo no necesariamente está mal, los males absolutos no existen, probablemente para ellos, bajo su contexto, el canibalismo es lo correcto.

Así, la izquierda considera que cualquier práctica es aceptable siempre y cuando no provenga del cristianismo, el hombre blanco, o una clase privilegiada.

La derecha funciona con la moral. Si el universo tiene leyes que lo rigen, y la naturaleza del hombre también, entonces hay valores absolutos, prácticas que son completamente malas o completamente buenas independientemente del contexto, y si hay una cultura que practica algo tan violento como la mutilación genital femenina, o el canibalismo no es porque esas prácticas sean buenas o neutras, es porque esa cultura determinada no supo interpretar las Leyes Naturales. Cualquier individuo dentro de esas culturas llegará a la conclusión de que violar la integridad física del otro está mal si se detiene a contemplarlo desde la razón.

Un principio básico de la Ley Natural es el de la no-iniciación de la fuerza. Un hombre no debe forzar a otro hombre a actuar en contra de su voluntad porque hacerlo implica varias cosas: hacerlo renunciar a su propia capacidad de elección; doblegar su voluntad a la de alguien más; forzarlo a vivir bajo ideas externas, bajo la capacidad de razonar de alguien más. Por lo tanto, para la derecha cualquier acto violento es necesariamente negativo porque infringe la libertad individual de alguien más. Cuando alguien viola a otro está mal, independientemente de quién lo haga, con qué propósito, y en qué país.

Hacia adentro los países socialistas en mayor o menor medida oprimen a su población. Si ordenar es regular y el objetivo final es la igualdad de clases, cualquier inclinación individual que vaya en contra del orden será regulada y suprimida. Por esa razón en muchos países socialistas estar en desacuerdo con el sistema político está penado por la ley, y todos los ciudadanos han de actuar a favor del colectivo independientemente de su voluntad. En los casos más extremos esto incluye tarjetas de racionamiento, expropiaciones, y gulags; y en los más laxos impuestos elevados para subsidiar la ayuda de alguien más de modo obligatorio, bajo pena de cárcel si no se entrega al Estado una parte importante del fruto del trabajo individual. Hacia afuera, sin embargo, la izquierda lo tolera todo: mutilaciones, castigos ejemplares, violaciones, masacres, siempre y cuando estén alineados con su modelo político.

La derecha produce gobiernos permisivos con su ciudadanía. considera que la libertad es inalienable y no puede ser otorgada ni limitada por el Estado. Proviene del interior de las personas. El derecho a la vida, la libertad de conciencia, el derecho a la propiedad privada, el derecho a expresarse libremente, el derecho elegir y obrar de acuerdo con la propia voluntad, y también el derecho a la auto-defensa son libertades inherentes al hombre. Estos derechos son defendidos dentro de un Estado capitalista y esa es la raíz de las libertades de las que goza la ciudadanía de un país capitalista.

Sin embargo, hacia afuera, la derecha no tolera expresiones culturales que atentan en contra de estas libertades. Condenan prácticas culturales como la mutilación genital femenina, o el canibalismo, por considerarlas retrógradas y violentas; e incluso son capaces de invadir otro país para asegurarse de que ese tipo de vejaciones cesan. De ahí sale la actitud americana de ser “la policía del planeta” o lo que muchos han llegado a considerar “imperialismo” norteamericano. Según quién observa se puede considerar que esto es una forma de opresión al otro, o una forma de liberarlo de sus propios gobiernos opresivos.

EL PAPEL DEL ESTADO

De estas dos ideas opuestas de lo que es la libertad, nacen dos formas opuestas de ordenar la sociedad.

Para la izquierda el primer rol del Estado es el de velar por el pacto social. Para velar por el pacto social el Estado tiene que asegurar la igualdad material de los ciudadanos. ¿Cómo se puede conseguir una igualdad material? Hay muchas maneras de hacerlo. Algunos piensan que el problema no está en el sistema, sino en la propiedad privada como tal, así que la forma de acabar con la desigualdad es acabar con la propiedad privada y centralizar la producción de todas las cosas que se consumen en manos del Estado. Después esos bienes se pueden distribuir de acuerdo con un plan igualitario. Una forma más delicada de hacerlo es la de la social-democracia: subir los impuestos a quienes ganan más hasta “igualarlos” con la media, y ofrecer ayudas a los más pobres para “igualarlos” también con la media. El objetivo es el mismo: eliminar la diferencia material.

Esta búsqueda de la igualdad no está motivada por la compasión hacia los más necesitados, su objetivo no es el bienestar de los pobres. La razón de ser de esa búsqueda es asegurar que el pacto social se mantiene. Por esa razón para una persona que comulga con los ideales de izquierda y los comprende de verdad, es preferible la igualdad al bienestar. Lo que quiere decir que si para alcanzar la igualdad es necesario sacrificar el bienestar de todos, una persona de izquierda estaría de acuerdo. Para él es preferible que los pobres sean más pobres si los ricos son también más pobres. Es preferible que estemos todos peor, pero poseamos las mismas cosas, a que estemos todos mejor, pero exista una brecha material entre los que tienen más y los que tienen menos.

Independientemente de la estrategia, para conseguir la igualdad es necesario intervenir en la economía, regular las actividades de los ciudadanos, y doblegar la voluntad de los individuos por medio de la fuerza. El resultado es una sociedad en la que los intercambios no son libres, sino que están bajo el control de las autoridades. Las personas no está en completa posesión del producto de su trabajo, sino que el Estado tiene la última palabra. El Estado socialista no es un estado compasivo porque la compasión es una acción voluntaria. El Estado socialista utiliza la fuerza para obligar a algunos a ceder parte de sus bienes a otros, quieran o no, si no pagas tus impuestos vas a la cárcel. En resumen: para lograr igualdad es necesario regular: utilizar la fuerza para favorecer a unos, y perjudicar a otros.

Para entender el Universo hay que ordenarlo, y si para ordenarlo hay que crear primero un orden por medio de pactos, sólo aquello que se regula está ordenado. Por esa razón el fin último de un Estado de izquierda es la expansión de su influencia por medio de leyes. Es regular (ordenar) la mayor cantidad de espacios posibles. La solución a cualquier problema para alguien de izquierdas es crear más leyes. Si se le da rienda suelta a la izquierda, sus Estados se convierten en totalitarismos.

La forma de alcanzar el ideal de control total varía. Los comunistas buscan llegar de forma rápida y violenta, por medio de la revolución del proletariado. Ya hemos visto en qué desemboca aquello. Los socialistas más moderados (si conocen la ideología que siguen) tienen el mismo objetivo, pero quieren llegar hasta allí poco a poco. Es eso lo que significa “progreso” en una campaña política. Significa “estamos progresando lentamente hacia ese objetivo final, por vías democráticas”. Toda campaña política que incluya las palabras “cambio” o “progreso” son campañas socialistas. No creas que el objetivo final es el Estado de Bienestar, eso es solamente un estadio intermedio entre el capitalismo y el control total.

La derecha ve al Estado de otra manera. Para la derecha su función también es proteger la libertad, pero ese concepto no significa igualdad, significa libertad de elección. El papel del Estado capitalista, por lo tanto, no es ordenar (el orden ya existe en el mundo), su objetivo es proteger la capacidad que tiene cada persona de elegir por sí misma el camino que desea seguir de forma voluntaria, individual, y sin la coerción de terceros; y proteger también los frutos de esas elecciones para que los intercambios sean libres.

La manera de hacerlo es limitar el papel del Estado. No regular, ni intervenir en los intercambios, no imponer a unos la responsabilidad sobre el bienestar de los otros. Permitir que cada persona viva de acuerdo con su propia conciencia siempre y cuando no inicie fuerza en contra de otros. Dentro de un Estado de derechas, la idea de que los ciudadanos han de servir al colectivo es una perversión. Dado que un colectivo no es más que la suma de las voluntades de varios individuos, poner al individuo al servicio del colectivo, como ocurre en el socialismo, no es otra cosa que decir que unos individuos son más importantes que otros. Que unos individuos han de obedecer la voluntad de otros. Es una forma de esclavitud respaldada por el Estado.

Cabe acotar que así como la izquierda no busca la igualdad por “compasión”, la derecha no es individualista por “egoísmo”. Para la derecha, no es correcto forzar a otra persona a actuar de una determinada manera bajo ningún concepto. Aún si es por una buena causa. Por eso la persona de derechas suele estar en contra de los impuestos. No se trata de avaricia, sino de la idea de que toda persona es dueña de sus elecciones y las elecciones han de ser voluntarias. Utilizar la fuerza del Estado para obligar a una persona a darle una parte de su dinero a otra bajo amenaza de prisión está en contra de la libertad. Para la derecha cada persona está en la libertad de decidir si quiere o no ayudar a otros, y aquellos que deseen ayudar a los demás han de hacerlo voluntariamente y con su propio dinero, no con el de los demás.

Hay una sola manera de entender el papel del Estado desde la izquierda, pero existen variaciones dentro de la derecha. Para el libertario más radical, el Estado ha de desaparecer totalmente en favor de la voluntad individual. El minarquista considera que el Estado ha de ser como un conserje: ha de tener unas funciones mínimas, unos servicios públicos básicos para asegurar que la sociedad funciona de la mejor manera, pero no debe involucrarse con la vida de los ciudadanos. Los liberales clásicos creen que el Estado además de tener servicios públicos, ha de regular algunos aspectos de la vida de los ciudadanos sin invadir el espacio privado. Y en el otro extremo, la derecha religiosa considera que el Estado debe velar no por la libertad de elección de los individuos, sino porque se cumpla lo que ellos consideran que es Ley Natural. El Estado, bajo su punto de vista, ha de hacer cumplir la moral por la fuerza. Aquellas cosas que son “buenas” han de ser permitidas y las “malas” prohibidas. Esto suele desembocar en gobiernos autoritarios de tipo dictatorial, teocracias, o el tipo de gobierno al que aspiran algunos grupos religiosos americanos.

La gente suele decir que la izquierda es una ideología platónica, que es utópica. Que sería fantástico si se pudiese aplicar, pero las veces que se ha aplicado ha terminado en regímenes autoritarios por culpa de la corrupción de los gobernantes. Otros defienden a la izquierda diciendo que nunca se ha aplicado bien, como ha de hacerse, y que por lo tanto, los regímenes de izquierda que conocemos no son un buen ejemplo de un Estado socialista. Hay todavía algún trasnochado que no lee noticias internacionales y que cree que en Finlandia se vive estupendamente y por lo tanto la social-democracia no desemboca en miseria. Después de entender todo lo anterior te das cuenta de 3 cosas importantes

1) Todo Estado socialista tiende naturalmente al autoritarismo, y su fin último es totalitario. La forma de llegar hasta ahí varía, pero incluso en una social-democracia, el destino final es ese. No es un accidente que en la practica este sea el resultado, está inscrito en el ADN del socialismo. Es imposible alcanzar la igualdad sin regular, confiscar, aplastar, y doblegar.

2) Si en lugar de proteger la voluntad individual, el papel del Estado pasa a ser velar porque la población cumpla con la Ley Natural obtenemos un Estado autoritario de derechas (Teocracias medievales, Estados islámicos de la Sharía, etc). Sin embargo, dentro de la derecha, existe también la posibilidad de obtener un Estado libre en el que la voluntad de los individuos es respetada y celebrada, y en el que el Estado no transgrede el espacio privado, no doblega la voluntad de sus ciudadanos, no regula sus actividades, ni confisca sus bienes.

3) Por lo tanto, hay varias vías para llegar a un Estado autoritario, pero la única manera de llegar a un Estado Libre es desde la derecha.

Paréntesis: como siempre, esta es mi opinión, si tú crees que la libertad es igualdad y depende de cuántas cosas tienes en la nevera y los ceros en tu cuenta bancaria, y que además el Estado debe obligarnos a todos a tener lo mismo me parece estupendo siempre que seas sincero contigo mismo, sepas qué es lo que estás apoyando, y pongas tus manos donde pones la boca. Lo que quiero decir es que si eres socialista o comunista, la única manera en la que voy a respetarte como persona es si te mudas a un país comunista o socialista. Si eres socialista desde Estados Unidos o comunista desde Europa, para mí tu opinión tiene cero validez.

UN NUEVO EJE

Hace poco se me acercó una pareja gay a pedirme que firmara una petición para legalizar el matrimonio homosexual en Estados Unidos. Les dije que no. Ellos me miraron con desprecio, creyendo que mi negativa se debía a que tenía una creencia cristiana en el matrimonio convencional, que odiaba la idea de que dos personas del mismo sexo pudieran casarse y vivir como pareja. Normalmente no doy explicaciones, pero quería ver si podía hacerles cambiar de opinión.

Les pregunté por qué querían casarse por civil. Dijeron que querían tener la posibilidad de hacerlo, como el resto de la gente. Les dije que si lo que querían era casarse, declararse amor mutuo, y vivir juntos, ya podían hacer eso sin necesidad de que el Estado les diera permiso. Respondieron que aunque pueden casarse sin permiso del gobierno lo que quieren es disfrutar de los mismos derechos que las parejas tradicionales. Quieren pagar menos impuestos, tener la posibilidad de heredar los bienes del otro si uno de ellos muere, horarios de visita familiar en la clínica, etc.

Les expliqué que la razón por la que no podía firmar su petición es porque no considero que el gobierno deba legislar sobre las uniones civiles. ¿Por qué el gobierno le recorta los impuestos a las parejas casadas y no a quienes viven solos? ¿Por qué una persona soltera no puede elegir a quién dejarle su herencia sin que el gobierno se quede con una porción grande de sus bienes? En lugar de crear nuevas leyes que permitan a los gays casarse, el gobierno debería dejar de legislar sobre un asunto que ha de ser privado. Quiero que el gobierno quite todas las leyes sobre matrimonios, y que además recorte los impuestos a todos los ciudadanos por igual. Da igual que seas homosexual o heterosexual. ¿Por qué has de tener privilegios por estar casado sobre el resto de la gente? Les dije que cuando escribieran una petición pidiendo abolir todas las leyes sobre matrimonios con gusto firmaría su petición.

La política para mí ya no es un tema de derechas y de izquierdas. Dividir el eje de derecha a izquierda es un espejismo. En realidad, es un tema de autoritarismo y libertad. No debemos poner a Stalin, Mao, Fidel de un lado y a Franco, Hitler, Pinochet, del otro. En realidad, Stalin, Hitler, Mao, Franco, Fidel, Pinochet, pertencen al mismo lado del eje. Al eje en el que se viola la libertad individual. Al eje de la opresión. No son iguales porque “los extremos se tocan” son iguales porque son lo mismo, porque oprimieron a unos ciudadanos para beneficiar a otros. Del otro lado del eje está la libertad.

Cuando comento esto muchos dicen que mi posición es una utopía, que nunca ha existido una sociedad verdaderamente libre. Puede que sea cierto, pero el hecho de que algo no haya sido puesto en práctica antes no implica que es imposible. Las cosas no existen hasta que existen y después existen, así que no veo el problema. Antes de la declaración de independencia americana era imposible imaginar un país en el que la religión y el Estado estuvieran separados. Nunca antes había ocurrido. Todos los gobiernos de la historia de la humanidad desde la prehistoria hasta 1776 habían sido religiosos. Pero una vez que se emprendió el proyecto americano dejó de ser algo “utópico” y se volvió una realidad. Hoy en día ningún gobierno occidental es religioso, y nos parece inconcebible que hasta hace menos de 300 años el mundo no había conocido un gobierno secular. Los gobiernos religiosos nos parecen arcaicos y barbáricos, injustos, un atraso.

De la misma manera llegará el momento, en un futuro no muy lejano, en el que la humanidad estará preparada para dar el siguiente paso en la civilización: separar el gobierno de la economía. La economía será libre, como hoy es libre el culto. Ningún gobierno occidental legislará sobre las propiedades de la gente, sobre el fruto de su trabajo, sobre los intercambios voluntarios, a todo esto se le considerará un atraso, y nos costará trabajo imaginar un mundo en el que esto no fue así, nos costará imaginar que hace no mucho tiempo el socialismo fue una realidad.