Y la corona de Miss Japón es para…

September 17, 2015

Este año la ganadora del certamen de Miss Japón fue la Señorita Nagasaki: una mujer mitad japonesa mitad negra. La madre es japonesa y el padre es de Arkansas. Aunque al padre no lo conoció hasta que era ya mayor, viajó a Estados Unidos para conocerlo. Imagino que por eso no adoptó su apellido.

Sorprende que, de todo el país, la mujer que mejor representa la belleza femenina de Japón sea justamente la que no parece japonesa. Es un certamen de belleza. Un certamen en el que se celebra el aspecto físico de las mujeres de cada país. Si lo que celebra un certamen como este es la diversidad, Miss Japón debería parecer Miss Japón. En cambio han elegido una representante que parece de otro hemisferio. Si juzgáramos su aspecto nada más, Ariana Miyamoto de japonesa tiene menos de un cuarto, unos 250 gramos a lo sumo. Si no abre la boca tú y yo podríamos pensar que era la hermana del dependiente superghetto de Urban o que en realidad es Miss Gabón y se confundieron de listón.

Podemos divertirnos un rato imaginando lo absurdo que llegará a ser este certamen en diez años, cuando la representante de Suecia, Fareeda Al Jabeer, venza a la representante de Francia, Zuwena Anikulapo en la categoría de “bikini” y se lleve la corona.

Pero esto es solamente un problema cosmético. No pasa de ser una anécdota. El problema no es Ariana Miyamoto y su corona de Miss Japón. El problema es la presión cultural que los medios en general están ejerciendo sobre Japón, sus fronteras y sus políticas. No era suficiente con elegir a una haifu para que represente la belleza japonesa. Es que, no conformes, hay que quejarnos en el trayecto.

Un canal de televisión extranjero ha decidido, con la excusa de hacer un reportaje acerca de la Miss Japón negra, hacer todo un comentario político sobre Japón y sus costumbres. El enfoque del reportaje no es realmente Ariana Miyamoto y su relación con Japón. El reportaje va de criticar las políticas de inmigración japonesas como discriminatorias. De señalar que en Japón hay problema causado por “la falta de diversidad”. Acusar a Japón, en resumen, de ser muy malo por querer preservar su cultura y su modo de vida.

No sorprende que el canal que hace esto sea Al-Jazeera. Un canal musulmán aliado de la izquierda que está a favor de promover la diversidad cultural y étnica en cualquier país no-musulmán del mundo, no lo promueven en Arabia porque saben el daño que hace. No me sorprendería que RT haya hecho un reportaje parecido. El progresismo como credo es fanático e intolerante. No tolera la diversidad de pensamiento ni de acción. Para el progresista el progresismo debe ser adoptado por todo el planeta todo el tiempo, y el objeto de repudio es siempre el mundo civilizado. Se presiona para que Occidente deje de ser homogéneo, se presiona para Japón deje de serlo. Pero jamás veremos a los mismos progresistas sugerir que la corona de Miss Congo la debe portar Sarah Smith.

Hay que dejar a las culturas civilizadas en paz. Hay que dejar que los japoneses sean japoneses. Que den prioridad a los lazos sanguíneos en su nación, si lo desean. Que protejan sus fronteras y sus valores. Ni es racista ni es un problema. Si lo que se quiere es tener diversidad, lo último que debemos hacer es mezclar a todas las culturas y a todos los pueblos entre sí. Lo único que vamos a conseguir es erradicar lo que hace a Japón japonés, y lo que hace europea a Europa. Conseguiremos una uniformidad gris y la pérdida de todo rasgo distintivo que hacen únicas a esas culturas.

Si algo tenemos que hacer con respecto a Japón no es criticarlos, sino copiarlos. Europa debería proteger más sus fronteras. Debería dejar de tragarse el cuento progre de que los países son conceptos en lugar de naciones definidas por un lazo sanguíneo. Debería proteger sus fronteras e implementar políticas duras de inmigración. A lo mejor así dejarían de invadirnos.