Zasca en toda la boca

November 22, 2015

Estaba feliz sin pensar en política, sin meterme en nada, sin leer las noticias. En Tokio es muy fácil desconectarse de todo, mi japonés es muy rudimentario y no me entero de nada. Llevo casi dos meses aquí y a mi alrededor la gente podría estar discutiendo el Apocalipsis inminente que yo seguiría pensando que estamos de maravilla, que nunca hemos estado mejor, comiendo la mejor comida del mundo, mirando tiendas raras en Omotesando y jugando a Hearthstone.

Hasta ayer pensé que Israel exageraba cuando me repetía que sí, que no eran imaginaciones suyas, que ciertos periodistas de derecha copian todo lo que digo, reutilizan mis argumentos, les ponen algún adorno, y así escriben sus columnas o hablan en las tertulias. No era una apuesta, pero siempre pensé que Israel exageraba y que los periodistas de los que hablábamos cuando discutíamos esto, eran personas inteligentes, formadas, y listas, tanto como yo. En mi ausencia he tenido que darle la razón.

En mi ausencia los periodistas de derecha se han ido quedando sin argumentos, pareciera que no saben qué decir, y se han deslizado de regreso a su gris mediocridad. Da pena verlos en las tertulias, la radio, o los periódicos cediendo terreno. Después del ataque a Paris perder en una tertulia en contra de un progresista de pañuelo palestino y puño en alto parecía una tarea difícil, sólo había que señalar lo obvio para ganar el debate porque los hechos hablan por sí solos. Pero aún así se las ingenian para perder. Así es la derecha, así son sus periodistas, incapaces. Si no pueden copiar lo que otro dijo, no saben qué decir. Copian tanto que ni siquiera se dan cuenta de que están repitiendo argumentos de izquierda: que sí, que los musulmanes son pacíficos, que nos hemos olvidado de Malí, y que no todos los refugiados.

Otros intuyen lo que tienen que decir, saben en dónde está el problema, pero no saben defender su postura. Este es caso que nos ocupa hoy, el “zasca en toda la boca”, uno de tantos, el topicazo de que el islam no puede ser el problema si los musulmanes matan a otros musulmanes, o si los que están peleando en contra del ISIS son otros musulmanes. El periodista de derecha calla y otorga. Yo no.

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Este artículo no va sobre este tema, pero ya que estamos en esto, es mejor quitarlo de en medio para poder avanzar. El islam sí es el problema. Los que pelean en contra de ISIS son otros musulmanes, es verdad, la mayoría de ellos pertenece a grupos como el Frente Al-Nusra o Jaysh al Mujahadiin. ¿Qué es el Frente Al-Nusra? Es una marca blanca de Al Qaeda. Jaysh al Mujahadiin es otro grupo yihadista.

El único grupo islámico violento no es ISIS. El hecho de que haya otros musulmanes que pelean en contra de ISIS no significa que lo hacen por las causas correctas. Los musulmanes que están peleando en contra de ISIS no quieren la paz para el mundo, quieren quitar a ISIS para ponerse en su lugar y desatar el mismo terror sobre sus enemigos.

En resumen: en Oriente Medio el enemigo de tu enemigo no es tu amigo, puede ser tu enemigo también. El hecho de que Al Qaeda odie a ISIS no implica que de estar en su posición no harían estallar la sala Bataclán. Ambos quieren tu destrucción, lo que pasa es que no se ponen de acuerdo en quién tiene que llevarla a cabo. Los dos quieren hacerlo.

Pero a lo que vamos: la izquierda miente, la derecha no está preparada, los periodistas no tienen ni idea, y la gente en twitter no se entera de nada. Pero todos dicen que “zas en toda la boca”. Porque aunque nadie parecer querer reconocer el problema en el que nos estamos metiendo con el islam en Europa todos aplauden con fuerza a quien sea que les ofrezca una salida fácil, al que les diga que no hay que preocuparse, que el islam es pacífico y que todos estamos muy bien.

Los periodistas de derecha tienen buenas intenciones y a veces tienen los argumentos pero no saben defenderlos. Evitar un zasca en el momento es sencillo pero requiere de un esfuerzo previo, de una preparación. Eso no le gusta mucho al periodista español, esforzarse, planificar. ¿Para qué molestarse si el que va a debatir contigo tampoco se entera de nada y el lector sabe todavía menos? Es mucho más cómodo improvisar.

Pero he aquí el problema: cuando eres de izquierda puedes darte el lujo de improvisar. Vas armado con un abanico de zascas, chistecitos, manipulaciones y lagrimita fácil. Pero cuando eres de derecha y vas con la verdad en la mano, tu única arma es la razón. No hay que sentirse mal, la verdad es más poderosa que cualquier acrobacia verbal. Cuando tienes razón y hablas con claridad, desarmas cualquier “zasca”. Pero hace falta ir preparado. De nada te sirve intuir la verdad si no eres capaz de explicarla o de defenderla.

El zasca es la acrobacia favorita del analfabeto y por consiguiente del tertuliano de izquierdas. El zasca deslumbra, luce estupendo en cualquier debate y genera muchos aplausos. Si bien es posible producir un zasca con verdades, es fácil colar una mentira si suena contundente y deja a otro mal parado, total, lo que importa en el zasca no es que sea verdadero o que tenga sustancia, sino la gracia torera con la que muevas el capote. Si fuera un gimnasta, daría tres volteretas en el aire, caería de pie con los brazos en alto y da igual lo que haya dicho. Cuando los analfabetos aplauden un zasca lo hacen en virtud de la acrobacia. Da igual si es verdad o no es verdad, lo que aplauden es la pose final.

El público lo prefiere así, prefiere el zasca que el debate real porque el debate real lo obligaría a confrontar la realidad de lo que está ocurriendo. Lo obligaría a abrir los ojos, a plantearse las cosas. Tendría que cuestionarse, por ejemplo, si lo de Paris podría pasar en Madrid, o en Barcelona o en Sevilla. Tendría que sopesar la posibilidad real de que algunos de los millones de musulmanes que viven en España y de los miles de refugiados que dejamos entrar a nuestras “ciudades-refugio” pertenezcan a los cientos de miles de jóvenes que voluntariamente se han sumado al llamado a la yihad de ISIS, de Al-Nusra, de Hezbolá, o en fin, de cualquiera de los innumerables grupos jihadistas islámicos. Habría que preguntarse si el islam es realmente una religión de paz, y ante las evidencias de que no lo es, tendríamos finalmente que preguntarnos si podemos o no convivir con ellos. En qué punto decimos “basta”.

Dado que el periodismo en España es consuetudinario y están todos esperando a que yo de el veredicto en este caso para poder usar el argumento en el futuro una y otra vez, estoy preparada para ofreceros el arsenal para este debate. Sé que todo lo que pongo aquí si eres periodista lo vas a repetir en tu columna mañana, sin darme crédito de ningún tipo desde luego, porque así funciona España (os padezco desde que abrí el blog hace seis años). Sólo quiero señalar que en esta ocasión no estoy publicando en mi blog personal, que si bien allí me leía mucha gente, ahora he decidido escribir en Greenshines, porque es un altavoz muchísimo más grande y lo lee muchísima más gente, así que quizás te convenga hacerlo con un poco más de disimulo.

Bien, a lo que iba, los argumentos. Es muy fácil responder a cualquier excusa progresista porque tienen 4 excusas universales. Los de izquierda son todavía peores, más perezosos, más ignorantes, y están menos acostumbrados a usar la independencia de pensamiento, lo único que hacen es repetir cosas que dicen otros. Así que es muy fácil predecir exactamente qué es lo que te van a responder cuando les digas que el islam sí es el problema y que estás en contra de aceptar refugiados sirios.

La tesis principal del progresista es que el islam no es el problema, que el islam está bien. El progresista intentará por todos los medios convencer a quién lo escucha de que esta es la realidad aunque todas las evidencias apunten a lo contrario, aunque le traigas el Corán, los hadices y el Sira, aunque le enseñes sermones dentro de las mezquitas inglesas en las que incitan al odio en contra de los occidentales y a matar al infiel, aunque cuentes con testimonios de apóstatas del islam que explican que es una religión violenta en todas partes, y que todo musulmán admira a los jihadistas, aunque les enseñes fotos y vídeos, buscarán la forma de negar toda la evidencia, y eso no es fácil.

Por suerte para los progresistas, los periodistas de derecha raras veces traen evidencias. No se preparan, no van armados con datos, fotos, vídeos, o en su defecto con argumentos sólidos. Lo que traen al debate son frases manidas, cosas que escucharon decir a alguien alguna vez, la idea que le robaron al autor de un blog, alguna idea que sacaron de un libro sobre Medio Oriente que leyeron en la universidad pero no recuerdan ahora mismo el autor, etc.

Así que el periodista de izquierda lo tiene fácil, sus mentiras no encuentran resistencia. Todas son pequeñas variaciones del mismo tema, el de que el islam es pacífico. La primera es “No todos los musulmanes”. Esta excusa dice que si en el mundo hay un billón y medio de creyentes mahometanos, y la mayoría son pacíficos, el islam no puede ser una religión violenta. Ante un zasca como ese el periodista de derecha se queda tieso.

No hay que temer, amigo periodista, si bien es cierto que hay 1 billón y medio de musulmanes y la mayoría nunca ha puesto una bomba en ninguna parte, hay que preguntarse dos cosas: ¿qué significa ser pacífico? y ¿el hecho de que hayan musulmanes pacíficos implica que el islam es una religión pacífica?

La respuesta a la primera pregunta parece simple pero no lo es. Si tú personalmente no pones una bomba, pero incitas a que otros lo hagan ¿eres pacífico? Si no incitas a que otros lo hagan, ni pones la bomba, pero aplaudes cuando lo hacen otros, ¿eres pacífico? Si no incitas, ni pones la bomba, ni aplaudes, pero votas por el que promete aniquilar a otra civilización ¿eres pacífico? Y si no haces ninguna de las anteriores pero donas dinero a las mezquitas que trabajan día y noche para que mueran personas inocentes ¿eres pacífico? ¿lo eres si rezas lo que pone un libro que dice que hay que matar a todo el que no comparte tu creencia?, Y si no rezas, pero sí crees en un líder que arrasó con pueblos enteros, que cometió genocidios, que violó a niñas, lapidó mujeres, cortó personalmente las manos, los pies, las lenguas y las cabezas de cualquiera que se oponía a su gobierno, ¿eres pacífico?

Los votantes de Herri Batasuna no eran todos terroristas como tal, no todos iban a pegar bombas debajo de los coches. Imagino que la mayoría vivía una vida pacífica, preocupándose por lo que nos preocupamos todos: tener comida, techo, ver la tele. Pero estaban apoyando al brazo político de una banda terrorista.

No todos los musulmanes son terroristas, pero el brazo armado del islam es el yihad, conformado por grupos como ISIS y Al Nusra. No todos los musulmanes son yihadistas, pero los yihadistas son los héroes del islam, son sus mártires, son ídolos en el mundo islámico y se les admira. En la casa de un musulmán que cree en su religión aplauden cuando ocurren cosas como el ataque a la sala Bataclán, aplauden como aplaudirían los votantes de Herri Batasuna cuando ocurría algún atentado. Si un musulmán dice que no se alegra de que te maten, es un musulmán no practicante. Si practica su religión se alegra de que te maten, y aplaude ataques como el de Paris.

Si bien es cierto que muchos musulmanes huyen de Siria, de grupos como ISIS, o de Assad, o de Al-Nusra, la realidad es que si siguen siendo musulmanes, hay un punto que los une a todos y en el que todos están de acuerdo: el odio hacia Occidente y el deseo de que te conviertas al islam o mueras, tú, tu familia, y todos los que son como tú. Puede ser que ISIS y Al-Nusra se enfrenten, puede ser que se maten los unos a los otros, las guerras entre los chiítas y los suníes han sido muy sangrientas desde el principio. Ambos creen que al infiel hay que masacrarlo, lo único que cambia es su definición de quién es un infiel. Para el suní, los chiítas son infieles, para los chiítas, lo suníes lo son, para todos tú eres un infiel y mereces una masacre. Todos son verdugos, da igual que se maten entre ellos, todos quieren que mueras.

Cuando concluya el proyecto alemán para Europa y absorbamos nuestra cuota de millones de musulmanes provenientes de Siria, no me cabe duda de que muchos vivirán “pacíficamente” en Europa. Visitarán sus mezquitas, comerán su comida halal, rezarán mirando a la Meca, pagarán sus impuestos, enviarán a sus hijos al colegio, llevarán velos por las calles de España. Pensaremos que son pacíficos, pero cuando el primer refugiado sirio, de esos a los que generosamente le dimos la ciudadanía, decida ocupar un cargo público, todos los musulmanes pacíficos le van a ir a votar, en especial si dice que impondrá la Sharía en la ciudad, que impondrá la dieta halal a toda la población o que hará que tu hermana, tu mujer, tu madre, y tu hija se tengan que poner un velo.