Derechos y privilegios

October 19, 2012

Esta es una compilación de algunos comentarios que puse en twitter y que produjeron un debate interesante. Si quieres seguirme en twitter pulsa aqui: @acapulco70

Ayer hablaba con una amiga francesa que lleva más de 20 años viviendo en Estados Unidos. Me dijo que en Francia la gente se comporta exactamente igual que en España. Que viven con la mano extendida.

En Francia, igual que en España, está mal visto tener un buen coche, y si quieres disfrutar de algo costoso mejor será que lo hagas a escondidas. Como pedir una botella de vino caro en un restaurante, hay quien pide al camarero que la envuelva en papel de aluminio para que el resto de los comensales no sepa que estás bebiéndotela.

Por eso mi amiga dice que jamás volvería a Francia porque allí aplauden que Hollande haya aumentado el impuesto a los ricos al 70%. Ella considera esto un problema de mentalidad.

Ella va a votar por Romney. Dice que lo más importante en este momento es la economía y la falta de trabajos. No entiende por qué las mujeres no quieren votar por él. Dice que las mujeres hacemos del aborto un tema demasiado importante, cuando solo es un detalle.

Yo, que soy pro-choice y partidaria de todo aquello que implique respetar la libertad ajena, me sentí intrigada por su argumento y le pregunté qué quería decir con que el aborto es un detalle.

Me soltó el típico sermón de todo conservador. Que sólo debería hacerse cuando el embarazo es producto de una violación, o cuando la vida del feto está en peligro, pero que no debería ser accesible a todo el mundo.

La misma persona que minutos antes se quejaba de los límites impuestos a la libertad individual por la mentalidad de la izquierda europea apoya causas que limitan la libertad en la vida privada de los demás. ¿No es igual de absurdo que limitar la libertad de los ricos y exigiéndoles que den más que limitar la de las mujeres exigiendo que se les prohiba el aborto?

Es igual de absurdo pedir que se le aumenten los impuestos a los ricos porque te parece que es “lo justo” aunque no te beneficie que pedirle al Estado que legisle sobre el útero de las otras mujeres o sobre quién puede casarse y quién no. Son todas violaciones a la vida privada, a los únicos dos derechos que tenemos: libertad y propiedad.

Yo no quiero que el gobierno se meta en la vida de la gente, ni en sus finanzas ni en sus decisiones. Lo que para ti es una “más justa distribución de la riqueza” es en realidad una imposición sobre la propiedad de otros.

Si quieres más oportunidades trabaja por ellas, pelea y lucha, como lo hicieron los antepasados de aquellos a quienes llamas ricos. ¿Por qué crees que un rico le debe más que tú a la sociedad? ¿Por qué un rico TE DEBE algo a ti?

La igualdad de oportunidades no garantiza nada. Ante el mismo escenario dos personas hacen cosas completamente diferentes.

Si tres personas no tienen nada y les das una naranja a cada una, lo que hace con ella es un problema de mentalidad. Dale una naranja a un pobre y se la come. Dale una naranja a uno de clase media y dividirá los gajos entre los meses del año para ahorrar. Dale una naranja a un rico: le quita la piel y las semillas, te vende la pulpa más cara, siembra las semillas, y con la piel se hace un té.

La naranja es la misma pero al cabo de un año el rico tiene una planta y tú no. ¿Es justo que te de el 70% de los frutos para distribuirlos entre quienes os comisteis la vuestra?

No siempre lo mejor es lo mejor

October 2, 2012

Lo que más me sorprendió del iPhone 5 es que pesa muy poco. Apple no lo sabe aún pero eso es un defecto. Es un defecto porque hasta ahora el peso del iPhone lo diferenciaba psicológicamente del resto de los móviles. Al coger un iPhone en la mano sabías lo que era, aún sin mirar. Y psicológicamente sentías que tenías en tu mano un objeto superior, hecho de un material especial, algo único, y no un simple gadget de plástico. Un teléfono ligero puede ser mejor, pero no siempre lo mejor es lo mejor.

En tecnología es fácil saber qué es lo mejor. En igualdad de condiciones es mejor tener un disco duro de 1TB que uno de 500 GB. En igualdad de condiciones cuanto mayor sea la resolución que soporta una pantalla, mejor. Una cámara de 12 megapíxeles es mejor que una de 8 si todo lo demás es igual, y menos peso en un teléfono es mejor porque es más cómodo de usar. En esa carrera juegan los teléfonos Android, los ordenadores PC, quién ofrece más que la competencia: más capacidad, más memoria, más resolución de pantalla, un procesador más rápido. Números que se ven bien en la caja, o cuando comparas las descripciones en el mostrador.

La carrera tecnológica no tiene fin, pero nuestras necesidades sí. ¿Cuándo deja de ser importante la velocidad que alcanza un coche? ¿Es importante para ti la diferencia entre un coche que alcanza 210kmph y otro que alcanza solo 200kmph? ¿A dónde vas a ir a 210kmph? ¿A la universidad? ¿Al mercado? Hay un punto en la carrera tecnológica en el que la diferencia entre una cosa y otra es irrelevante: el usuario medio es incapaz de llenar un discoduro de 1TB, ¿para qué necesita uno de 2?

Lo que hizo que Apple sea lo que es hoy fue aprovechar eso. Hasta ahora Apple se había mantenido al margen de la carrera. En lugar de producir tecnología, que es algo replicable, ofrecía objetos. Cosas como el peso del teléfono o sus especificaciones daban igual porque no era eso lo que Apple vendía. La tecnología permanecía oculta para que fuese la experiencia lo importante. Apple jugaba en otra liga.

La diferencia de criterios entre el antiguo Apple y sus competidores es algo que se extiende a muchas otras áreas de la vida. Hace meses que no miro mis estadísticas del blog con regularidad. Ha dejado de importarme cuánta gente entra cada día aquí, cuántas visitas únicas tengo, cuántos de ellos hacen click, y cuánto tiempo pasan en mi página. Me da igual. Me da igual porque sé que no tiene mayor importancia. Es en otra liga que quiero jugar.

Si tienes una página y vives de la publicidad, bien porque te la compra un anunciante, o porque usas un sistema como adsense de Google, los números, la cantidad de visitas, lo es todo para ti. Se ven bien en la caja y el anunciante cree que eso es lo importante. Google paga por clicks aunque esos clicks no garanticen nada al anunciante.

Esa es la intención que guía el trabajo de la mayoría de las páginas. Buscan atraer el mayor número de gente cada día porque eso abulta las cifras. La mejor forma de hacerlo es tener a un montón de gente escribiendo artículos breves sobre temas de actualidad (o temas “siempre verdes” para google), producir la mayor cantidad de contenido posible al día e interconectar tu contenido para que un solo visitante haga varios clicks en tu página cada vez que entra.

En esa liga está jugando la mayor parte de las webs, al menos las de habla inglesa. Desde About.com, o ehow, hasta el Huffington Post, pasando por Gawker y Refinery29. Hasta las webs más raras e “independientes” como The Hairpin, The Awl o Thoughtcatalog funcionan así: produciendo un gran volúmen de contenido para atraer la mayor cantidad de clicks.

Generar tráfico es importante para estas páginas porque es su forma de generar dinero. Pero aunque no uses tu blog personal para eso los números de tu página tienen otra ganancia y es que también son una forma de alardear frente a los demás de la misma manera en que alardeabas del procesador de su ordenador clónico con tus amigos. Si pones uno de esos mecanismos que cuenta cuánta gente entra en tu página y todo el que entra puede verlo, tu superioridad quedará demostrada ante todos. No es muy diferente a la competencia entre móviles Android.

Si tu interés es hacer algo por tu cuenta de forma completa, como puede ser vender tus libros a tus lectores, o tu música, o lo que sea, entonces la cantidad de gente que hay en tu página da igual. Lo importante es que te sigan a ti, que les importe lo que tú tienes que decir porque popularidad no es lo mismo que influencia. Pueden llegar a ser dos conceptos opuestos.

Buscando popularidad puedes llegar a traicionarte, y perder influencia con quienes te leen. ¿De qué te sirve tener 25 mil seguidores en twitter si a ninguno de ellos le importa tu opinión y sólo quieren reirse de tus chistes? La popularidad son los números, la influencia es lo que está detrás de ellos, la confianza que tienen en ti quienes te leen. Influencia es lo que trasciende la pantalla, las teclas, internet, y transforma tu proyecto en algo importante. Aunque tener más visitas en tu página es mejor que no tenerlas, tenerlas no significa nada. No siempre lo mejor es lo mejor.

El todo es más que la suma de sus partes. Si partes de un criterio cientificista y solo valoras lo medible, no puedes ir más allá de lo aparente. Te quedas con lo obvio porque te pierdes las conexiones que son complejas e imposibles de cuantificar con las herramientas que tenemos. Es imposible medir la confianza que tienen en ti quienes te leen, pero no por eso deja de ser un valor muy real. Más que los números de tus estadísticas.

Aprender a ver más allá de lo aparente, más allá de lo medible, es algo que se extiende también a otros ámbitos. Perfeccionar tu obra es una carrera sin final, igual que la tecnología. Todo puede ser refinado, las habilidades perfeccionadas, y sin embargo llega un punto en el que debes detenerte. Al editar, por ejemplo, puedes mejorar un escrito hasta cierto punto, y cuando te pasas comienzas a dañarlo. Le robas la espontaneidad, le quitas la magia. A diferencia de la gramática, de la ortografía o del ritmo, la espontaneidad es imposible de medir, pero no significa que no está allí.

No todos los artistas son Miguel Ángel. No todos tienen ese talento. Sin embargo, muchas veces los artistas que más me interesan no son como él. No son perfectos en lo que hacen, me gustan los que tienen limitaciones. Verlos luchar contra sí mismos y aceptar su vulnerabilidad puede ser la parte más interesante de una obra de arte. Puedes medir la perfección anatómica de una figura, la profundidad, la luz y la perspectiva, pero la lucha interna del artista es imposible de medir.

Borges era incapaz de escribir diálogos. Dalí no sabía pintar. Bob Dylan no cantaba bien. Todos los artistas son como ellos, si te detienes lo suficiente puedes descubrir sus límites. Son sus límites los que le dan un estilo propio. La importancia de su obra reside en otra parte que no es la técnica y sus defectos lo subrayan. Aceptar los límites es una forma de rebeldía que te hace único. Si Fiona Apple hubiese cantado música pegajosa hubiese vendido más discos y al día de hoy nadie la recordaría.

Los límites pueden parecer defectos, pero en realidad son lo que nos contiene. Lo que nos delimita y lo que nos define. Los límites nos dan forma y nos hace únicos, es lo que nos diferencia del resto de la gente. Ser perfecto es lo mejor, pero lo mejor no siempre es lo mejor porque aquello que carece de límites es imposible de definir. Lo humano es un desvío, es un gesto, el detalle que se sale de la fórmula, un traspié, un momento de duda, todo lo que es imposible predecir y lo que no se ve bien en la caja.