Conflicto palestino for dummies

June 17th, 2012

Cada vez que digo que soy judía la gente me mira raro. A veces se ríen, a veces miran para otro lado. Alguno recuerdo que se atragantó. La mayoría dice frases como: “¡Estupendo!”, o “qué especial”, o “no se te nota, jamás lo habría dicho”. La situación a veces puede llegar a ser tan incómoda que termina por volverse graciosa y nos reímos los dos. No suele haber malicia en estos encuentros, aunque alguna vez sí he tenido la mala fortuna de encontrarme con alguien así. Pero por lo general no, no hay malicia, lo que sí he llegado a identificar en ellos es un sentimiento de vergüenza, de no saber qué hacer.

Es parecido a lo que sentirías si te acercas a una mesa en una cafetería, te presentan a alguien, y después de hablar animadamente con esa persona, cuando se despide para irse descubres que está sentado en una silla de ruedas. No tenías ni idea de esto, no sabías que la persona con la que habías estado hablando la última media hora era un paralítico. No es que ser paralítico sea algo malo, o que el judaísmo tenga algo que ver con eso, pero sí son condiciones que te obligan a redefinir a esa persona en tu cabeza, de golpe. El sentimiento te deja fuera de base, y no sabes qué decir.

¿Qué se le dice a un paralítico? “¡Fantástico!”, “oye, ¡qué bien que estás tan bien!”, “¡sentado no se te nota para nada!”,  “lo siento” ¿Será mejor ignorarlo y ya? No es fácil, y creo que es una situación parecida porque todas esas respuestas me las han dado a mí cuando he dicho que soy judía. Pero una vez que se rompe el hielo cae una lluvia de preguntas. La gente siente muchísima curiosidad. La misma que sentirían hacia alguien que es diferente pero de una manera inusual. Desde que tengo el blog recibo preguntas hasta por email.

Pero por lo general hay un sólo tabú que la gente no toca: el conflicto entre Palestina e Israel. Digo “por lo general” y no “siempre” porque aunque no es lo común, yo sí me he topado con gente que quiere discutirlo conmigo, y también con gente con la que he querido discutir yo.

Una vez en casa de un amigo, su padre se enteró de que era judía y se dedicó a hablarme durante una hora de por qué Israel es un estado genocida y terrorista. Estaba muy enfadado con Israel, y también conmigo por no aceptar sus argumentos. El enfado lo demostraba como lo suele demostrar la gente así: con burlas y mofas a cada palabra mía. Para que os hagáis una idea del tipo de gente de la que hablo, este señor es un chavista de sillón, un izquierdista a control remoto, que apoya el socialismo radical desde su oficina en Leo Burnett, USA.

El argumento más interesante de su discurso fue el siguiente: “los judíos inteligentes se dan cuenta de las atrocidades de Israel, fíjate en Noam Chomsky” dando a entender que si quieres ser judío y ser sensato, o ser tomado en serio como un “intelectual” tienes que renegar de tu país, acusarlo de cosas falsas, y avergonzarte de él en público. Me hubiese gustado hacer algo más radical, pero lo único que me permitió la situación fue levantarme de la mesa.

En otra ocasión un grupo de mujeres se me acercaron en la universidad porque les habían mandado a hacer un trabajo de investigación sobre el conflicto en el Medio Oriente, y querían hablar con alguien sobre el tema. Me preguntaron muchas cosas con genuina curiosidad. No siempre estaban de acuerdo con lo que les decía, pero aún así hubo siempre un tono de respeto y buen rollo hasta el punto de que se sintieron libres de hacerme preguntas que cualquiera consideraría delicadas, preguntas como si me parece que lo que Israel hace con Palestina se puede comparar con el trato que recibieron los judíos en la Alemania nazi, y a pesar de lo serio del tema, pasamos todas un rato agradable.

Quizás las experiencias más sorprendentes las tuve no con gente a quién me acababan de presentar, sino con gente a la que conocía desde hacía mucho tiempo.

Cuando ocurrió la guerra del Líbano, por ejemplo, todos usábamos MSN. Recuerdo dos peleas que tuve por culpa de MSN, una fue con un conocido de la universidad con el que solía desayunar con frecuencia, y al que descubrí con el nick: “Every american and jew should die” en MSN, que en español quiere decir: “todos los americanos y los judíos deberían morir”. De avatar tenía puesta la bandera del Líbano. Este individuo, llamado Carlos, al contrario de lo que cualquiera pudiera pensar no tenía ningún lazo personal con Líbano, ni conocía la historia del conflicto, ni entendía el problema, su fuerte posición quizás nace de un enamoramiento teórico con la cultura árabe o quizás de un odio teórico con la cultura judía y americana. No lo sé. Lo más probable es que tuviera más que ver con apuntarse a la moda de turno, y que a la semana siguiente sustituiría ese nick por la letra de una canción de Nine Inch Nails.

El segundo caso fue con una amiga política, esa gente que no es tu amiga directamente, sino que son amigos de tus amigos, así que los ves con frecuencia, pero raras veces quedas por cuenta propia. Esta chica llamada Cleo (de Cleopatra), era negra y descendiente de indígenas pemones (o al menos eso parecía) que me dijo por MSN que los judíos masacrábamos al pueblo palestino, que el rabino Brenner  tenía palestinos en el sótano de la sinagoga para torturarlos, y que ella y su novio tenían pensado grabar un documental al respecto. Yo le desee suerte con su proyecto y también suerte con su prescripción de litio.

Pero a lo largo de mi vida no podría decir que la mayoría de los encuentros que he tenido de este tipo han sido con gente antisemita, ni siquiera que son anti-sionistas, lo que pasa es que hay mucha ignorancia sobre el tema, y también desinformación. No lo digo para mal, no es un argumento condescendiente, es simplemente una realidad. Esta gente no conoce el conflicto de la misma manera en la que yo no conozco ni entiendo los conflictos que ocurren en lugares del mundo que están lejos de mí, con los que no tengo relación, y que tampoco he estudiado. Si simpatizo o no con sus causas tiene poco que ver con la realidad, y mucho que ver con la atracción que puedo sentir o no hacia el pueblo en concreto. Naturalmente, yo tampoco me pongo avatares de causas que no entiendo, pero eso ya tiene más que ver con el sentido común.

Pero bueno, cuento todo esto porque por estas razones quise escribir este artículo. Porque he leído y escuchado cosas que no son verdad, porque me han hecho preguntas interesantes, porque en los medios de comunicación se maneja un sólo lado del discurso, porque no he visto la información clara en ningún otro sitio, en fin, para aclarar cosas que desde lejos no se entienden.

Si algo me caracteriza es que soy honesta y no tengo pelos en la lengua. Si has leído mi blog lo sabes. Para mí lo peor que alguien puede hacer es ver la realidad, pero propagar una mentira, así que no leerás eufemismos, ni explicaciones fáciles, ni medias verdades en este artículo. Creo que la verdad se reconoce porque se enuncia en pocas frases y tiene un brillo en sí misma, una especie de simplicidad que se explica sola. Entiendo que es probable que este artículo no le guste a mucha gente, porque la verdad no siempre es bonita, pero alguien tiene que decirla.

EL CONFLICTO ÁRABE-ISRAELÍ

El conflicto en sí es como el juego infantil del teléfono: una persona escuchó algo, se lo contó a otra, y esa a otra, y a otra, y así sucesivamente, hasta que lo que llega al otro lado no se parece en nada a lo que el mensaje original decía. Sólo por ver cómo se desarrolla ese fenómeno, el conflicto árabe-israelí es divertido, pero además, ver las diferencias entre el mensaje original y el mensaje distorsionado te descubre cosas sobre los jugadores. Lo que nosotros tenemos en este momento son los mensajes finales, los que llegaron del otro lado, y lo que nos falta es averiguar qué fue lo que pasó (los hechos históricos) para después comparar. Las versiones distorsionadas son 3:

Lo que la gente suele manejar es la versión más extendida, es una versión rápida y algo escueta de los hechos que va algo así:

Israel se creó después de la Segunda Guerra Mundial en el territorio Palestino. Llegaron allí reclamando el territorio por causas religiosas (o de historia muy antigua), y la ONU les dio permiso de crear su estado ahí. Pero la ONU declaró que en ese espacio se debían construir dos estados: uno israelí y otro palestino. Israel no desocupa los territorios y los Palestinos no dejan de lanzar bombas a Israel. Ambos tienen razón y ambos tienen culpa. Suena más o menos como la versión que maneja la mayoría de la gente, ¿verdad? Creo que es una buena aproximación.

Algunas personas, los que están en pro de palestina, manejan una versión diferente de la realidad, algo como esto:

Los sionistas crearon Israel después de la Segunda Guerra Mundial en el territorio que le robaron a los palestinos con apoyo americano. Llegaron allí, sacaron a los palestinos de sus casas y de sus ciudades, se instalaron ellos, y declararon un estado apartheid. Hoy día Israel es un estado genocida que oprime a los palestinos en su propia tierra.

La versión de los que están a favor de Israel es algo como esto:

Israel se creó después de la Segunda Guerra Mundial en el territorio Palestino por el antisemitismo de Europa. Tenían una conexión histórica con la tierra. El territorio estaba vacío y no había casi gente en él. La ONU declaró que en ese territorio se debían construir dos Estados, y eso es lo que Israel ofrece cada vez que se sienta a negociar con los líderes palestinos, pero los palestinos se levantan de la mesa y se van. Hoy en día Israel sufre las consecuencias del odio antisemita de los palestinos en la forma de cohetes katiusha.

Las tres interpretaciones están llenas de errores, errores tipo “el teléfono”, distorsiones que con el tiempo se han cristalizado en “versiones” de la realidad que tienen poco que ver con la historia.

LA HISTORIA DEL CONFLICTO

Es probable que no lo sepas, pero Israel no fue el único Estado de la zona que apareció allí de forma más o menos gratuita en la primera mitad del siglo XX. La historia de Israel es la misma historia de Turquía, Libano, Siria, y Jordania, y es también la historia de la caída del Imperio Otomano después de la Primera Guerra Mundial.

A ver si me explico de forma más sencilla: toda la zona del medio oriente estuvo dominada durante más de 300 años por los turcos. La zona donde están los países que hoy en día son Siria, Líbano, Jordania, irak, e Israel era parte del Imperio Otomano. Cuando cae el imperio Otomano en 1918, los franceses y los ingleses se dividen el territorio del Medio Oriente, y crean los países que hoy conocemos como Líbano, Siria, Jordania, Irak, e Israel. Ninguno de estos países existía antes de la caída del Imperio Otomano, y las razones para dividirlo de esa forma fueron bastante arbitrarias, algo parecido a lo que ocurrió con las colonias africanas.

La primera distorsión de las versiones modernas está en este punto: se cree que el único estado que se creó de forma “artificial” en el Medio Oriente fue Israel, cuando en realidad todos los países que hoy forman parte de la zona fueron creados de la misma manera por Europa a partir de 1922. Los nombres que escogieron y las fronteras fueron arbitrarios, lo mismo pudieron ponerle a toda la zona Siria, o ponerle a Líbano “Damasco”, o trazar las fronteras de cualquier otra manera, porque las que tenemos no respondían a las poblaciones de la zona, ni a lo que tradicionalmente había sido el territorio, respondían solamente a los intereses comerciales de Francia y de Inglaterra, que pactaron en secreto dividirse entre ellos el territorio, para tener allí sus colonias.

Ahora bien, para entender el conflicto hay que entender también cuál era la población que había allí. Obviamente no era un territorio vacío, no era un territorio despoblado, esta es otra distorsión, en todo el Medio Oriente había gente para la época de la creación de los Estados de la zona. En su mayoría los que vivían allí eran árabes musulmanes, pero también había cristianos, y judíos.

Los musulmanes que había en Medio Oriente llegaron allí con las invasiones del primer Califa (Rashidun) en el año 638 después de Cristo. A partir de entonces se asentaron y vivieron en la zona. Desde siempre habían sido una población culturalmente homogénea. Llamaban a su zona Siria, así en plan general, y los que estaban en el territorio de Palestina se consideraban “sirios del sur”.

Los cristianos eran de origen asirio y armenio, y habían sido perseguidos durante el Imperio Otomano. La mayor parte de la población armenia fue exterminada por los turcos. Así que no quedaban muchos. Pero la mayoría de los que quedaron con la caída del Imperio se asentaron en lo que hoy en día es Líbano.

Los judíos estaban allí porque habían tenido buenas relaciones con el Imperio Otomano, y cuando fueron expulsados de España y Portugal en el siglo 15, el Imperio Otomano los invitó a establecerse en Damasco. Con el tiempo la población judía de la zona aumentó considerablemente, en especial durante el siglo 19 por los pogroms. Para 1918 había una comunidad judía próspera. Por esa época el Imperio Británico prometió dar a los judíos el Mandato de Palestina y eso precipitó la inmigración de judíos de toda Europa que se acentuó con la Segunda Guerra Mundial.

Cabe acotar que hubo presencia judía continuada e ininterrumpida en Palestina desde la época del Templo (estamos hablando de 1700 antes de Cristo) hasta la creación del Estado de Israel en ciudades como Jerusalem, Safed, Tiberias, y Hebrón. Pero no eran comunidades  grandes. Uso el siglo 15 para hablar de la presencia judía en la zona porque ese fue el punto de partida de las migraciones masivas. Ese dato es relevante porque fueron esas migraciones las responsables de poblar la zona de judíos. Los judíos que habían estado ahí desde la época del Templo eran sólo un porcentaje menor para el momento de la caída del Imperio Otomano.

De estos datos sacamos varias conclusiones. Lo primero es que en Medio Oriente ha habido presencia judía desde siempre, y en especial desde el siglo 15. Los judíos no llegaron allí por sorpresaPero también hay que matizar: los judíos en el Medio Oriente nunca fueron más que una pequeña comunidad. La gran mayoría eran árabes musulmanes.

La segunda conclusión es que los árabes de la zona no tenían identidades nacionales separadas. Los del Líbano no se consideraban libaneses, ni los jordanos se consideraban jordanos sencillamente porque esas construcciones son artificiales y fueron creadas por Europa. Todos los árabes musulmanes de la zona compartían una misma cultura, una misma religión, una misma étnia, y un sentimiento nacional más o menos homogéneo. Esto incluye a los Palestinos, que en nada se diferencian de los sirios, ni de los jordanos. Son todos parte de esa población homogénea de árabes musulmanes que había vivido en toda la zona del Medio Oriente (la del Mediterráneo) desde hacía siglos sin diferenciarse.

Por esta razón cuando la Liga de las Naciones propone en 1922 la creación de dos estados en el Mandato de Palestina, lo que se propone es la creación de un estado judío, y un estado árabe. Nunca se menciona la creación de un estado Palestino y otro estado judío, porque la palabra “Palestina” (como voy a explicar más adelante) no tiene nada que ver con la población que la habita, es una palabra para designar un territorio geográfico. Así que el verdadero mandato de la Liga de las Naciones fue crear un estado judío y un estado árabe en la zona de Palestina. Un estado judío, y otro árabe para los árabes musulmanes de la zona, que como dijimos no se diferenciaban de los otros árabes musulmanes de zonas adyacentes.

Ahora hablemos más concretamente del territorio palestino. El territorio al que llegaron los judíos desde 1800 en adelante no estaba vacío de gente, pero sí estaba vacío de ciudades, de tierra fértil, y de asentamientos. Quiero decir que aunque había gente allí, la mitad de la tierra era un desierto, y la otra mitad era un pantano. Por esa razón el territorio era barato y los judíos decidieron comprar sistemáticamente todo el territorio que pudieran de sus dueños árabes con la idea de crear en ese territorio una comunidad judía que eventualmente podría convertirse en un estado autónomo.

Con ese propósito la familia Rothschild contribuyó enormes cantidades de dinero a la Alliance Israélite Universelle desde 1870 en adelante en nombre de todos los judíos de Europa. Gracias al financiamiento de los Rothschild se compró una gran cantidad de territorio en Palestina, se crearon pequeñas ciudades, puertos, kibbutzim, y bulevares. Los Rothschild también fueron responsables de financiar la estructura gubernamental del país.

En los territorios comprados se empezó a construir lo que hoy en día es Israel. No creáis que esto lo hicieron los judíos ricos de Europa, los Rothschild sólo pusieron el dinero. El trabajo lo hicieron judíos inmigrantes laboristas y de izquierda que se agruparon en kibbutzim y se pusieron a trabajar la tierra. Para poder secar los pantanos los judíos sembraron plantas de arroz. Para fertilizar el terreno implementaron sistemas de irrigación. Años después Israel pasó de ser un desierto a ser un país líder en la exportación de frutas y flores. Esto significa varias cosas:

1) Los judíos no le quitaron las casas y las ciudades a los árabes.

2) Los judíos contaban con una situación peor a la que tienen hoy en día los árabes de Gaza y de Cisjordania, pero en igualdad de recursos los judíos crearon Israel, y los árabes siguen viviendo como vivían hace 10 siglos.

3) Cuando algo prospera es porque ricos y pobres trabajan juntos aportando cada uno lo que puede y sin quejarse de su situación.

Ahora hablemos de la geografía. Este era el mapa del Mandato de Palestina en 1920, cuando se habló de la partición en la Liga de las Naciones:

En este territorio es que se debían crear los dos estados: uno árabe y uno judío. La tarea se la delegaron a Inglaterra. Pero en 1922, Inglaterra le regaló todo el territorio que está al oeste del mar muerto a Faisal, uno de los hijos del rey hashemita que pusieron en Irak (como agradecimiento por haber ayudado a Inglaterra a vencer al Imperio Otomano). Faisal le puso de nombre Transjordania (hoy, Jordania) y creó un estado árabe musulmán en él. El territorio de Transjordania era el 77% del territorio total del Mandato de Palestina.

El mapa después de esta concesión quedó así:

Cualquier persona objetiva entiende que en el territorio del Mandato de Palestina, en efecto hay hoy en día dos estados palestinos: un estado palestino que es judío (Israel), y un estado palestino que es árabe y musulmán (Jordania).

Además los territorios asignados son acordes con la población. La gran mayoría de los pobladores del Oriente Medio eran árabes musulmanes, y obtuvieron la mayor parte del territorio: Siria, Líbano, Irak, y Jordania, que representan más del 99,9% del territorio total. Los judíos eran una población pequeña, y obtuvieron un trozo proporcional: Israel, que representa un décimo de un 1% del territorio total (0,001%).

Ahora bien, cuando la Liga de las Naciones descubrió la concesión que había hecho Inglaterra, en lugar de aceptar Transjordania como el estado palestino árabe y dejar el resto del territorio al estado judío, decidió volver a dividir el territorio y hacer una partición del espacio sobrante.

Con esta nueva concesión, el mapa del plan para Palestina quedó así:

Ahora bien, quiero que os fijéis en una cosa, y es en la división que hizo la Liga de las Naciones. Una división peligrosa planificada por gente que no entiende de geopolítica. No es la primera vez que Europa sorprende con sus recetas para la aniquilación total en las colonias, en Africa hicieron exactamente lo mismo y es la razón por la que hay tantas guerras entre tribus allí.

¿Por qué me parece un mapa hecho por idiotas? Porque es un mapa diseñado para el conflicto. En ese mapa tanto el territorio árabe como el territorio judío están divididos en 3, y para pasar de un lado a otro dentro del mismo territorio hay que atravesar por huevos territorio del otro estado DOS VECES. ¿Me seguís? Ni aunque las dos poblaciones tuviesen relaciones espléndidas este mapa iba a fomentar la paz entre vecinos, en especial en un territorio tan pequeño como este en el que los cohetes llegan desde cualquier parte hasta cualquier otra. Es una receta para la mutua aniquilación. Europa es en parte responsable del conflicto árabe-israelí, así que debería tener mucho cuidado con las posturas que adoptan sus medios de comunicación frente al conflicto. En lugar de tratar el tema con cuidado y con seriedad cada vez que hay una intifada y pongo las noticias siento que estoy viendo una telenovela por la manipulación sensiblera, la licencia creativa para inventar eventos que no han ocurrido, y las exageraciones al absurdo.

Muchos os estaréis preguntando que por qué si este es el mapa de la Partición, Israel hoy en día tiene casi el 100% del territorio. Esta es otra de las grandes distorsiones que se escuchan en todas partes. Hay varias razones. La primera razón es que este Plan para Palestina nunca fue puesto en marcha. No fue puesto en marcha porque los judíos lo aceptaron, pero los árabes musulmanes no.

La ONU dio el visto bueno al estado de Israel, así que los judíos declararon su Estado en 1948 en el territorio que les otorgó la ONU, ese que está dividido en 3, con las fronteras en el lugar que la ONU indicó. El resto del territorio, el que hubiese correspondido al segundo estado palestino árabe, quedó en manos de sus antiguos dueños: Egipto y Transjordania, porque no quisieron declarar allí estado alguno.

Israel declaró su independencia en 1948 y ese mismo día todos los países árabes del Medio Oriente le declararon la guerra a Israel. Para ser más exacta: le declararon la guerra Líbano, Siria, Transjordania, Egipto, e Irak apoyados por Arabia Saudita, Libia y Yemen. Aunque todos los estados eran nuevos y habían sido creados de la misma manera apenas 20 años antes, estamos hablando de siete ejércitos en contra de uno.

A pesar de tener todas las probabilidades en su contra, Israel venció a los ejércitos de todos estos países. Fue como resultado de esta guerra defensiva, que Israel anexó el territorio adicional. Pero no lo anexó del territorio del segundo estado árabe en Palestina, ese estado nunca aceptó la partición, nunca declaró su independencia, y por lo tanto no existía como país. Israel le quitó el territorio a Transjordania y a Egipto. Y por eso desde el principio el territorio israelí abarca más de lo que le había asignado originalmente el Plan para Palestina.

Al final de la guerra del 48, como parte de un acuerdo de armisticio, Israel devolvió los territorios a sus respectivos dueños: Transjordania, y Egipto. Así que los árabes que se hacen llamar “Palestinos” vivieron los siguientes 20 años más o menos bajo el gobierno de Egipto y de Jordania, y a pesar de que las condiciones de los asentamientos eran exactamente las mismas que seguirían teniendo más adelante bajo ocupación israelí, durante esos 20 años no llamaron a una jihad, no hubo intifada alguna, no hablaron de la autodeterminación de su pueblo, ni lanzaron cohetes a Egipto o a Jordania.

Lo interesante de la guerra del 48 es entender por qué luchó cada lado. Israel luchó porque no le quedaba otra opción, fue atacado, y era un tema de supervivencia, pero ¿por qué se unieron todos los países árabes para atacar a Israel? La respuesta a esta pregunta es simple, los árabes heredaron del Imperio Otomano y de los Califatos una idea del mundo pan-árabe que incluía toda la zona del Oriente Medio. Ellos se veían a sí mismos como un sólo pueblo musulmán con una sola ley y un sólo territorio. Así que para el mundo árabe, el hecho de que la Liga de las Naciones declarase un territorio en medio del suyo que pertenecía a otra etnia era considerado un irrespeto, independientemente de que las razones para declararlo fuesen legítimas. La idea del estado judío era para ellos inaceptable, un pequeño punto en el mapa que interrumpiría su sueño del estado pan-árabe. Después de la derrota del 48, y para reivindicar su ego volvieron a atacar a Israel en bloque en el 67, y de nuevo en el 73, y en ambas ocasiones fueron derrotados.

Fue en la guerra del 67, la de los Seis Días, que Israel volvió a ocupar el territorio de Gaza y de Cisjordania, además de otros territorios importantes como el Desierto del Sinaí que después devolvió.

LOS TERRITORIOS OCUPADOS

El mapa actual de Israel es este:

No es el mapa de la partición, desde luego, el territorio israelí es más grande del que le asignó en un principio la Liga de las Naciones, pero como habíamos dicho antes, ese Plan para Palestina jamás fue aceptado por los árabes musulmanes de la zona, sigue sin ser aceptado por ellos (a pesar de que se quejan por la ocupación) y por lo tanto jamás declararon su estado allí.

Los territorios a los que los medios llaman “ocupados” son la franja de Gaza y Cisjordania. En el mapa de arriba son los dos territorios que están encerrados con líneas de puntos. El del lado izquierdo, el territorio rectangular es Gaza. El grande que está en el medio es Cisjordania.

Si te limitas a escuchar lo que dicen los medios seguramente crees que Gaza está aislado. Que limita a un lado con Israel y al otro con el Mediterráneo y que por lo tanto un bloqueo israelí deja a su población sin alternativa alguna para abastecerse, entrar, o salir. Pero en realidad Gaza también limita al suroeste con Egipto. Con Cisjordania ocurre lo mismo:  limita al oeste con Israel, pero al este limita con Jordania. Según el mensaje de los medios parece que  Israel es el único responsable sobre la población de ambos territorios. En ningún momento parecen recordar que ambos territorios solían pertenecer a Egipto y a Jordania, que limitan con estos países, que sus poblaciones pertenecen a la misma etnia y religión, que es de esos países de los que Israel conquistó el territorio y que es a ellos a quienes debería devolverlos. Por lo tanto si alguien tiene algún tipo de responsabilidad moral sobre los pobladores de Gaza y de Cisjordania no es Israel, son Jordania y Egipto. Si alguien debería otorgar ciudadanía a esos individuos es Jordania y Egipto, no Israel.

Sin embargo Israel devolvió la Franja de Gaza en el 2005. Retiró de allí a los colonos, tiró abajo sus casas y las colonias, retiró al ejército y les devolvió el territorio. Fue un proyecto a gran escala que involucró reubicar a miles de familias dentro de la frontera israelí, familias judías que habían vivido durante generaciones en Gaza, tirarles abajo sus casas, incluso retirar los cementerios con los muertos de esas familias, y transportarlos a Israel. Como podrás imaginar no fue un proyecto fácil. La mayoría de estas familias se opusieron, e Israel tuvo que movilizarlas con ayuda del ejército. Para ello tuvo que usar más de 70 mil soldados.

Israel llevó a cabo la retirada como un acto unilateral de buena voluntad. Quiero decir, que no pidieron nada a cambio ni lo hicieron como resultado de acuerdo alguno. Lo que quería lograr Israel con esto era reanudar las negociaciones de paz que habían sido interrumpidas por la Segunda Intifada que Arafat había desatado y en la que murieron más de mil israelíes.

Es poco probable que lo recuerdes, o incluso que hayas llegado a escuchar que Israel devolvió Gaza. Es más, todo el mundo actúa como si Israel todavía estuviera ocupando Gaza. Es como si ese episodio de la historia no hubiese ocurrido por la labor de desinformación de los medios occidentales.

¿Qué ocurrió como resultado de la retirada de Gaza? Si el conflicto era territorial, entonces la lógica dice que los palestinos una vez que Israel se retiró de sus territorios deberían estar más dispuestos a negociar la paz. En realidad ocurrió justo lo contrario. Una vez que Israel se retiró de Gaza, los palestinos hicieron unas elecciones populares en las que votaron por mayoría a Hamas, un grupo terrorista que no reconoce el derecho a existir del Estado de Israel y que pone en su charter como objetivo eliminar el estado judío.

En la práctica no fue mejor. Con Hamas se reanudaron los ataques, solo que al administrar su territorio mudaron las plataformas de lanzamiento de los cohetes al norte de Gaza y ahora sus cohetes alcanzan con facilidad ciudades importantes dentro de Israel como Sderot, Ashdod, Ashkelon, y Tel Aviv. Como consecuencia de devolver las tierras de Gaza a los palestinos lo que Israel obtuvo fue un recrudecimiento de los ataques hacia su población civil, y un liderazgo terrorista en Gaza.

En cuanto a Cisjordania, Israel la ocupa tanto militarmente como con asentamientos. Pienso que aunque hay razones para cuestionarse si esos territorios pertenecen a los “palestinos” (en mi opinión pertenecen a Jordania), lo que no se pone en duda es que en la región está el ejército israelí, y que además hay judíos viviendo allí. 

Lo que no sabe la mayoría de la gente es que los colonos judíos que están en en ese territorio son alrededor de 100 familias en la ciudad de Hebrón. Esos colonos no fueron “enviados” allí por el gobierno israelí con un objetivo en concreto, sino que son descendientes de familias judías que vivían en Hebrón desde la época del Templo y que lo desalojaron en 1929 por la masacre de Hebrón. Esa gente decidió volver por cuenta propia a la ciudad en la que habían vivido desde siempre cuando Israel conquistó el territorio y a pesar de que algunos israelíes los consideran un obstáculo para la paz, ellos no quieren abandonar el territorio en el que han vivido desde hace generaciones de manera casi ininterrumpida.

Los palestinos llaman a los judíos que viven en sus territorios “colonos” sin importar el hecho de que muchas de esas familias han vivido allí desde hace milenios, desde mucho antes de que los árabes llegaran allí. Todo barrio judío en territorio palestino es considerado un “asentamiento” impuesto allí de forma “ilegal” y ponen como condición para la paz que no haya ni un solo judío dentro de sus fronteras. A eso se refieren con quitar de allí los asentamientos. Esta petición no es ni legal bajo la ley internacional, ni moralmente aceptable. En Israel, en cambio, viven más de un millón y medio de árabes, muchos de ellos son musulmanes, y corresponden al 20% de la población del país. Dentro de Israel los árabes tienen todos sus derechos garantizados como cualquier otro ciudadano israelí sea de la religión y etnia que sea.

La razón por la que Israel no ha retirado la ocupación militar de Cisjordania es, en parte porque los judíos que viven en Hebrón necesitan protección militar, y también por lo que ocurrió en Gaza. Israel no quiere arriesgarse a que ocurra lo mismo con Cisjordania. Algunos medios dicen que el interés de Israel en ese territorio es imperialista, o incluso por un tema de recursos. Antes de que Israel devolviera Gaza llegué a escuchar un argumento que decía que los israelíes no devolvían Gaza porque por allí pasaba un oleoducto importante que los judíos querían controlar. Me pregunto dónde está la gente que afirmaba eso hoy en día. Porque no dijeron nada cuando Israel devolvió el territorio hace casi 10 años.

En el pasado Israel devolvió una gran cantidad de territorios a cambio de paz. Entre ellos, devolvió el Desierto del Sinaí, que era un territorio 3 veces más grande que el territorio que ocupa hoy en día Israel, que tiene grandes reservas de petróleo, y que lo devolvió a Egipto a cambio de paz. Si el interés de Israel fuese imperialista o una guerra por recursos naturales, jamás hubiese devuelto el Desierto del Sinaí. Pero sí lo devolvió. Lo devolvió a cambio de un tratado de paz que Egipto firmó y con el que se comprometió de lleno. Desde entonces las relaciones entre Israel y Egipto han sido tensas pero manejables, y el acuerdo de paz se ha mantenido.

Con los palestinos, en cambio, cada vez que Israel les devuelve territorios, como ocurrió con Gaza y con el sur del Líbano en el 2000, esos territorios no son usados para construir en ellos un estado árabe palestino. Sino son usados como plataformas de lanzamiento desde las que atacar Israel con cohetes.

Si Israel devolviese Cisjordania a los palestinos, por la extensión y la ubicación de ese territorio, todo el país estaría en peligro. Desde Cisjordania sería muy fácil lanzar cohetes a todo Israel, hasta los de menor alcance podrían llegar al aeropuerto internacional Ben Gurión. Las fronteras de Israel serían indefendibles. No es un riesgo que Israel quiere correr y no se le puede culpar por defenderse.

La razón por la que existen todas estas confusiones con respecto al tema es por la labor de desinformación que han hecho los medios occidentales sistemáticamente desde hace años.

Hasta hace poco al conflicto en Palestina se le llamaba en todas partes el conflicto “árabe-israelí”. En la mayoría de los libros de historia, y en las enciclopedias ese nombre se mantiene, pero es poco probable que recuerdes haberlo leído en los medios en los últimos años. En la prensa, en los medios en general, han pasado a llamarlo el “conflicto en Palestina”. Con ese término se hace énfasis sobre un sólo lado del conflicto. Si no mencionas a Israel, parece que el conflicto no está ocurriendo también en suelo Israelí, parece como si está ocurriendo solamente en suelo Palestino y en contra de los Palestinos, se da a entender que es una guerra unilateral.

La razón por la que es más adecuado llamarlo por su nombre: “conflicto árabe-israelí” es porque este conflicto sí es entre dos partes, pero no es realmente entre Palestina e Israel. El conflicto es entre la población musulmana de varios países árabes e Israel. Cuando se habla del “conflicto árabe-israelí” se habla del conflicto con propiedad y en toda su dimensión. Lo otro es sesgo. Esto es sólo un ejemplo del tipo de cosas que la prensa occidental hace para desinformar, y la verdad es que no quiero entrar en detalles porque el tema se pone pesado, pero basta con buscar los ejemplos en internet, o leer el periódico con ojo crítico.

LA FALSA CAUSA PALESTINA

Ahora que hemos analizado algo de la historia del conflicto podemos hablar con más propiedad de la causa palestina.

Quiero comenzar aclarando de dónde viene la palabra “palestino” porque los árabes de la zona se autodenominan así como una manera de separarse y distanciarse del resto de los árabes de los países vecinos, cuando no tienen una identidad diferenciada.

La palabra “Palestino” apareció por primera vez en el antiguo testamento (la Torá) para denominar a un pueblo de la región que en español conocemos como los Filisteos. Se cree que los Filisteos vinieron del Egeo o que formaron parte de las invasiones de los Pueblos del Mar y se asentaron en lo que hoy en día es Israel durante la época de los Jueces (1180 a.c) y desaparecieron poco tiempo después no se sabe muy bien cómo.

Los palestinos de hoy en día no son palestinos (filisteos) porque los filisteos eran un grupo indoeuropeo y los árabes de toda la región son semitas. Los filisteos desaparecieron alrededor de 1000 años antes de cristo, y los musulmanes llegaron a la zona del Mediterráneo en el siglo 7 después de Cristo, casi 2000 años después.

¿Entonces qué es Palestina? En realidad la zona a la que llaman “Palestina” es la zona donde estaban Galilea, Judea y Samaria, y donde existieron durante más de 2000 años los diferentes reinos judíos de la historia. Hay algunos escritos griegos que mencionan la zona como “Palestina”, pero el primer uso oficial de ese nombre para un distrito se lo pusieron los romanos mil años después como un castigo a los judíos después de vencer las revueltas de Bar Kojbá. La idea de los romanos con eso era debilitar cualquier lazo que existiese entre los judíos y su territorio. Si pasaba de llamarse “Judea”, a llamarse “Palestina”, simbólicamente quedaban desprendidos de él.

Los Califas heredaron el nombre de los romanos cuando ganaron el territorio, y lo mismo ocurrió con los Otomanos, y aunque el nombre no se usaba quedó flotando en algunos documentos legales sobre la zona hasta que Inglaterra decidió recuperar ese nombre para ponérselo al mandato. De ahí viene el nombre “Palestina” que no es ni siquiera un vocablo árabe, y que poco tiene que ver con la población que hoy en día habita en la zona. Históricamente la palabra “Palestina” ha servido únicamente para denotar un espacio geográfico y no una población en concreto.

Por esta razón se proponía la creación de dos estados en Palestina: uno judío y otro árabe. Era una forma de designar el territorio y solamente el territorio. Por eso antes de que Israel se declarara como Estado en 1948, todos los periódicos de los pobladores judíos se llamaban “The Palestinian Post” (Hoy en día el “Jerusalem Post) y la brigada judía que peleó con el ejército británico en contra del Imperio Otomano se llamaba “Palestinian Brigade”. Palestina es también el nombre que los judíos usaban para hablar del territorio entre ellos. En fin, es una connotación geográfica que no tiene que ver con los musulmanes que viven allí. Los musulmanes de la zona sólo empezaron a hablar de sí mismos como “palestinos” a partir de 1977 y no antes, 10 años después de la derrota que sufrieron en el 67, y cuando decidieron cambiar el enfoque de la guerra, de una guerra militar a una guerra propagandística.

Los judíos no desplazaron a nadie, ni expulsaron a nadie del territorio israelí. Esto ni siquiera hay que buscarlo en la historia, basta con analizar los asentamientos que hay hoy en día dentro de Israel. En Israel los musulmanes que vivían dentro de las fronteras cuando se declaró el Estado de Israel son ciudadanos israelíes en toda regla, con los mismos derechos que tiene cualquier israelí judío. Forman parte del parlamento, del ejército, son diplomáticos, tienen acceso a la educación y a la salud como cualquier otro ciudadano. Incluso hay varias comunidades de árabes nómadas como los beduinos, de musulmanes nómadas, como los drusos, que viven dentro de Israel y tienen todos sus derechos. En Israel viven hoy en día 1 millón de musulmanes.

Los árabes que viven en los territorios ocupados ya vivían allí o decidieron por cuenta propia abandonar Israel cuando se declaró la independencia. Abandonaron lo que tenían y lo dejaron atrás, pero cuando intentaron entrar en Jordania, el país árabe les cerró las puertas. Lo mismo ocurrió con Egipto, con Líbano y con Siria. Los refugiados palestinos que lograron entrar a estos países viven hoy en día en las mismas condiciones en las que viven los que se quedaron en los territorios ocupados, es decir, en condiciones de mierda.

La causa palestina no existe, los “palestinos” no quieren un estado propio. Han tenido muchas oportunidades para tener su propio estado, cada vez que se han sentado a negociar con Israel, los políticos israelíes han ofrecido darles territorio a cambio de una sola cosa: que reconozcan el Estado de Israel y que firmen un acuerdo de paz. Se niegan. Se levantan y se van de la reunión, y después lanzan nuevos ataques, declaran nuevas intifadas, recrudecen su ofensiva.

Si los palestinos no quieren tener su propio estado, ¿qué quieren? Los palestinos quieren acabar con el Estado de Israel, y expulsar a los judíos del Medio Oriente. Esto no lo digo yo, lo dice el charter del Hamas que puedes leer aquí. Y cito un fragmento del charter:

Artículo 13 sobre soluciones pacíficas, iniciativas de paz, y conferencias internacionales (fragmento): “La única solución al problema palestino es el jihad. Las iniciativas, las propuestas, las conferencias internacionales, son una pérdida de tiempo, un ejercicio fútil. El pueblo palestino es demasiado noble como para subyugar, su futuro, su derecho, y su destino a un juego vano. Como dice el hadith: “El pueblo de Siria es el látigo de Allah sobre la tierra; Él tomará su venganza a través de este intermediario de quien él desee entre sus seguidores. A los Hipócritas entre ellos (se refiere a los judíos y a los cristianos como hipócritas entre los monoteístas) se les prohibirá vencer a los verdaderos creyentes, y sufrirán muertes ansiosas y dolorosas” 

Artículo 15: la jihad de la liberación de Palestina es una obligación individual (fragmento): “Cuando nuestros enemigos usurpan las tierras islámicas, el jihad se convierte en una obligación que une a todos los musulmanes. Para hacer frente a la usurpación de Palestina por los Judíos, no tenemos más remedio que elevar nuestro estandarte del jihad. Esto requiere una propagación de la conciencia islámica entre las masas locales, árabes, e islámicas. Debemos propagar el espíritu del jihad entre los Umma (musulmanes), luchar contra los enemigos y unirnos a los rangos de los combatientes jihadistas. Tenemos que movilizar al ‘ulama, y también a los educadores, a los profesores, a los medios, y a la publicidad, como también a las masas educadas  y especialmente a los jóvenes y a los ancianos musulmanes para que se unan a la causa del jihad”

(Otro fragmento del mismo artículo): “Debemos plasmar en las mentes de varias generaciones de musulmanes que el problema palestino es de tipo religioso, y se debe luchar bajo esa premisa. En el territorio hay lugares sagrados islámicos como la Mezquita de Aqsa, que está inexorablemente unida a la Mezquita Sagrada, mientras el Cielo y la Tierra existan, y al viaje del Mensajero de Allah, que Allah lo tenga en paz y lo bendiga, y desde allí ascendió. ‘Deambular un día en el Camino de Allah es mejor que todo el mundo y lo que existe en él. El seguidor de Dios que se mantiene en el Camino de Allah es mejor que todo el mundo y lo que existe en él. Lo juro por Él, quien toma en su mano el Alma de Mahoma! ¡De veras deseo ir a la guerra por Allah! Asaltaré y mataré, asaltaré y mataré, asaltaré y mataré”

No voy a seguir poniendo fragmentos porque queda bastante claro cuál es la intención de Hamas. Si quieres leerlo en contexto puedes visitar el enlace que puse arriba. La intención de Hamas es acabar con Israel, y matar o expulsar a los judíos. Los palestinos no odian a los judíos porque son los ciudadanos de Israel que es un estado que está en su territorio, los palestinos odian a Israel porque es un estado judío. Si Israel no fuese un estado judío nada de esto ocurriría. Esta guerra no es solamente una guerra en contra de Israel, es una guerra en contra del judaísmo, y por eso participan Hezbollah, Siria, e Irán (e indirectamente Arabia Saudita). Justamente todos son países de la Sharía, de la ley fundamentalista islámica, y eso es lo que esta ley promueve.

Por lo tanto la solución de los dos estados no es una verdadera solución y no va a resolver nada. Si Israel devolviese su territorio tampoco resolvería nada, porque este conflicto no es, a diferencia de lo que quieren hacer creer con la causa palestina, un conflicto geopolítico por territorio. Este conflicto es un conflicto religioso del islam en contra de los judíos, y es en esa arena en la que se va a desenvolver. Por eso si queremos entender el conflicto tenemos que entender ambas religiones.

¿QUÉ SIGNIFICA SER JUDÍO?

Hay una respuesta prefabricada a esta pregunta que a los judíos nos enseñan desde pequeños como parte de nuestra identidad y es que el judaísmo “no es una religión, no es una cultura, no es una raza, no es una etnia. El judaísmo es una nación que hasta hace poco no tenía un territorio”. Según esta definición del judaísmo, somos una nación como bien podría serlo la nación española, o la nación francesa, pero sin una tierra propia. O sea, que al igual que España, por ejemplo, los judíos tenemos comidas tradicionales, una cultura compartida, una religión común, y aunque no somos todos de una misma etnia compartimos un sentido histórico y un destino.

Esto es un cúmulo de medias verdades. A ver, la mayor parte de la información tiene cierto grado de verdad, pero es información incompleta, y algunas partes son falsas. A los judíos nos enseñan a explicar que el judaísmo no es una raza como una especie de defensa en contra del antisemitismo tipo nazi que nos consideraba una raza no sólo sub-humana sino perjudicial para el planeta. Los nazis además estaban obsesionados con la genética, con los genes arios y genes judíos, y toda esa conversación de rasgos comunes y herencia genética activa los sensores de alarma de la generación de mis abuelos.

Pero en realidad aunque los judíos no somos una raza como tal, sí somos una etnia. Quiero decir que aunque no tenemos un rasgo especialmente distintivo, es posible reconocer ciertos rasgos similares entre judíos, porque compartimos una genética particular, y porque estamos unidos como todas las etnias por lazos de parentesco más o menos remotos. Obviamente hay excepciones que son los judíos conversos, incluyendo las comunidades de judíos etíopes y los judíos chinos, pero en líneas generales los judíos que vivieron por generaciones en Europa tienen un origen común. Por eso decir que el judaísmo no es una raza y explicar que somos todos muy distintos es una media verdad. (Lo de la genética no lo digo yo, se han hecho varios estudios que lo confirman)

Además, más que una nación el judaísmo es en realidad una tribu, es una especie de familia muy grande. Con todos los problemas y las ventajas que eso trae consigo. Quiero decir, que si bien la nación española acoge en su seno grupos muy diferentes, tanto como lo pueden ser los gitanos de los payos, en el judaísmo eso no ocurre. Todos compartimos el mismo origen y nos reconocemos entre nosotros como hermanos. Por eso cuando un judío triunfa en el mundo todos nos sentimos orgullosos, y cuando alguno la caga, nos avergonzamos juntos. Los judíos sienten que lo que un judío hace se refleja en todo el pueblo.

Todos los judíos consideran judíos a los otros judíos. La religión es irrelevante, quiero decir, que como ocurre en una familia, en el judaísmo si un judío es ateo, no por eso deja de ser judío, es simplemente un judío ateo. Lo mismo con los judíos que sí practican la religión, sean ortodoxos, reformistas, reconstruccionistas, o conservadores. Hay mil sectas dentro de la religión judía, pero la postura ante ellas no hace a un judío menos judío a los ojos de nadie. Lo mismo con todo: con la comida, con la cultura, con la filosofía, o con su carácter. Algo muy grave tendría que hacer un judío para que no se le considerara como tal.

El judío nace de una madre judía, pero también hay judíos conversos, gente que decidió convertirse por una u otra razón. Todos son judíos. Algunos judíos se agrupan en comunidades dentro del país en el que viven, crean sus propias escuelas, sus sinagogas, tienen sus propias modas, y hasta su personalidad como grupo. Dos comunidades pueden diferir muchísimo la una de la otra, hay comunidades abiertas, comunidades cerradas, comunidades ortodoxas, otras laicas, hay comunidades jóvenes, y comunidades viejas, comunidades alegres y otras más bien depresivas, en fin, es un universo y todas las comunidades son consideradas judías.

Hay judíos que viven al margen de la comunidad también, y son numerosos. No se afilian. No fueron a un colegio judío ni han pisado la sinagoga en toda su vida, pero mantienen su lazo con el judaísmo a través de la cultura: leen a autores judíos hablar sobre temas judíos, ven muchas películas de Woody Allen, comen matzo balls, y escriben este tipo de posts en sus blogs. Yo caigo más en esta categoría (aunque sí fui a un colegio judío y conozco bien las sinagogas).

Pero el judaísmo al ser una religión tan antigua no contempla la diferencia entre pueblo, nación, religión, filosofía, ley, o etnia. Quiero decir que para el judaísmo todo es lo mismo, (esto lo explicaré con calma un poquito más adelante), y por eso el judaísmo no es una religión proselitista, no le interesa que nadie se convierta a la religión judía y es difícil convertirse.

¿Quieren los judíos apoderarse del mundo? Bueno, lo voy a admitir: soy uno de los sabios de Sión. Estoy aquí en una operación encubierta, haciéndome pasar por escritora, y por las noches cuando nadie me ve, me voy a una reunión secreta en la que planificamos cómo nos vamos a adueñar del mundo, a convertir el petróleo en arena, y a transformarnos en ejecutivos importantes de todas las empresas. A la sala de la reunión se accede a través de un teléfono público en la ciudad de Nueva York y que parece inconspicuo, pero si dices el santo y seña se convierte en un ascensor. El santo y seña es: “Jerry Seinfeld”. No, hablando en serio, no que yo sepa. Claro que si ese fuese el caso, y los judíos fuésemos una secta secreta con objetivos de dominación mundial, no creo que alguno lo admitiera en un blog.

La idea de la dominación mundial sale de aquí, por si acaso quieres investigar más.

Ahora, si quieres saber sobre la religión judía, aquí te va un curso veloz:

El judaísmo es la primera religión monoteísta del mundo (el zoroastrismo no cuenta como monoteísmo porque tiene un dios del bien y otro del mal). Es la primera religión del libro (entendiendo por esto a las tres religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo, e islam). Y la creencia principal del judaísmo está explicada en los 10 mandamientos (los judíos, no la bastardización católica del texto). Los 10 mandamientos son una especie de contrato formal entre dios y el pueblo judío en el que se especifican las partes firmantes y el trato. Es gracioso cuando lo ves de esa manera, y como seguramente no habrás leído los mandamientos originales, aquí te pongo los primeros 2 que son los más importantes:

1. “Yo soy tu Dios, tu único Dios que con brazo fuerte y extendido te saqué de Egipto de la casa de la servidumbre”

Este mandamiento sirve para describir a las partes firmantes en el acuerdo: esta ley es entre Dios, el único, y el pueblo judío, el que salió de Egipto. En el catolicismo este mandamiento fue sustituido por “amarás a Dios por sobre todas las cosas” porque como el catolicismo es una religión proselitista, entonces no tiene sentido decirle a la gente “te saqué de Egipto” cuando jamás estuvieron allí.

2. “No adorarás a otros dioses, ni crearás imágenes de mí”

El monoteísmo en el judaísmo se define como “un sólo dios que es infinito”, pero también se define por la diferencia por contraposición al politeísmo y a la idolatría, y ese es el fundamento teórico de la religión. Para el judaísmo dios es uno, es único, es infinito, y adorar cualquier cosa diferente de eso no es judaísmo. En el catolicismo, que tiene imágenes de Cristo, de la Virgen y de los Santos, poner “no crearás imagenes de mí” es una contradicción y por eso cambiaron el mandamiento por “No pronunciarás el nombre de dios en vano” que no es el fundamento de la religión cristiana, y no sé qué hace como segundo mandamiento.

El segundo fundamento del judaísmo es la creencia en la tierra prometida, que aunque no está entre los 10 mandamientos, sí está en la Torá, y en la mayoría de los rezos.

El judaísmo tiene varios textos sagrados, los más importantes están agrupados en el Tanaj que es la Torá (el Antiguo Testamento) junto con Nevi’im (jueces) y Ketuvim (escritos), pero tiene muchos otros porque a lo largo de 5 mil años de historia se puede llegar a acumular un montón de cosas. Hay toda una serie de escritos de interpretaciones que hacen los rabinos del texto y que tienen tomos y tomos y tomos como el talmud, y después hay otros libros como el Zohar que es el libro de misticismo judío (la cábala). Pero en el colegio te enseñan el Tanaj y va que chuta. La mayoría de los judíos somos laicos y no tenemos mucha idea de lo que viene después del tanaj, y me incluyo en esa categoría, así que las cosas que diré son el punto de vista de un judío laico.

El judaísmo es una religión que cuida y protege la vida en todas sus formas. Sé que esto suena evangelizante, pero no te preocupes, los judíos no vamos por ahí predicando como los testigos de jehová, es muy difícil que alguien que no es judío se pueda convertir al judaísmo, y a los demás nos da exactamente igual que lo seas o no. En lo personal jamás te desearía como destino pasarte al judaísmo con la que nos cae cada dos o tres siglos, pero la religión suena bonita y en cierta forma lo es, así que tampoco voy a preocuparme demasiado por aparentar que es una religión fea o desagradable.

Como decía, todas las leyes del judaísmo están allí para proteger y cuidar la vida. Desde las leyes de la alimentación (no se permite el sufrimiento animal), hasta l0s 613 preceptos, todo en el judaísmo se trata de celebrarla, y de protegerla. Por eso cualquier ley se puede romper si pone en riesgo la salud de una persona. Por ejemplo, los sábados no se puede ir en coche. Sin embargo, si una mujer embarazada va a dar a luz un sábado, por ejemplo, no sólo puede romper esa ley, sino que está en la obligación de romperla, de montarse en el coche para ir a la clínica. Esto ocurre con todas las leyes del judaísmo. Las leyes del judaísmo son flexibles y se adaptan al tiempo y al lugar en el que están.

Casi todos hemos leído el Antiguo Testamento, o visto películas sobre él (como Los Diez Mandamientos con Charlton Heston, aunque tampoco es así al pie de la letra, ¿no?, pero sí sirve para dar una idea general) así que imagino que entiendes más o menos de lo que se trata. La Torá es en teoría la historia del pueblo judío y del mundo desde sus inicios hasta que los judíos llegan a la tierra prometida. Explica los mitos judíos sobre la creación, algunas leyendas antiguas como la Torre de Babel y el Arca de Noé, y más adelante explica la historia de Abraham y su descendencia.

¿Es el judaísmo una religión violenta? Mucha gente me pregunta esto porque por lo que aparece en el antiguo testamento pareciera que Dios es vengativo, y hay varios pasajes violentos de guerras entre los judíos y otros pueblos. Esos pasajes forman parte del Tanaj, pero no conforman un código moral del judaísmo. Quiero decir, que son historias del pasado, y no porque estas cosas estén en la Torá, eso significa que es deseable para un judío, o que hoy en día se sigan manteniendo esas ideas (la del dios vengativo, por ejemplo).

En realidad al judaísmo hay que entenderlo como lo que es, más allá de lo que ponen los textos sagrados. El judaísmo es una religión que tiene 5000 años de antigüedad, y por lo tanto arrastra consigo fósiles de pensamiento antiguo, de ideas del pasado, y conductas que ya no aplican. Por eso los rabinos entienden que el judaísmo tiene que evolucionar con el tiempo y adaptarse al lugar en el que está. Muchas cosas que eran aceptables dentro del judaísmo hace uno o dos milenios ya no lo son, por ejemplo, la poligamia que solía ser aceptada y ahora está prohibida.

El judaísmo en sus orígenes era una religión de pastores. Los pueblos pastores eran semi-nómadas y de estructura tribal. La obsesión con la tierra viene de la misma época. Cuando nació el judaísmo el pensamiento era muy diferente al que tenemos hoy. Las religiones creían que los Dioses estaban asociados a un territorio geográfico específico, por eso el judaísmo es monoteísta en cuanto a sí mismo, su único dios es uno, pero no niega la existencia de los dioses de otros pueblos. La cosa está en que el dios judío era el dios de Canaan (Palestina) y por eso cuando los judíos salían de su tierra, su dios no iba con ellos. Eso explica por qué pasaron 400 años en Egipto en las condiciones en las que estaban sin que Dios los ayudase (su dios estaba lejos, en Canaan). En esa época la mayoría de la gente estaba obsesionada con su tierra, y por eso cuando salían de su tierra se llevaban consigo carretillas con tierra del lugar, para que su dios no los abandonase.

Obviamente hoy en día nadie cree en estas cosas y pocos judíos saben que la religión judía tiene ese origen. Esto sólo lo entiendes cuando has estudiado teología y religiones comparadas. Todo ha cambiado mucho a lo largo de 5 mil años, y la religión sigue cambiando cada día para adaptarse al pensamiento de su época y lugar.

¿ES EL SIONISMO UNA IDEOLOGÍA IMPERIALISTA?

Esta pregunta me la han hecho un par de veces, aunque más que pregunta me lo han lanzado como una afirmación. Me han preguntado, como increpándome, si yo me considero sionista, y si me parece justo lo que hacen los sionistas, y si soy incapaz de ver que el sionismo es un movimiento imperialista similar al movimiento nazi. Esto es un cóctel de distorsiones histéricas que no sé por dónde coger, pero haré mi mejor esfuerzo por explicar lo que es el sionismo (el de verdad, el que tiene su base en la historia y no el sionismo imaginario de los antisemitas).

El sionismo es una ideología que propone que el pueblo judío es una nación como cualquier otra, y que como todas las naciones debe tener un territorio propio. El sionismo desde el principio fue una adaptación de los movimientos nacionalistas italianos y alemanes del siglo 19. El término “sionismo” fue acuñado en 1891 por Nathan Birnbaum un publicista austríaco para describir la ideología que se estaba formando, pero el término se usa de forma retrospectiva para identificar también los esfuerzos que los judíos hicieron en el pasado para regresar a su territorio. También se aplica a los cristianos evangélicos que desean que los judíos regresen a la tierra prometida para acelerar la segunda venida de Cristo.

Como movimiento político fue fundado por Theodore Herzl en 1897 y en él agrupaba todo lo que se había escrito al respecto hasta la fecha, y varias organizaciones que se habían creado con ese propósito en varias partes de Europa.

La palabra “sionismo” viene de “sión” que es una de las formas en las que se le llama a Jerusalem en la biblia. El sionismo no es un movimiento de tipo monolítico, es más bien plural. Incluye, sionistas socialistas, sionistas religiosos, revisionistas nacionalistas, y sionistas culturales. Cada grupo con sus propias motivaciones, e ideas. Las ideas del sionismo evolucionaron con el tiempo y fueron influenciadas por varios movimientos diferentes que se hicieron populares en Europa como el socialismo, el nacionalismo, o el colonialismo, y llegó a asumir diferentes “sabores” dependiendo del país de origen de sus pensadores, y las corrientes intelectuales contemporáneas de cada época. Por eso no se puede tomar ningún texto en particular como una muestra de la postura “oficial” de la ideología sionista. La premisa que comparten todos es que los judíos son un pueblo que debe tener un territorio nacional, que ese territorio nacional debe estar en su territorio histórico, y que los judíos tienen derecho a la autodeterminación como cualquier otro pueblo.

El movimiento sionista se preocupó desde el principio en imaginar el estado que querían construir. Por eso hay tantas visiones diferentes. El primer texto importante del sionismo político es “El Estado Judío” de Theodore Herzl, que puedes leer aquí. La importancia de que exista Israel para los judíos es grande. A diferencia de otras religiones y de otras etnias, los judíos sólo tenemos un país en todo el mundo, con un territorio mínimo. Los musulmanes son mayoría en 56 países, y los musulmanes que además son de origen árabe tienen 22. Muchos de ellos bastante grandes como Arabia Saudita o Irán. Si los judíos nos quedásemos sin Israel no tendríamos a dónde ir.

En líneas generales, la mayor parte de los sionistas coincidían en el deseo de crear un estado judío que preservase los valores y la religión judía, pero que al mismo tiempo fuese un estado libre democrático, y un modelo de desarrollo en el mundo. En eso se ha convertido Israel. Israel no es un estado teocrático, es un estado democrático, con un parlamento y un gobierno de políticos, no de rabinos. Israel es un estado secular con educación secular, en donde se fomentan los valores judíos, pero existe una separación más que clara entre el gobierno y la religión oficial, la misma que existe en todos los países seculares de Occidente.

Que los anti-sionistas propaguen la idea de que Israel es un estado teocrático es un absurdo inconcebible, pero que además haya gente que se lo cree desafía cualquier lógica. El Medio Oriente tiene varios estados que sí son teocráticos, estados donde gobiernan los imams a través de la Sharía, y en el que no existe una separación entre estado y religión, estados en los que las mujeres son especies sub-humanas, en los que los blasfemos son condenados a muerte, las adúlteras son lapidadas, y en los que todavía le cortan la mano a los ladrones, estados controlados por sheiks en los que la población vive en la miseria, estados en los que la educación es exclusiva de las madrasas, estados en los que la población de religiones diferentes al islam son perseguidas, abusadas, y apartadas de la sociedad, estados en los que la población no sabe ni qué son los derechos humanos ni que algo como eso existe. Arabia Saudita, Iran, y Siria son tres buenos ejemplos. Israel es lo opuesto a todo esto. Israel brilla en medio de esa zona de dictaduras medievales como un diamante en un lodazal, y que sean los árabes los que llaman a Israel un estado teocrático, un estado apartheid, o al sionismo un movimiento imperialista es el chiste del siglo.

LA VERDAD SOBRE EL ISLAM

Los musulmanes siempre se quejan de una supuesta mala interpretación de su religión en occidente. Sin embargo, los que se quejan tampoco saben mucho sobre la verdadera historia del islam, el contenido del Quran o la vida de su fundador Mahoma. Como resultado, las interpretaciones más distorsionadas del islam son las que suelen originarse en la cabeza de los propios musulmanes, y creen genuinamente en ellas. Así que he decidido usar este espacio para explicar estas cosas, como un servicio para los musulmanes y también para los infieles.

¿Qué es el islam? El islam tiene 5 pilares básicos en su práctica religiosa:

1) Fe en Allah, en que Allah es uno, y en su profeta Mahoma (imam)

2) Rezar 5 veces al día (salah)

3) Dar limosna (zakat)

4) Ayunar (sawm)

5) Peregrinar a la Meca en la medida de lo posible (hajj)

Pero estos pilares no nos dicen mucho sobre lo que cree un musulmán, o cómo debe comportarse. Los 5 pilares (fe, rezo, limosna, ayuno, peregrinaje) existen también en otras religiones, así que para entender el islam, hay que comenzar por entender el rol de Mahoma y sus revelaciones como profeta.

¿Qué es el Qur’an?  Según el islam, Mahoma recibió unas revelaciones de dios (allah) a través del Arcangel Gabriel, y después las dictó a sus seguidores que las memorizaron, o las pusieron por escrito en los papeles que tenían a mano. Las revelaciones duraron años, Mahoma las fue revelando a lo largo de toda su vida. Esos fragmentos fueron compilados en un libro, el Qur’an, durante el reinado del tercer califa Uthman.

Para que os hagáis una idea, el Qur’an tiene más o menos la misma extensión que El Nuevo Testamento y se divide en 114 “suras” (son como capítulos). Las primeras revelaciones ocurrieron en La Meca a lo largo de 12 años. Aunque en estas revelaciones el Qur’an condena a las religiones paganas, muestra respeto por las religiones monoteístas (cristianismo y judaísmo). El mismo Allah se presenta en el Qur’an como el dios de los cristianos y de los judíos, sólo que ahora venía a revelarse ante los árabes a través de su propio profeta, Mahoma.

Las primeras revelaciones, las de la Meca, no son el problema del Qur’an. El problema está en lo que ocurrió a continuación. Después de doce años de predicar estas revelaciones, Mahoma huye con sus seguidores a Medina, y es allí donde el islam pasa de ser una religión monoteísta relativamente benigna, a una ideología política y militar expansionista y de naturaleza violenta que persiste hasta el día de hoy.

Los musulmanes ortodoxos no aceptan las traducciones del Qur’an a otros idiomas. No creen que son traducciones válidas de la manera en que puede ser válida una traducción del Nuevo Testamento al español. Esto es algo que usan para sacudirse las críticas con el argumento de que solamente una persona que habla árabe puede entender el Qur’an; y también lo usan para que sus líderes puedan manipular con más facilidad a sus seguidores, porque en realidad la mayor parte del mundo islámico no sabe leer árabe. Pero el árabe es un idioma como cualquier otro que puede perfectamente ser traducido sin perder el sentido.

El problema no es que el sentido se pierde con la traducción. El problema es que el Qur’an tiene poco sentido en sí mismo y el poco que tiene es contradictorio. Para poder entender el Qur’an hace falta conocer un principio clave del islam que es el principio de abrogación (al-naskh wa al-mansukh). Según este principio los versos nuevos anulan los versos antiguos a los que contradicen. A ver si me explico, si al principio de su carrera Mahoma reveló un verso, y años después revela otro que lo contradice, el segundo verso anula el primero. ¿Me sigues? Todo lo que dijo en Medina anula lo que dijo en la Meca. Sé que es complicado. Algunos musulmanes dicen que “no creen” en la ley de la abrogación, pero esa ley está en el Qur’an mismo, es este verso:

2:106: “Si abrogamos una aleya o provocamos su olvido, aportamos otra mejor o semejante. ¿No sabes que Dios todo lo puede?

Parece como si la aleya 2:106 fue revelada por Mahoma cuando sus seguidores le cuestionaron por qué sus enseñanzas no eran consistentes a lo largo del tiempo, cuando le pidieron una explicación por las contradicciones. El argumento de Mahoma es que “Allah todo lo puede” y “donde dije digo digo Diego”

Pero más allá del principio de la abrogación, una persona que no esté familiarizada con el islam no va a entender una traducción del Qur’an por el simple hecho de que esta compilado como el culo. En lugar de recopilar los suras en orden cronológico para que el texto tenga algo de sentido y fluidez, el Qur’an está compilado en orden de longitud de los suras. A ver si me explico: los versos del libro de Allah, la revelación de dios, en lugar de compilarlos por temas, o por orden cronológico, o incluso orden alfabético fueron ordenados por orden de longitud. Eso es como organizar una biblioteca por el tamaño de sus libros, o el color de las portadas.

Así que si quieres saber qué verso abroga a otro hace falta saber en qué punto de la historia Mahoma reveló aquello, y después buscar en qué punto del Qur’an está ese verso en específico, y para eso hace falta consultar otros libros distintos al Qur’an. En medio de todas estas búsquedas y exploraciones, uno descubre que todos los versos benignos, esos que citan los defensores del islam cuando los interpelas, son los versos que Mahoma reveló en La Meca, al principio de su carrera, cuando era una secta vulnerable en un territorio ajeno. Más adelante, en las suras de Medina, cuando Mahoma se autoproclamó lider de un ejército, ya son más belicosas. Y desde luego, las suras violentas abrogan las pacíficas.

Así, a pesar de que en los suras de La Meca Mahoma habló de que se deben respetar las religiones monoteístas como el cristianismo y el judaísmo, o que no se debe convertir a nadie por la fuerza, todos esos versos han sido abrogados por una de las últimas aleyas que reveló y la más famosa: la aleya de la espada.

9:5. “Cuando hayan transcurrido los meses sagrados (El 1ero, 7mo, 11vo, y 12vo del calendario islámico), entonces matad a los Mushrikun (los infieles) dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles!, ¡sitiadles!, y preparad para ellos todas y cada una de las emboscadas. Pero si se arrepienten y hacen la azalá (los rezos rituales islámicos), y dan el zakat (limosna), entonces dejadlos libres. Alá es indulgente, misericordioso.

En realidad todo el sura 9 que se llama “El Arrepentimiento” (Taubah) está lleno de versos violentos. No es solamente el verso de la espada (aunque desde luego es el que más se cita por su carácter universal de perseguir a los infieles sean quienes sean y donde sea que estén), basta con ver el resto de los versos para entender que el origen de la violencia no nace de la cultura árabe, sino de la religión, la violencia es uno de los fundamentos principales del islam.

¿Para la religión islámica todo está en el Qur’an? No, no todo está en el Qur’an. Aunque los musulmanes no consideran que Mahoma sea dios, ni el hijo de dios, sí consideran que es el modelo a seguir, el hombre perfecto, el tipo de persona que todo musulmán debe aspirar a ser.

Así que el segundo texto importante del islam es el Sunnah, o “el camino” de Mahoma y trata sobre la vida del profeta y contiene todas las enseñanzas y acciones de Mahoma. Todos los detalles de su vida, lo que comía, lo que decía en temas que no eran religiosos, sus hábitos personales, son parte del conocimiento indispensable de cualquier musulmán.

El Sunnah se compiló con dos cosas, un texto llamado el Sira (que es la biografía de Mahoma), y los hadiths (o reportes) de lo que este tipo hacía en privado que pasaron de generación en generación de forma oral. Habían miles y miles de hadiths, algunos eran largos, de varias páginas, y otros bastante cortos de no más de dos líneas, y cuando quisieron ponerlos por escrito los estudiosos del islam descubrieron que probablemente la mayoría de los hadith eran falsos. Identificar estos hadith y separarlos de los auténticos fue un auténtico trabajo.

Dado que Mahoma es un erudito y el más grande profeta de Allah, sus acciones no se juzgan en contraste con ninguna ley moral, sino que esas acciones se convierten en sí mismas en la ley moral que se debe aplicar a todo musulmán. Mahoma es la vara con la que se mide. Hago esta aclaratoria para explicar por qué hay que saber hacer una diferencia a la hora de evaluar los episodios violentos del Qur’an o del Sunnah y los de la Biblia. La Biblia no es la ley moral del judaísmo ni del cristianismo. Los pasajes violentos que aparecen en ella son casos concretos y de ellos NO emana la ley moral. No se espera ni se pretende que los seguidores de la religión judía o cristiana actúen de la misma manera en que lo hizo cualquier personaje de la biblia. Obviamente con esto no quiero decir que la religión judía y la religión cristiana me parecen fantásticas, todas las religiones en general son un caldo de cultivo para la locura, pero hay una gran distancia entre lo que pueden ser religiones como el judaísmo, el cristianismo, el hinduísmo, el sikhismo, y lo que es el islam, y esa diferencia parte de lo que representa la figura de Mahoma dentro de la ley islámica. Mahoma es considerado el ejemplo a seguir y cada una de sus acciones puntuales constituye la base de una ley islámica general.

Ursa (62:88) – El profeta escribió (el contrato matrimonial) con Aisha cuando ella tenía 6 años de edad, y consumó su matrimonio con ella cuando tenía 9 años, y con él se quedó durante nueve años más (hasta su muerte).

Anas (82:795) – El Profeta cortó las manos y los pies de los hombres de la tribu de Uraina y no cauterizó (sus heridas sangrantes) hasta que murieron.

Abdullah bin Umar (23:413) – Los judíos (de Medina) trajeron al profeta a un hombre y una mujer que habían cometido adulterio. Ordenó que ambos fuesen lapidados, cerca del lugar en el que se hacían los rezos funerales junto a la mezquita. 

Abu Huraira (2:25) – Le preguntaron al Apóstol de Allah: “¿Cuál es la mejor acción?” El respondió: “Creer en Allah y su Apóstol (Mahoma). El que hizo la pregunta prosiguió: “¿Qué es lo siguiente (la segunda mejor acción)?” Él respondió: “Participar en el Jihad, en la causa de Allah”

Bukhari (52:177)  – El apostol de Allah dijo, “La Hora (de la redención) no será establecida hasta que tú luches con los judíos, y la piedra detrás de la que un judio se esconde dirá. “¡O Musulman! Hay un judío escondido detrás de mí”, entonces habrás de matarlo.

Tabari (7:97) – La mañana después del asesinato de Ashraf, el Profeta declaró: “Matad a cualquier judío que caiga en vuestro poder”. (Ashraf fue un poeta asesinado por los hombres de Mahoma por insultar el islam. Seguidamente después de esta línea, el musulmán que estaba con Mahoma asesinó a un negociante judío simplemente por no ser musulmán).

De estos hadith emanan leyes de la sharía como la de cortarle las manos al ladrón o darle pena de muerte al homosexual. Es precisamente porque de estas situaciones concretas que emana la sharía que el islam es una religión violenta y peligrosa. Evidentemente no revisé todos los hadiths violentos que hay porque sólo con leer estos para mí fue un curso intensivo de pensamiento medieval, más que suficiente por un día. Pero si tienes ganas de buscar más, internet es todo tuyo.

¿Qué es la sharía? La sharía es un código de leyes que debe cumplir cualquier sociedad musulmana de acuerdo con el islam. Estas leyes lo abarcan todo, desde lo religioso hasta lo secular, desde cómo vestir, cómo lavarse las manos, hasta la dieta, la higiene y el sexo. Desde cómo llevar la economía y la política de un país, hasta cómo implementar una policía militar musulmana. Son pocos los aspectos de la vida que no están gobernados por la Sharía, su influencia es total.

Las leyes de la Sharía surgen de los mandamientos que aparece en el Qur’an y  (por inducción) de los ejemplos que están en el Sunnah, y aunque algunos opinan que la sharía no debería ser considerada palabra divina, el consenso es que la sharía es la voluntad de Allah en la tierra y por lo tanto no están sometidas a interpretación, escrutinio, o cambio. De manera que la sharía no ha variado en nada desde que fue escrita en el siglo 8, y todas sus leyes pertenecen allí: en el siglo 8.

Si revisamos la sharía desde el Qur’an y la Sunnah queda claro que al implementar este tipo de ley en un país el resultado va a ser dramáticamente distinto al de las sociedades libres de occidente. No es necesario especular al respecto, basta con ver los países que sí aplican la sharía para entender que en efecto, las libertades son nulas.

Bajo la sharía no existe una separación entre el Estado y la ley. El crimen y el pecado son lo mismo, así que cualquier cosa que vaya en contra de Allah, tiene también un castigo en la tierra.

En Arabia Saudita, el clásico ejemplo de un país que está regulado por la sharía, la mayor autoridad en la calle la tiene la policía de la moral que parece algo sacado de una novela de Chesterton, pero que en realidad es un mecanismo que aparece en la Sharía para implementar la propia Sharía. El nombre oficial es “Sociedad para la promoción de la virtud y la prevención del vicio” pero tiene poco de sociedad, poco de  promoción y poco de prevención, así que para mí son una policía de la moral y ya.

Si eres mujer y sales sola a la calle, lo peor que te puede ocurrir es encontrarte con la policía de la moral. Las mujeres no pueden salir a la calle sin una “carabina” o sin velo. Si eres homosexual en Iran, otro país que impone la sharía, ve abriendo espacio en tu armario, porque allí pasarás toda tu vida (si quieres tener una). En Gaza la pena capital no es sólo para los gays, también es el castigo para los blasfemos, pero si naciste hombre, musulmán, y heterosexual la sharía vela por tus derechos, si violas a una mujer en Pakistán sólo te darán unos azotes en público.

Aunque hay países seculares como Turquía o Kazajstán, cada vez son menos, porque los movimientos con más poder dentro del mundo árabe son integristas y quieren regresar a los valores tradicionales del islam. No sólo quieren hacerlo en el mundo árabe, de acuerdo con lo que dicen sus imams, y con las acciones de los musulmanes de a pie, la intención declarada es implementar la sharía en todas partes.

Después de  entender el Corán, el Sunnah, y la sharía, realmente lo único que pueden decir los musulmanes en su defensa es que no han asesinado a todos y cada uno de los no-musulmanes que viven en sus países. Esa es lo único que pueden ofrecer como prueba de que su religión es la supuesta religión de paz de la que tanto hablan. (por cierto, Islam no significa “paz”, significa “sumisión”)

A ver, no creo que todos los musulmanes están a punto de salir de su casa con una ametralladora a cobrarse vidas inocentes, pero estoy convencida de que los que no están a punto de hacerlo se llaman a sí mismos musulmanes porque no conocen su religión. Si la estudiaran entenderían que ni son musulmanes, ni quieren realmente serlo. Porque si lo fuesen eso es justamente lo que tendrían que  hacer: salir de su casa con la ametralladora a matar infieles.

EL ISLAM EN LA PRÁCTICA

Aunque el islam en teoría ya suena mal, en la práctica no es mejor. El islam es mucho más que una religión. Es una ideología política supremacista y totalitaria que busca subyugar al que incumple sus reglas con la amenaza explícita (o implícita) de conflicto y violencia. En otras palabras, el islam es terrorismo cultural.

Nadie tendría problemas con el islam si fuese solamente una religión como cualquier otra, una práctica espiritual o una creencia. O mejor dicho, el islam no tendría problemas con nadie si eso fuese así. El problema es que el islam no es esto. El islam es una ideología política y militar enferma que tiene como base la subyugación del otro, la violencia, la expansión, y la imposición de sus dogmas medievales en todo el planeta. Para el musulmán, la tierra de Mahoma no es el Medio Oriente, el planeta entero es la tierra de Mahoma y por lo tanto terreno para el jihad.

Por eso en todos los países en los que la población musulmana es numerosa hay conflictos porque los musulmanes atacan a la población que los acoge en nombre de su religión. Los musulmanes no solamente no se adaptan al país al que llegan sino que exigen un trato especial: que se pongan salas de rezo en los colegios públicos y en las oficinas, que se les permita detener el tráfico para rezar en la calle, que el personal de los hospitales ignore sus propias reglas de higiene, que la policía ignore casos de mutilación genital femenina, que las universidades permitan a sus grupos jihadistas reclutar nuevos miembros en el campus, o, ¿por qué no? imponer la dieta halal a toda la población sin avisar y sin consentimiento.

Todas estas reivindicaciones sociales que exige el islam son un abuso de los principios de libertad religiosa del país que los acoge. Son los principios de libertad de culto lo que ellos explotan para imponer sus prácticas aún cuando esas prácticas que quieren imponer van en contra de todos los valores de libertad que están explotando. Si los musulmanes lograran su cometido en occidente se acabaría la libertad religiosa, la libertad de expresión, y todos los derechos que nos definen como una cultura civilizada. Sin embargo parece como si la sociedad occidental tiene que doblegar sus propios principios para ceder ante sus absurdas demandas, y cualquiera que se queje de la situación es catalogado de racista.

No hace falta ir muy lejos ni muy atrás en la historia para ver que el islam es la causa de los conflictos. Hace unos días los musulmanes bengalíes incendiaron varias ciudades de Burma (ahora Myanmar), un país budista. 17 muertos y cientos de heridos. Esta ronda del deporte favorito musulmán comenzó cuando apareció el cadáver de una mujer budista violada y asesinada por musulmanes, los budistas lincharon a los culpables y en represalia los musulmanes llamaron a un jihad.

La prensa de izquierda, desde luego, defiende a los musulmanes. Se maneja una versión extraña de los hechos en los que supuestamente la población musulmana en Burma es oprimida. Pero desde el 2008 Burma es un país democrático y pacífico. En Burma hay libertad de culto y conviven cristianos, budistas, y hasta algunos musulmanes moderados de etnias diferentes a la bengalí. Son este grupo de musulmanes los que han tenido problemas con todas y cada una de las facciones étnicas del país. A pesar de eso la prensa internacional y algunas ONGs, mantienen esa versión de los hechos, quizás porque la versión distorsionada es la más jugosa para vender periódicos y pedir financiamiento a organismos internacionales.

Quizás la pregunta que cabe hacerse es: ¿qué ocurre con los budistas en los países en los que el islam es la religión mayoritaria? Quizás te gustaría ser un budista en Afganistán, donde los talibanes destruyeron los budas de Bamiyán, o mejor aún, serlo en Indonesia donde las comunidades budistas viven en un estado de constante terror porque hay ataques a sus templos y a sus poblaciones constantemente.

Menciono el caso de Burma porque es algo que ocurrió hace unos días. Pero este tipo de despliegues violentos son comunes en todos los países en los que los que hay grupos musulmanes numerosos con algo de poder, independientemente de la religión oficial. Los musulmanes de Las Filipinas, por ejemplo, asesinan a los pastores cristianos, ponen bombas en sus iglesias, y persiguen a la población. Los cristianos filipinos, al igual que los budistas en Burma son poblaciones pacíficas que son atacados por grupos islámicos por la simple razón de que no comparten su fe. En los países árabes como tal, los ataques a cristianos son algo de todos los días, pero eso no sale por la tele.

Los musulmanes no solamente tienen problemas con otras religiones, sino que tienen problemas entre sí. Basta con abrir el periódico cualquier día de la semana para encontrarlo lleno de noticias deprimentes sobre la situación de las mujeres, los homosexuales, y los que profesan otra religión diferente al islam más riguroso en los países árabes del Medio Oriente, Asia, y Africa.

En Mali –que hasta hace dos semanas era un ejemplo de estabilidad democrática en Africa– acaban de imponer la sharía como ley del país. Lo hicieron musulmanes (tuaregs) con financiamiento de Al Qaeda. El resto de la población se opone. Los tuaregs responden a las manifestaciones con un tradicional festin islámico: cierran escuelas, apedrean a las mujeres, condenan a los periodistas a recibir latigazos, azotan a los fumadores, proscriben el alcohol, y cerca del 30% de la población tuvo que huir a campos de refugiados en Nigeria.

En Túnez, un país musulman de tendencia moderada, los salafistas también quieren implementar la sharía. El lunes pasado estos grupos destrozaron galerías, mercados, tiendas de bebidas alcoholicas, atacaron con cócteles Molotov algunas comisarías oficiales, hasta el punto de que el gobierno de Túnez tuvo que imponer un toque de queda en 4 ciudades.

En Egipto, después de la primavera árabe, no tienen muy claro si desean convertirse en un país democrático o aprovechar la oportunidad para regresar a un oscurantismo beligerante de la edad media. ¿Quiénes esperan con más ansiedad la decisión popular? No son los egipcios en general, ni el mundo árabe, no son los judíos, ni los americanos, ni los europeos. No hay nadie que espere el resultado con más ansiedad, que los “coptos”, el 10% de la población del país que profesa la religión cristiana.

En los países musulmanes (56 en total), no conocen el concepto de derechos humanos, pero cómo se ofenden cuando alguien viola su sharía en occidente. Aún cuando esas violaciones se basan en derechos occidentales, como la libertad de expresión. Basta con recordar el caso de las caricaturas de Mahoma. No creo que los musulmanes sean tan sensibles, porque después de todo no lo son en sus países de origen, en los que viven como bestias, lo que ocurre es que utilizan la sensibilidad como un mecanismo para transformar las leyes del país al que llegan. Usando la libertad religiosa imponen peticiones que directamente contradicen los valores de occidente. En Europa los toleramos y a cambio nos ofrecen violencia.

En Inglaterra hay más de 85 tribunales de la sharía que conforman un sistema legal paralelo al inglés con valores opuestos a los de la democracia libre, que degradan a la mujer y al homosexual.

El año pasado las calles de algunos barrios londinenses amanecieron llenas de posters y carteles que ponían: “esta es una zona controlada por la sharía y haremos cumplir sus reglas”. Pretenden prohibir el alcohol, los cigarrillos, el juego, la música, y los conciertos, todo lo que una persona normal hace para entretenerse. Sé que parece un chiste toda la escena, pero basta con ver las declaraciones de Anjem Choudary, el líder del grupo en Inglaterra, para entender la naturaleza violenta del movimiento, esta gente tenía pensado patrullar las calles de Londres para hacer cumplir la sharía.

En la mayoría de los debates políticos franceses se discute el tema del velo. Pero desde luego que el velo no es la mayor preocupación de un país como Francia que tiene entre 5 y 6 millones de musulmanes. Primero tienen que ocuparse de lo que ocurre en sus suburbios, que están al borde de un estallido social como el de 2005 porque los inmigrantes musulmanes siguen sin integrarse a la sociedad francesa.

En 2005 Francia tuvo que imponer un estado de emergencia durante tres meses por revueltas de musulmanes africanos y magrebíes en varias de sus ciudades. Se dedicaron a incendiar coches y edificios públicos, y los daños ascendieron a 200 millones de euros. Francia declaró un estado de emergencia, y como respuesta los diferentes grupos musulmanas de Paris constituyeron la Unión de las Asociaciones Musulmanas (UAM93) para sincronizar sus intereses políticos.

En Estados Unidos grupos terroristas como Hamas y Hezbollah financian una organización que se llama la MSA (muslim student association) que cada año organiza eventos como “la semana de las juventudes hitlerianas” en los campus de las universidades, y cuando en algún evento un ponente pro-israel da su visión del conflicto gritan, sabotean, y lo bajan del podio a patadas. Las universidades americanas permiten que estos grupos propaguen su veneno antisemita, violento, y totalitario, y no hacen nada para frenarlo porque en definitiva prohibir este tipo de actos podría ofender la sensibilidad del colectivo musulmán.

Mientras tanto las otras partes del islam, esas que se autodenominan moderadas, inofensivas, y pacifistas se ofenden cuando los caricaturistas occidentales dibujan a Mahoma, pero no se ofenden cuando los musulmanes salafistas lapidan adúlteras, asesinan homosexuales, bombardean edificios, o violan mujeres. Eso está perfectamente bien.

Cosas peores ocurren en Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia e Islandia. Pero estas sociedades abrazan de buena gana la cultura islámica no porque sus sociedades están enfermas, sino porque tal es el sesgo en sus medios de comunicación que al ciudadano medio no le queda otra opción más que creer lo que allí ponen. Francia, Inglaterra, y Bélgica, son países un poco más sensatos. No tengo que mencionar lo que ocurre en España, creo que todos lo sabemos. Los españoles no queremos a los musulmanes en España y ¿quién puede culparnos? Aunque occidente no le ha declarado la guerra al islam, el islam wahabi (los que están como una cabra y tienen todo el dinero) sí nos han declarado la guerra a nosotros.

Los musulmanes van en contra de todas y cada una de las premisas que hacen de Occidente una sociedad libre. Es la Liga Árabe la que usa la libertad de expresión de la ONU para erradicar la libertad de expresión en el mundo. Actualmente intentan pasar una ley universal de la blasfemia, pero después de años de violencia en contra de occidente, y de la cobardía de sus líderes, después de años de propaganda islámica en nuestros medios, y de los eufemismos cobardes de nuestros periodistas, finalmente Europa se está dando cuenta de que la libertad de expresión es lo que mantiene viva nuestras sociedades libres, y es precisamente por esta razón que el mundo musulmán quiere prohibirla. No es porque se ofenden con gran facilidad, creédme, es porque saben que si logran silenciarnos, si logran neutralizar la libertad de expresión, occidente habrá perdido una de sus últimas batallas. El proceso está ya en marcha en varios países de Europa en los que la gente que tiene opiniones no violentas ha sido perseguida por decir la verdad. Por eso yo digo la verdad, alguien tiene que hacerlo.

Cabe la posibilidad de que después de leer esto muchos me llamen racista, xenófoba, radical, etc, por decir la verdad simple y llana, sin eufemismos, sin adornos, y sin disculpas, pero me da igual. Decidme todo lo que queráis, cuando os canséis de insultarme la verdad seguirá siendo la verdad. Sé que perderé algunos amigos por decirla, pero hey, con este tipo de amigos es mejor no contar.

Muchos me han dicho en el pasado que es imposible juzgar al islam por lo que hacen su seguidores. Que también hay musulmanes pacíficos que no buscan imponerle sus leyes a nadie. Y es cierto, es cierto que hay musulmanes pacíficos que no desean imponerle la sharía a nadie más, pero lo que no es cierto es que no se puede juzgar al islam por lo que hacen sus seguidores.

Los seguidores del islam SON el islam. El islam no es como la Iglesia, no hay una autoridad central, su religión depende de la interpretación y del uso que hagan de sus escrituras sus seguidores, y siendo como son todos los seguidores –humanos– van a interpretar esos textos como más les convenga, de acuerdo con sus prejuicios culturales, y sus creencias sociales, así que si quieres entender lo que es el islam, el ÚNICO medio para hacerlo es juzgar lo que hacen los musulmanes.

Para desgracia de todos, musulmanes e infieles, la fuerza que dirige el islam en este momento es Arabia Saudita. Son ellos los que financian la actividad islámica en Europa, en América, en Israel, y en el Medio Oriente. Y la versión del islam de Arabia Saudita es una versión particularmente insidiosa, regida por la sharía, expansionista, militarista, y fundamentalista, que enseña a niños pequeños a degradar a la mujer, a odiar al homosexual, al judío, y a occidente;  y los líderes de las comunidades musulmanas en todo el mundo reciben su financiamiento de allí. No de los pacifistas, definitivamente no de los que sólo quieren rezar en sus casas.

Lo grave de la hipocresía europea es que tiene dos niveles. Los europeos no quieren a los musulmanes en Europa, a pesar de que intenten ocultarlo con eufemismos, pero aunque no los quieran en sus países, LOS DEFIENDEN en los países de los demás. Los defienden en Burma, hasta el punto de exigirle al gobierno del país que le ceda un trozo de territorio. Los defienden también en Israel, acusando a la única democracia occidental del Medio Oriente de ser un país teocrático, llamándonos nazis, genocidas, y comparándonos con Suráfrica y el apartheid sin tener la mínima decencia de revisar las evidencias. Europa es un lugar dominado por hipócritas y cobardes, y cuando nos conquiste la sharía, que no falta demasiado, yo no voy a estar aquí para verlo, pero si estuviese, si me quedase, me iba a alegrar viendo a vuestras madres y hermanas con una burqa.

TONTOS ÚTILES A FAVOR DE PALESTINA

Hipótesis: ¿Te imaginas cuántos gays debe haber en España que por un odio justificado a la Iglesia y a la derecha que la apoya, simpatizan con la izquierda, y se ponen un pañuelo palestino anudadito al cuello para ir de copas a un bar de ambiente? Sólo lanzo la hipótesis para romper un poco con el tono serio del artículo, quizás alguno de vosotros conozcáis a alguna criatura como esta.

Lo interesante después de revisar lo que ocurre con los derechos humanos y los musulmanes en cada uno de los países que pisan (incluyendo los propios) es que la opinión de la izquierda, ese parásito social que es la izquierda europea, y que dice apoyar los derechos humanos, sale en defensa de los musulmanes que quieren erradicarlos. No sorprende, es la misma clase de gentuza que se declara feminista y a la vez defiende el velo, o los que defienden a Chávez y a Fidel Castro, se ponen una camiseta del Ché Guevara para ir a Starbucks a beberse un venti latte macchiatto.

La izquierda española actual, la que dice apoyar la diversidad de pensamiento, en la práctica está a favor del pensamiento único. No existe un grupo que repudie más al diferente. Todos son clase media, leen los mismos dos o tres periódicos, tienen una carrera liberal, han estudiado en las mismas universidades, opinan todos lo mismo, y cada vez que alguien opina algo diferente lo tildan de fascista. Esta izquierda no es exclusiva de España, es lo que está enfermando a Europa, y apoyan directamente al islam y a Palestina. Cuando hay un problema en Occidente entre la cultura indígena de un país (sí la cultura sobre la que está formada alguno de nuestros países) y un grupo árabe islámico, la izquierda apoya al islámico aún cuando para apoyarlo tengan que ir en contra de todas las libertades de las que gozan ellos mismos. Es un absurdo ético. Más absurdo aún es que esta gente apoye a los Palestinos creyendo que entiende el conflicto cuando no sabe ni ubicar Israel en un mapa.

Esta gente no son un fenómeno nuevo. Han formado parte de la raza humana desde siempre. Son los mismos que estaban en contra de la guerra de Vietnam, que protestaron para que Estados Unidos se retirara, y que usan ese ejemplo como una gran victoria de la izquierda, y también como una muestra de “todo lo que puede hacerse cuando te opones al gobierno por una causa justa”. Lo que no saben es lo que ocurrió en Vietnam cuando se retiraron las tropas americanas. Cuando se retiraron y cayó Saigón, los vientamitas del norte y sus aliados comunistas masacraron a las poblaciones del sur de Vietnam, Laos, y Cambodia. La retirada de Estados Unidos, dicen algunos, también fue lo que permitió que Pol Pot tomara Cambodia. Murieron varios millones de personas en los tres países, en Cambodia más adelante hubo un genocidio, y se pudo haber evitado, o amortiguado si Estados Unidos hubiese continuado en la guerra de Vietnam para hacer cumplir el tratado de París. La masacre es culpa directa de la presión que los izquierdistas hicieron sobre el gobierno americano para sacar de allí a las tropas. ¿Derechos humanos? A estos sinvergüenzas sólo les interesa ganar protagonismo, son campeones de la ignorancia y de la soberbia.

Son los mismos que durante la década de los 60 financiaron, ayudaron, y recaudaron fondos para crear el partido político de los Black Panthers en Estados Unidos, lo hacían hinchados de gusto y de orgullo de estar contribuyendo con una causa tan chic. Los Black Panthers, por si no lo sabes, son una organización militante de supremacistas negros violentos, o sea, criminales, su partido político fue una amenaza para la seguridad interna americana. Mezclarse con los desprotegidos, con los negros, con los que ellos asumen que son los “pobres” de la ecuación siempre es el fin de esta gente, estos izquierdosos que asumen que porque alguien es pobre eso los hace automáticamente buenos, sin importar lo cuestionable que sea su ideología, lo violento de sus métodos, o lo cruel de sus objetivos. La etiqueta de “pobre” además la asignan sin estudiar mucho los casos al que le parece que tiene más aspecto de necesitado, el que los haga parecer a ellos más buenos, y más librepensadores.

El problema del medio oriente no es un problema territorial, es un problema de odio antisemita irracional islámico. Odio en contra de los judíos dirigido por la religión como lo estipula el Sunna, en el Qur’an y en la Sharía, y si no lo ves, o no quieres verlo mejor dicho, es porque estás ciego o porque estás incapacitado para el pensamiento político. Seguramente es la segunda opción, si te consideras de izquierda en Europa a estas alturas.

Hay una frase famosa sobre lo que ocurriría si cada parte del conflicto dejara a un lado las armas. Si los árabes dejaran las armas, mañana habría un estado palestino. Si los judíos dejaran sus armas mañana tendrían una masacre. Los árabes no quieren paz, no quieren un estado palestino, quieren acabar con el estado judío a través del jihad como estipula su religión. En este sentido tienen el mismo sentimiento de destino y la misma agenda que Hitler. Si tuvieran los medios para hacerlo cometerían un genocidio hoy mismo. No esperarían a mañana, y ni siquiera lo ocultan, no se guardan el secreto, es lo que pone en los charters de sus partidos políticos, es lo que predican sus imams, y es lo que aparece en la televisión palestina día y noche, en horario adulto y en horario infantil, es lo que le enseñan a sus hijos en el colegio, y lo que propagan por todo el mundo árabe, ahora que tenemos internet podemos verlo. El mundo árabe alaba el Holocausto en sus medios, demoniza a los judíos, los llaman cerdos y monos, y los odian, no paran de decirlo, lo dicen cada vez que tienen la oportunidad. Adoctrinan a sus propios hijos para que se vuelen por los aires en atentados terroristas, les enseñan desde pequeños a usar ametralladoras, les enseñan la gloria que es ser un mártir, un héroe, como todos los que se han inmolado antes que ellos, el paraíso que les espera si se matan a ellos mismos para matar judíos. Y todo esto es lo que tú apoyas cuando apoyas la causa palestina. Es esto lo que va a pesar sobre tu conciencia si apoyas la causa palestina (si es que tienes una). Apoyar a los palestinos no es una moda, no es una postura política humanitaria, y no es una virtud, es una contribución directa a una religión genocida, estás haciéndoles el trabajo sucio, propagando por occidente sus ideas radicales medievales y xenófobas, y espero que estés orgulloso de eso cuando Israel caiga, el último tapón que separa el islam de occidente, hazte la idea de que Israel es una valla electrificada que hay entre los musulmanes y tu familia. Si hoy en día puedes llevar un pañuelo palestino mientras te bebes un litro de cerveza en la calle con tus amigos es justamente porque Israel existe.

No te culpo por ser un ignorante, te culpo por apoyar una causa que no conoces, por condenar a un país democrático frente a una dictadura mediaval. Te culpo por llevar un estandarte que no entiendes. Si vas a manifestaciones en pro de Palestina en la que muchas veces he visto carteles que ponen “Ahora todos somos Hamas”, te cuento, que si ese cartel dijera la verdad pondría: “Ahora todos somos terroristas medievales y genocidas que tenemos como objetivo matar a los judíos, eliminar Israel y declarar la sharía en todo el planeta”. Y a todos los que lleváis el keffiyeh palestino, ese que pretendéis que os haga defensores instantáneos de los derechos humanos, o que os ponéis porque os parece una buena alternativa a la bufanda del Real Madrid enteráos que ese pañuelo de cuadritos es uno de los símbolos del Hamas, que es parte oficial del uniforme de un partido político que en su charter pone “Asaltar y matar”, ese pañuelo es el mismo que en 1938 fue impuesto como prenda obligatoria en la región por Al-Husseini bajo la pena de apaleamiento a muerte, por el mismo señor que fundó las bases ideológicas del movimiento actual antijudío, así que ese pañuelo no te hace defensor de libertades, te hace cómplice de un movimiento que viola todos y cada uno de los derechos humanos, te hace más palestino y más antijudío que Yasser Arafat, y mejor será que reconsideres tu vestuario, o ¿por qué no? tu filosofía de vida.

Ser un español, no haber estado en Israel, difícilmente saber ponerlo en un mapa, no saber inglés para leer prensa extranjera, es difícil que una persona con estas características pueda decir algo coherente sobre un conflicto en un país del que no sabe nada. Para que te hagas una idea es como si a tu padre o a tu hermano lo hubiesen matado en 1987 en el atentado de Hipercor y ves a unos ecuatorianos en Ecuador con una chapela en la cabeza y con un cartel que pone “Todos somos ETA” cada vez que el gobierno español hace todo lo posible por detener los atentados. Esto es lo que ocurre cuando tú sales a la calle con un keffiyeh (pañuelo de cuadritos palestinos del HAMAS) la gente que sí entiende el conflicto y los que lo sufren cada día te ven y sienten una mezcla entre lástima, risa, y asco.

Conclusiones:

¿El problema en Medio Oriente se resolvería si le dan a los Palestinos un estado propio? Lo dudo. Si los palestinos tienen algo por lo que agradecer a Alá es por no haberlos hecho judíos, porque si hubiesen nacido judíos en Palestina estarían muertos.

¿Se resolvería si disolviesen el Estado de Israel y los judíos se fuesen a vivir a otro lugar?, ¿a Europa por ejemplo? Menos. Los judíos que actualmente viven en Europa están huyendo hacia Israel porque los musulmanes que viven en esos países atentan contra ellos bajo la complacencia de los medios europeos y de sus autoridades (1)(2)(3)(4).  Esto continuaría con, o sin Estado de Israel, pero si no existe Israel, los judíos no tienen ni dónde refugiarse.

¿Por qué nos parecen sensatas estas soluciones en teoría? Proponer estas dos soluciones al problema del Medio Oriente sería sensato si los musulmanes compartiesen los valores de la cultura occidental. Ese es el error del que parten algunos de los que apoyan la “causa” palestina. Creen genuinamente que los musulmanes defienden una causa real, que con ellos se puede razonar, y que lo que hacen parte de la buena voluntad. Para un occidental creer que el fin de una cultura es la violencia y exterminar a otro es tan inaceptable que se niegan a ver la realidad cuando la realidad se lo confirma todo el tiempo.

Hoy es mi cumpleaños

June 5th, 2012


Tengo muy mala memoria. Me atrevería a decir que es pésima, pero su problema no es de calidad, sino de funcionamiento. Tengo una memoria caprichosa. Es selectiva con lo que almacena, y su criterio para archivar podría ser considerado como una puta mierda. La mayoría de mis recuerdos son de detalles sin importancia que no parecen formar parte de otras historias, o de escenario alguno. No están hilados ni tienen una jerarquía, es un batido de retazos escogidos al azar.

Recuerdo, por ejemplo, una serie de dibujos animados que solía ver en casa de mis primos. En estos dibujos había una sirena y un delfin, y un niño que nadaba con ellos. No recordaba el nombre de la serie, ni el canal, no tengo recuerdos de haberlo estado viendo, ni de qué hacían mis primos mientras eso estaba en la tele. Lo único que recuerdo con precisión es el mecanismo que usaba el niño para nadar con la sirena. Se comía un chicle de oxígeno. No sólo recuerdo el chicle, sino que recuerdo la marca del chicle. Se llamaba “Oxigoma”. Es curioso que mi memoria se aferre a algo así cuando por otro lado soy incapaz de recordar el nombre de mi primera mascota (era un pollito), ni las caras de los amigos que tenía en 3ero de primaria, pero hey, recuerdo “Oxigoma”, good job brain! Gracias a internet descubrí que la serie era Marino y la Patrulla Oceánica. Pulsa aquí para ver la intro.

Esto tiene sus ventajas. La mala memoria es una fuente inagotable de material para contar a tus amigos. El sólo hecho de mencionar que padeces de esto ya es gracioso, pero además la mala memoria te pone en situaciones raras todo el tiempo. Tampoco considero un inconveniente que mi memoria olvide cosas malas o tristes. Sin embargo, una mala memoria tiene su parte negativa porque hablar sobre esto es un nudo corredizo. La gente se ajusta a la idea de que eres incapaz de recordar nada con exactitud y algunos quieren sacar provecho de eso, bien sea en una discusión, (“¿YO? ¡Si yo nunca dije eso!”) o en situaciones más prácticas, (“Me debías dinero, ¿te acuerdas?”)

Pero con el tiempo te das cuenta de que aunque la mala memoria produce buenas anécdotas, es mucho más lo que se pierde que lo que se gana. Poder recordar con claridad los eventos más significativos de tu vida es una capacidad que me gustaría mucho tener. Poder mirar hacia atrás y recordar las cosas que has vivido antes es como vivirlas de nuevo. Pero aferrarme a los recuerdos es una tarea futil que he intentado varias veces y siempre desemboca en frustración.

Durante una época pensé que la solución al problema estaba en suplir ese fallo de mi cabeza con otras herramientas. Coqueteé con diferentes sistemas para almacenar la información. Hacía fotos, llevaba cuadernos, acumulaba souvenirs como entradas de cine, etc, pero al final la frustración era doble porque nunca recordaba en qué carpeta había guardado las fotos, y los diarios se me perdían por la calle. Aún así, a pesar de haber dejado a un lado este sistema, cada vez que encuentro algo que escribí hace mucho tiempo me sorprendo. He encontrado todo tipo de cosas en mis cuadernos. Cosas que me sorprende haber pensado alguna vez, cosas que no recuerdo haber escrito, cosas que me impactan por su agudeza, y a veces algún pasaje me hace sentir orgullo.

A la mayoría de la gente le gustaría poder viajar al pasado para darse consejos a sí mismos. Piensan que si tan sólo tuviesen la oportunidad de volver a vivir sus vidas con la experiencia que da la madurez, todo sería diferente, tomarían otras decisiones, estarían en otro lugar. Para ellos sería una forma de cambiar el presente cambiando el pasado. Otros quieren lanzar botellas con un mensaje dentro para que alguien más las recoja. Hoy que es mi cumpleaños, me gustaría hacer el ejercicio contrario. Me gustaría escribir un artículo para mí yo del futuro. Sé que mi yo del futuro querrá recordar las cosas que hoy sé, y que mañana olvidaré. Este año he aprendido cosas que no quisiera olvidar. Quizás en el futuro lea esto y me sienta tonta, pero merece la pena tomar el riesgo.

Hoy es mi cumpleaños. Cumplo 27. Veintisiete años. Suena largo. Veintisiete años es un tiempo considerable para deambular por un planeta como este. Veintisiete años deambulando sobre un planeta que da vueltas alrededor de un sol que se desplaza dentro de una galaxia que se aleja aceleradamente del centro de un universo que tiene billones de años de antigüedad. Visto desde ese punto de vista nuestras vidas son insignificantes, y aún así: ¿qué más podría pedir una persona?

Muchas cosas pueden hacerse en un lapso de tiempo como este. Vidas enteras transcurren en lapsos así. Claro que aún no he hecho todo lo que he querido, hay muchas cosas que me faltan por hacer, pero si hago un balance de todo, creo que me ha ido bastante bien. No tengo queja alguna. Me gustaría, Yael del futuro, que te dieses cuenta de los momentos en los que eres feliz, y que pienses en algún momento, así sea en tu cabeza: “esto es fantástico”.

No me juzgues por escribir esto en mi cumpleaños, Yael del futuro. Sé que lo de los cumpleaños puede parecer una idiotez. Más allá del tema de la tarta, (nunca es un mal momento para comer tarta) de la ceremonia del cumpleaños creía que era una tontería social más. Todo el mundo tiene un cumpleaños, ¿quién no tiene uno? si todos tienen uno es como si nadie lo tuviera.

Tenía una profesora de matemáticas que para doblegar nuestra voluntad nos ponía o quitaba puntos positivos a todo el grupo. Quiero decir, que si hacíamos lo que ella quería nos ponía a cada uno un punto positivo. El truco de esta astuta profesora era que la forma en que asignaba las notas al final era por regla de 3. El que más positivos tenía sacaba la nota máxima y a partir de allí sacaba la nota de los demás por regla de 3. Con lo que un punto positivo para todos era igual a un punto positivo para nadie. Brillante, ¿verdad? Pues para mí eso justamente eran los cumpleaños. Nadie elige nacer, pero todos nacemos ¿qué clase de mérito estás celebrando?

Pero eso no es algo que pienso yo. Lo piensa Yael del pasado y eso está bien. Quizás lo piensa también Yael del futuro, eso no puedo saberlo. Para mí el cumpleaños tiene sentido no como una forma de celebrar tu nacimiento, sino como una forma de celebrar tu vida. Cumpleaños tenemos todos, pero las razones para celebrarlo varían. El cumpleaños es un momento para reflexionar sobre lo que quieres, lo que tienes, lo que has aprendido, y también es un momento ideal para sentir gratitud hacia las cosas que amas en ella. No olvides esta última parte.

En el caso particular de los veintisiete, creo que una versión más joven de mí misma estaría preocupada por la idea de que esta es mi última oportunidad para morir como una estrella del rock. Yael del pasado también sentiría angustia. Sacaría cuentas, pondría en una hoja de balance dos listas, una con las cosas que creía que haría, y la otra con las cosas que he hecho, y seguramente encontraría más de una razón para no estar satisfecha, pero no es eso lo que ocupa mi mente en estos días. Espero que eso signifique que he avanzado en algún sentido.

Los veintisiete es una edad complicada porque ya no tienes 20, y lo sabes. Te acercas peligrosamente a los 30, y comienzas a ver o a sentir algunos cambios en ti. Son sutiles, tienes que tener un ojo muy afinado para notarlos, pero están allí, te saludan como si ondearan una bandera de los cambios que están por venir. No es fácil aceptarlos, no voy a mentir, pero ahí están.

En el piloto de Las Chicas de Oro, Dorothy le cuenta a Blanche que había estado hablando con algunas alumnas de primer año en la universidad, y que la conversación estaba tan entretenida que por un momento se olvidó de que era más vieja que ellas, se sentía como parte del grupo. Cuando llegó a su coche se dio a sí misma un susto de muerte: una anciana la miraba desde el espejo retrovisor.

El hecho de que uno envejece es una idea que cuesta aceptar, y sé que quizás me estoy adelantando al hablar de estas cosas en mi década de los 20, pero justamente de eso se tratan los 27: es el minuto 90 de los 20, el punto de clímax de este capítulo. A partir de aquí los tres años que quedan son un cierre para dar paso a los 30, una nueva década con sus propias preocupaciones, necesidades, miedos, y deseos.

Lo que siento ante la idea de envejecer es incertidumbre. Quiero decir que he dedicado la mayor parte de mi vida a aprender cómo ganar. Me enseñaron a ganar buenas notas en el colegio, a ganar prestigio en la universidad, me han enseñado a ganar dinero, a ganar mejores posiciones, a ganar comida, y ropa; pero no me he preocupado por aprender cómo perder, que a mi juicio es una habilidad más útil. No me refiero a ganar o perder una competencia, que también, sino a la pérdida como renuncia.

Digo que aprender el arte de perder es más útil porque pasamos la mayor parte de la vida perdiendo, no ganando. No lo digo desde un punto de vista pesimista, sino que cualquier momento en la vida de una persona es un punto de transición entre una cosa y otra. Estamos moviéndonos todo el tiempo, y por cada cosa que ganas has tenido que desprenderte de muchas otras.

Llegamos sin nada y nos vamos sin nada, y todo lo que llegaremos a tener también lo perderemos, incluso cosas que damos por sentado como el orgullo, el sentido de la identidad, o el calor de la familia. Por eso para ser feliz no hay que aprender a ganar, hay que aprender a perder, disfrutar de la renuncia y del desapego.

Una amiga se casó en Boston, y durante las 2 semanas previas a la boda me arrastró por todas las joyerías de la ciudad. Quería encontrar los anillos perfectos. Su mayor preocupación era que los anillos no podían ser lisos porque se le iban a rayar, y entonces se verían mal. A mí me sorprendió su criterio para escoger los anillos porque justamente es lo opuesto a lo que yo buscaría. Para mí un anillo liso que se raya es perfecto como símbolo de un matrimonio. En las rayas del anillo queda la constancia del tiempo que pasan juntos. Si el anillo se raya mucho es porque estuvieron juntos muchos años.

También aprecio estos detalles en los libros. Un libro en perfecto estado es un libro triste porque nadie lo ha usado. Los libros más queridos siempre son los que tienen las páginas dobladas, anotaciones en los márgenes, el lomo desgastado. Son los que llevas de un lado a otro, los que han vivido contigo momentos importantes.

La cosmogonía japonesa toma en cuenta estas ideas. Ellos lo llaman “wabi-sabi” y es la aceptación de lo transitorio. El wabi-sabi es el ideal de belleza japonés y ocupa un lugar tan importante dentro de su visión del mundo, como lo ocupan los ideales griegos de perfección y belleza en occidente. La estética del wabi-sabi busca una belleza que es incompleta e imperfecta. En el fondo tratan de expresar tres verdades acerca de la realidad: “nada es eterno”, “nada está acabado”, “nada es perfecto”

El significado de las palabras “wabi” y “sabi” han cambiado con el tiempo, pero “sabi” se entiende como la belleza o la serenidad que se adquiere con la edad cuando la vida del objeto y su impermanencia se pueden ver en el desgaste de sus materiales, o en las reparaciones que le han hecho.

No sé por qué nos cuesta amar la evidencia del tiempo en nosotros mismos. En nuestra visión de las cosas, las arrugas no le dan a una persona un aire distinguido o hermoso, sino de decrepitud. Lo mismo con el pelo blanco, o los rasgos de la cara. Le hemos declarado una guerra al tiempo, y esa guerra no sólo se libra en nuestro cuerpo, sino también en nuestro espíritu.

El único antídoto que encuentro es aprender el arte de perder. Aprender a amar la renuncia. No es algo fácil, pero es un objetivo más sano que aprender a ganar. No digo que haya que renunciar a todo, ni que esto sea una política de vida para todos. Pero sí es un buen objetivo hacia el que quiero apuntar.

Parte de la renuncia implica también aceptación. Aceptar lo que somos, y también lo que hemos sido, porque para hacerlo hay que renunciar a la imagen de lo que hubiésemos querido ser. Hay una distancia. En cierta manera aceptar lo que uno ha sido es una de las renuncias más difíciles.

En mi caso la primera mitad de la década de los 20 la pasé escribiendo. Quería ser una escritora de ficción. La verdad es que aunque no había querido admitirlo hasta ahora, la ficción no ha sido mi fuerte, quizás nunca lo sea. Me costaba mucho escribir ficción, porque aunque no lo parece en mi blog, no soy una persona que se pone en contacto con sus sentimientos con facilidad.

Cuando quiero saber qué siento tengo que hacer un gran esfuerzo. La mayoría de las veces siento como si estuviese tratando de iniciar contacto con una cultura extraterrestre que ni siquiera sé si existe. Envío mensajes a la nada, al universo, y espero con ansiedad a ver si algo responde del otro lado. Es como tirar una piedra a un pozo, y esperar a oir el “pluc” o tratar de entender a alguien que te está contando una historia debajo del agua. Con lo que cada vez que hablo de temas emocionales aquí es porque he hecho un trabajo arduo de contacto con la civilización alienígena que me habita.

Para mí escribir ficción era un trabajo duro. Sentía que no tenía nada que decir. Escogí cuentos por encima de novelas porque para mí los cuentos eran una especie de tubo de ensayo, un lugar en el que podía experimentar con la forma, con la técnica, con los diferentes tipos de diálogo, con el tono, con la atmósfera, con la estructura de las historias, y aunque me divertían esos juegos, en el fondo sabía que en mis cuentos detrás de eso no había nada.

Gané algunos premios con mis cuentos, y me hicieron algunas ofertas de editoriales, pero justamente porque sabía que no había nada en ellos que mereciera la pena las rechacé, incluso rechacé una propuesta de Random House Mondadori en el 2007. No me sentía preparada. Pensaba que si lo publicaba y después me encontraba con esa farsa de libro en una librería me iba a sentir fatal, como una impostora. Así que dije que no, pero discretamente, en mi casa, reuní todos los cuentos que escribí entre los 18 y los 23, hice una selección de los que me gustaban, y los compilé en un ebook para mí. Ese libro se llama Sweet’n Low, como la marca de edulcorante.

Hoy, cinco años después de ese momento, estuve repasando mis textos viejos, los cuentos antiguos que compilé en ese ebook. Me di cuenta de una cosa. A pesar de que no estaba transmitiendo nada con mis cuentos, y de que de hecho sentía que eran cápsulas vacías, con el tiempo y la distancia sí he podido descubrir en ellos un patrón que se repite, unos temas, y unas posturas que emergen de sus páginas y que ni siquiera sabía que estaban allí. Mi libro Sweet’n Low trata sobre el amor y la pérdida. Sobre la renuncia y el apego.

De alguna manera, mucho antes de cumplir 27, y sin saberlo, ya estaba ensayando el arte de perder en mis cuentos. Lo paradójico es que el mito de lo que yo misma había sido (una mala escritora de ficción) no me dejaba espacio para verlo. He tenido que revisar el pasado, y renunciar a la idea de lo que fui, para poder entender el mensaje que hace mucho tiempo me envió mi yo del pasado en forma de cuentos. Hoy me toca a mí retransmitir ese mensaje y darle un nuevo impulso para reencontrarme con él en el futuro.

Estoy pensando que me gustaría al final del día, enviar por email un newsletter con esa colección de cuentos en PDF para quien quiera leerlos. Tiene unas 60 páginas más o menos. Si lo quieres recibir apúntate pulsando aquí.

Eres la excepción a la regla

May 27th, 2012

Soy judía, mujer, y a pesar de ser española tengo acento venezolano. Me han metido y sacado de todo tipo de sacos. He sido acusada, excusada, y juzgada, dependiendo de la parte de mí a la que se refieren. Me han considerado “una excepción”. Me han considerado “la regla”. Me han considerado “especial”. Todo sin que yo haya tenido que mover un dedo. Con lo que sé un par de cosas sobre las etiquetas. Voy a comenzar relatando un incidente que ocurrió hace unos años.

Estoy en una feria de trastos usados. Hay algunas curiosidades, pero en su mayoría son cosas viejas y no antiguas. Cómics repetidos, camisetas desteñidas de bandas populares como Pink Floyd, ¿sabes? esas camisetas que todo el mundo ya tiene y que por lo tanto no interesan. Estoy aburrida y a punto de irme, cuando de pronto, entre una caseta y otra, me topo de frente con un grupo de viejos amigos.

Pasó tanto tiempo desde la última vez que los había visto, que el grupo había cambiado. Cuando pasa algo así uno se queda perplejo. En la memoria nada se mueve, todo permanece como la última vez. Tu tío que murió joven, tendrá 35 años para siempre. Tus amigos de la universidad a los que no volviste a ver tendrán 20 años hasta que los encuentres por Facebook y en una sola tarde envejecerán de golpe los otros 20 cuando los etiqueten en una foto con mujer, hijos, y entradas.

Me pasa eso con ese grupo. Me descubro perpleja al descubrir la ausencia de algunas personas a las que consideraba “fijas”, pregunto por ellos y me responden algo vago: “oh, sí, se fue a vivir a Londres” o “ahora toca bajo en una banda de ruido”. La experiencia se repite al encontrarme con algunas caras nuevas, gente desconocida que llegó después de mí al grupo y que por lo tanto en mi memoria no existían.

Entre la gente nueva que me presentan hay dos mujeres, una rubia pecosa muy delgada, lleva jeans y gafas de pasta, y me resulta agradable a la vista. Su hermana es un poco gorda, lleva una camiseta de una banda de metal épico, y va de la mano con su novio, un chico con un bigote raro. Si yo fuese una buena persona me guardaría los nombres, pero no lo soy. La primera se llama Gabriela. A su hermana la llaman “Tumy”.

Gabriela y “Tumy” no son violentas ni agresivas, pero hay algo en el tono de su voz, en la forma condescendiente en la que sonríen mientras yo hablo que hace que me sienta a la defensiva. No es algo abierto ni directo, es más bien algo sutil. Como suelo dudar de mis propios sentimientos, no le doy importancia y voy con ellos a tomar algo.

Cogemos una mesa en la que alguien dejó un periódico del día. Revisamos la cartelera por curiosidad, y discutimos la posibilidad de ir al cine. Alguien sugiere ir a ver “El Pianista” esa peli con Adrien Brody sobre un pianista judío que sobrevivió al holocausto. Yo no digo nada porque esas películas me deprimen, no me gustan los dramas de guerra, o de catástrofes.

El novio de “Tumy”, el del bigote raro, se gira hacia mí, sonríe y dice: “Hollywood está controlado por judíos. Estas películas de judíos que se hacen las víctimas se las pueden meter por el culo.” Yo, que tengo 18 años y todavía no he aprendido el arte de lidiar con gente de mierda, le pregunto qué quiere decir con eso. Él responde: “Probablemente no debería decir esto en público, pero si Hitler hubiese tenido éxito, nos hubiese hecho un favor a todos. Obviamente no estoy a favor de Hitler, pero si los judíos desaparecieran sería mejor” Cojo la cerveza que me estoy bebiendo, se la vacío en la cabeza. Se la vacío completa y observo la reacción de sus amigos. Después de hacer esto sonrío, y me voy. Con este tipo de gente la sutilidad es contraproducente.

Lo que no supe hasta meses después es que Gabriela y “Tumy” se hacían llamar “las hermanas germanas” porque eran de familia alemana. Su abuelo fue nazi, formó parte de la Gestapo, y ellas se sentían tope orgullosas de su árbol genealógico, y de su pureza genética. De ahí la hostilidad hacia mí. El novio del bigote raro sólo estaba haciéndoles la pelota.

Este es un caso extremo, el más extremo con el que me he encontrado. Lo que me afectó no fue la opinión de las “hermanas germanas” o del tío del bigote raro. Lo que me hizo sentir mal fue ver que todo el grupo, gente a la que yo consideraba “viejos amigos” no hicieron nada. Se quedaron ahí, riéndose de la situación.

El odio ciego no duele porque es eso, ciego. Lo que molesta son las actitudes intermedias. Gente que repite la opinión de otros sin saber mucho del tema, o que habla de las etiquetas sin tomar en cuenta la realidad. La gente reacciona de muchas formas diferentes cuando digo que soy judía. Muchos creen que los judíos son esos hombres raros de sombrero y rizos que vieron un día en la tele. Otros creen que son magnates mafiosos que controlan el dinero. La mayoría piensa que nos hacemos las víctimas para despertar simpatía con algún propósito turbio.

Ser judío no tiene mucho que ver con esas cosas. Es algo que sólo puede entender alguien que ha conocido a los judíos. Algunos judíos religiosos, los ortodoxos, llevan sombrero y rizos, pero son un porcentaje mínimo. Hay magnates mafiosos que son judíos, pero no son mafiosos por ser judíos, son mafiosos porque son mafiosos, lo de judíos es sólo un accidente. La realidad es que la mayoría de los judíos son gente laica como yo. Gente que sin ser religiosa, siente un lazo cultural con el judaísmo, un lazo de procedencia, como puede sentirlo un español con España.

Me pasa también con el tema de ser mujer. A veces cuando escucho hablar a la gente, o veo cierto tipo de anuncios siento que soy una especie de extraterrestre, que las cosas que se supone que tienen que gustarme no me gustan. A veces he llegado a sentirme mal por eso, porque la gente espera de mí algo que no puedo dar. Se supone que las mujeres somos suaves. Débiles. Frágiles. Se supone que somos superficiales. Que nos gusta hablar. Que nos gusta la familia. Que somos gregarias. Que podemos hacer 10 cosas al mismo tiempo. Pero ¿qué pasa si se es mujer y no se cumple con ninguno de estos criterios? ¿Qué pasa si soy una mujer fuerte, si no soporto la conversación fácil? ¿Si mi concentración es más afilada que un cuchillo pero sólo puedo enfocarme en una cosa a la vez? Una vez intenté freir un huevo y hablar por teléfono. Cuando colgué el plátano me di cuenta de que había freído el móvil. No creo que soy la única con este tipo de problemas.

Lo del acento sudamericano es lo peor. Aquí en España la gente habla de Sudamérica como si fuese un cubo de mierda. Uno podría pensar que gente como Boris Izaguirre e Ivonne Reyes han hecho un buen trabajo enseñando a los españoles cómo son los venezolanos, pero la realidad es que Chavez puede más que todos juntos. Cuando alguien escucha mi acento sin conocerme encuentra en mí a una venezolana, a una persona de segunda categoría que tiene por presidente a un payaso que canta rancheras en los discursos y habla de sus intestinos por televisión. Da igual si soy española, si soy una persona culta, si mi padre es español, que lo es, si mi madre es de Austria, que lo es, o si caí en Venezuela por un accidente de la naturaleza. Basta con que abra la boca para caer en ese saco sin pasar por la casilla de salida ni cobrar 200.

Si formas parte de una minoría, así sea de una minoría auto-impuesta, sueles estar expuesto a estas cosas. Nos pasa a todos en mayor o menor medida. Cuando eso pasa seguramente te sientes mal. Es normal sentirse mal porque cuando perteneces a un grupo sientes que lo que dicen sobre tu grupo es algo que dicen sobre ti. Cuando alguien cuestiona la identidad de tu grupo cuestiona también tu identidad individual. Todos nos hemos sentido así alguna vez.

Por eso cuando me decían estas cosas yo solía responder con contundencia. Solía tratar de explicarle a la persona dónde estaba su error. También he visto cómo otros frente al mismo tipo de situaciones actúan con la misma contundencia, pero no saben qué argumentos dar. Quiero decir, que algunas personas se sienten mal, pero no siempre saben qué es lo que les produce ese sentimiento, si lo que dice el otro es real o no, ni como rebatirlo. Entonces suelen usar el argumento de “no generalices” del que hablo en el vídeo. Es una forma de decir: “puede que pienses que algunos miembros de mi grupo son así, pero eso no significa que YO soy así”.

La verdad es que casi todos estos esfuerzos son en vano. La mayoría de la gente tiene ideas formadas acerca de las minorías, las conozcan o no, y esas ideas han sido reforzadas por la cultura en la que viven. Es imposible rebatir las ideas generales porque no es posible comprobarlas. ¿Son los judíos avaros? No lo sé. Puede que muchos lo sean, otros no lo serán, pero no sé si la avaricia es un rasgo que los define. Lo único que puedo decir es que yo no me considero avara, pero ¿quién sí se considera así?

La única forma de dejar de sentirse mal cuando uno se enfrenta a gente que te mete en un saco, y te pone una etiqueta es recordar que el grupo al que perteneces no te define. Eso es algo que tú eliges. Soy judía, me siento judía, pero sé que existe una diferencia entre el judaísmo y yo. Si alguien dice algo sobre el judaísmo no necesariamente está atacandome a mí en mi identidad individual. Lo mismo con el lugar de origen, el acento, los rasgos físicos, o el sexo.

También ayuda pensar que el problema real no está en las ideas preconcebidas que existen sobre una cultura, o sobre una minoría. Esas ideas son formas de construir nuestro mapa mental, son generalizaciones necesarias, aún si son generalizaciones de tipo negativo. El problema sólo se hace real cuando a partir de una generalización te juzgan a ti como individuo sin darte la oportunidad de demostrar cómo eres más allá de la etiqueta. Si alguien dice que los judíos son avaros, no tengo por qué ofenderme, soy capaz de excluirme de esa categoría, pero si alguien me dice que yo en lo personal soy avara PORQUE soy judía, ahí ya tenemos un problema.

Hay que aprender a desprenderse un poco del grupo al que uno cree que pertenece. Es la única manera de llegar a conocerse. Cuando adquieres distancia ciertas cosas se dibujan con más precisión. Desde una nueva perspectiva, entiendes que la mayoría de las mujeres sí son suaves, sí son femeninas, y sí quieren tener una familia, con lo que entiendo que nos pongan esas etiquetas. Yo soy una excepción.

Lo mismo ocurre con Sudamérica. Me duela o no, la realidad es que Venezuela actualmente sí es un cubo de mierda, que el 80% de la gente vive en favelas, que el 50% sí voto por el payaso que canta rancheras, y que es esa la mayoría, los Boris Izaguirres somos la excepción.

Los judíos sí suelen tener más dinero y un mayor grado de instrucción que el ciudadano promedio en el país en el que vive, que la cara más distintiva y reconocible es la de los hombres raros de sombrero y rulitos, y a partir de ahí es fácil sacar la conclusión de que somos gente rara. En este caso yo formo parte de la mayoría, pero en el caso de los judíos la mayoría es invisible.

Digo todas estas cosas porque esta semana estuve en Madrid. Pasé varios días allí porque me llamaron de una editorial importante con la idea de publicar mi libro de La Vida Simple en papel. Fui a reunirme con ellos, pero decidí quedarme más tiempo porque me encantó la ciudad. Durante mi estadía fue la final de la Copa del Rey en la que los hinchas del Athletic de Bilbao y los del Barça decidieron unirse para pitar el himno nacional.

La verdad es que yo no he vivido en España y por lo tanto desconozco los roces regionales, las pugnas entre autonomías, y la intención de los separatistas. De estas cosas sólo puedo hablar como una espectadora, una extranjera que ve todo esto sin entender mucho. Aún así sentí que la relación entre los diferentes pueblos que conforman España es a veces tensa. La gente está sensible en cuanto a su región, porque hay categorías, etiquetas, y sacos para todos. En España de tu acento dependen muchas cosas. Ser canario, andaluz, gallego, vasco, o catalán tiene connotaciones muy diferentes, y la gente parece juzgarse entre sí.

Yo no conocía esta sensibilidad, pero puedo entenderla porque yo también formo parte de varias minorías, y he estado en la posición en la que sientes que tienes que defender al grupo al que perteneces. Pero quería decir que el mecanismo por el que se imponen estas ideas es bastante simple. Los grupos de personas tienden a considerarse, como grupo, mejores de lo que realmente son, tienden a minimizar las diferencias entre sus miembros, a buscar un “otro” para definirse por la diferencia, y a pensar que ese otro es peor que ellos. Esto es lo que permite la cohesión social. Lo expliqué con más detenimiento en mi artículo sobre estar en medio que puedes leer aquí. Cuando usas a un grupo para definirte como individuo, eres más susceptible a ser herido por las etiquetas. También sueles responder con más contundencia cuando sientes que alguien ha traicionado el orden que tú consideras verdadero.

La realidad es que todos, como individuos, somos mucho más complejos que el grupo al que pertenecemos. Tenemos matices que el grupo jamás va a abarcar. Cada persona es un cúmulo de excepciones a reglas y etiquetas que la sociedad le impone. Las etiquetas nunca son perfectas, porque no pueden serlo.

En el vídeo sobre generalizar que puse arriba di un ejemplo de esto. Existe una herramienta para estudiar la personalidad de acuerdo con la teoría de Jung. Se llama el Myers-Briggs. En ese test la personalidad depende de 4 variables: introversión/extroversión, intuición/sensación, pensamiento/sentimiento, y percepción/juicio. De la combinación entre esas variables surgen 16 tipos de personalidad. Cada persona tiene un tipo de personalidad entre esos 16 que es el que mejor la define. Si quieres hacer el test pulsa aquí. Yo soy INTP.

El caso es que algunos, al terminar el test y leer las características del tipo de personalidad que obtuvieron se sienten “defraudados”. Muchos consideran que solamente una parte de la descripción se ajusta a ellos, que el resto no. Otros se enfadan. Dicen que es imposible meter a toda la humanidad dentro de 16 tipos de personalidad. Que la gente es demasiado diferente entre sí, que las personas son únicas, y que es imposible describirlas con este test.

La realidad es que el test de Myers-Briggs, al igual que cualquier categoría son formas de resumir la realidad. Usamos estas herramientas porque la realidad es demasiado compleja para entenderla en su totalidad. El test de Myers-Briggs, es útil justamente porque tiene 16 tipos de personalidad que si bien no describen a la perfección a cada persona, sus categorías son lo suficientemente amplias como para comprender a un gran número de personas, y lo suficientemente específicas como para decir algo valioso acerca de cada tipo. Para que el Myers-Briggs describiera a cada persona a la perfección, tendría que tener 6 billones de tipos de personalidad, uno para cada persona que toma el test, y entonces como herramienta no tendría sentido.

Lo que quiero decir con esto, es que cuando formas parte de un grupo estás aceptando entrar en una categoría voluntariamente. Nunca serás totalmente definido por el grupo, ni por las etiquetas que otros le asignan. Tu individualidad es mucho más compleja de lo que el grupo admite. Por eso cuando alguien diga algo sobre un grupo al que perteneces, si lo que dicen no te describe, no asumas que el que está equivocado es el que crea la etiqueta. Pregúntate si eres tú una excepción a la regla.

Comunismo: tribu urbana

April 27th, 2012

Hoy salió un post en Greenshines de esos que marcan internet por unos días. Se llama Los Comunistas: la tribu urbana y aquí te pongo un fragmento: “Los comunistas”, la tribu urbana, son al comunismo lo que los Góticos, la tribu urbana, a Vlad El Empalador.”

La carrera de la novedad

April 24th, 2012

Es fácil dejarse llevar.

Aparecen cosas nuevas cada día. Todo se está peleando por tu atención. Hay nuevos sabores de patatas fritas, nuevas canciones, nuevos zapatos, nuevas celebridades, nuevos vídeos en youtube, hay nuevos links, nuevas teorías, nuevos programas en la televisión. Está también el blog del día, la noticia del mes, el tema del que todos hablan hoy. Hoy y no mañana, porque el tema de la conversación cambia, pero la carrera se mantiene igual. ¿Leíste lo de Cambodia? ¿Sí?, ¿no? Da igual, mañana nadie lo recordará.

En la carrera de la novedad todos participamos. Algunos corren, otros ven. Para ganar el único requisito es ser el primero. Si lo consigues te llevas el premio. En un mundo de coolhunters y tastemakers, de followers, likes, y retweets, internet premia el impulso con popularidad.

Pensar requiere de una sola condición: detenerse. Hay millones de razones para permanecer en la carrera y muy pocas para renunciar. Es difícil detenerse en un mundo que premia al impulso. Mientras tú te lo piensas, otro lo compartió en Facebook y se llevó tus likes.

En el año de 1605 para publicar un libro necesitabas de una licencia real. Felipe El Piadoso otorgó 6 licencias reales ese año para publicar 6 libros en total, el Quijote fue uno de ellos. Es natural que todo el mundo lo conociera. Para estar “en todo” en 1605 sólo tenías que leer 6 libros. La oferta se amplió con el tiempo hasta que llegó internet. Pasamos de buscar información en bibliotecas, a tenerlo todo a mano. Gracias al buscador ya no necesitas ni leer.

Ante internet reaccionamos como si viniésemos del desierto, de una sequía prolongada, y en cierta forma es así. Lo queremos todo, lo queremos ahora, somos insaciables. Queremos lo que nunca hemos visto, lo que ha estado prohibido, lo que no tiene el vecino. Queremos ver a rusos lanzarse de edificios y la pasarela de un diseñador cuyas prendas jamás veremos en la vida real.

En la era de internet el valor de lo que nos gusta no reside en el objeto, sino en su novedad. Es como con las matemáticas, un 4 es un 4, da igual si son manzanas, burros, o dentistas. La novedad de los objetos te transforma. Es mágica, conocerla antes que nadie hace de ti un intelectual. Gracias a la novedad, quienes observan la carrera te dan una ovación. La novedad desplaza el valor de un objeto de su esencia a su entorno.

Un ejemplo que se me ocurre del baño dorado de la novedad es el de los blogs de coolhunting. Son expertos detectores de la paja entre la paja, del tema nuevo de hoy por la mañana que no llegará tibio a la cena. Es difícil diferenciar a un blog de estos de otro, puedes intercambiarles el nombre y el contenido se mantiene igual. Los que escriben en estas webs se pelean por ser el primero en colgar la noticia, es lo único que garantiza los likes.

Pero ten cuidado en esta carrera. Hay quienes dedican su vida a la novedad. No seas tú uno de ellos. Si tu valor reside en que eres lo más nuevo, siempre vendrá uno más nuevo que tú y te desplazará. Es cuestión de tiempo, y en internet no hay pausa. Ser el mejor tampoco es una opción sensata. Antes de internet ser el mejor era vencer al de al lado, ofrecer un mejor precio, o una mejor calidad, o un mejor producto que el de en frente. Pero en internet no compites contra tu vecino, compites contra todo el planeta.

La única forma de ganar la carrera de la novedad es renunciando a ella. Es dejar de buscar el valor de las cosas en su entorno. Da igual cuántas personas han leído un libro, y también da igual quiénes son. Si el libro es bueno lo será siempre, independientemente de que sea nuevo o viejo, de que lo lea la gente correcta, o una amiga de tu madre.

La única forma de ganar esta carrera es siendo fiel a ti mismo, tu valor es tu voz. En internet no hacen falta más cosas nuevas, hacen falta voces. Un buen blog no trata acerca de la novedad, tiene una persona detrás que habla y que piensa, y que sabe detenerse. No tengas miedo de tocar temas antiguos, de hablar de cosas que no están de moda, de pasar del tema de hoy. Habla de lo que te gusta, y de por qué te gusta, la gente no reconocerá en ti la novedad, pero verán tu valor. Otros serán los primeros, pero a ti te recordarán.

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