Fe y OVNIs

December 15th, 2011

A España se llega con expectativas. Las hay de muchas clases. Las expectativas prácticas: en ningún lugar se come mejor que en España. Las culturales: Barcelona es cosmopolita. Las mágicas: la vida en España es mejor. Las románticas: la mujer española. Las ingenuas: la Costa del Sol. Pero cuando vas a España por más de dos semanas y has vivido en otros países, las diferencias reales, las del día a día, son las que más sorprenden.

Vivir en España y acostumbrarte a ello es una tarea difícil si no has nacido aquí. Hay reglas sociales para todo y la gente está atenta para ver que las cumplas. Pero es complicado no romper las reglas cuando no las sabes de antemano. Si quieres comprobar lo arbitrario que es, basta con que hagas un experimento muy simple: pide fresas en el mercado en el mes de agosto. Bastaría con que el frutero te explicase que en agosto no hay cosecha de fresas en España, pero cuando haces la pregunta en su cabeza se da una especie de cortocircuito: ¿Fresas? ¡¿En Agosto?! entonces se da la vuelta para mirar a las demás clientas y todos se ríen de ti con condescendencia. Sal a la calle con botas después de abril y cuenta cuántas mujeres te miran raro. Los accesorios los debes combinar según la regla del 2 a 2. Ten cuidado con lo que pides en las mercerías, si quieres terciopelo no se te ocurra pedirlo antes de octubre.

Sevilla es su propia galaxia. Mejor no esperes ir a comer entre las 3 y las 8 de la tarde porque aunque el lugar esté abierto, la cocina está cerrada. Si te apetecen caracoles, no te equivoques: los caracoles sólo los puedes pedir en los meses sin R. Nadie te va a servir un pan tostado después de las 11 de la mañana. No importa de cuánto dinero dispongas, gastártelo es complicado porque las tiendas son entusiastas entregadas a las reglas arbitrarias: abren solamente de 10 a 1, y de 5 a 8. Todo está cerrado los sábados por la tarde los domingos y los días festivos así que si te quedas sin compresas un domingo no hay quien te saque del apuro.

El español está orgulloso de sus reglas. Está convencido de que sus reglas locales son realidades universales. Tiene un apego ciego a sus doctrinas que no he visto yo en ninguna otra parte. Se puede debatir si ese rasgo los ayuda a preservar su cultura o si es lo que los mantiene en el atraso. Lo que es definitivo es que el español no le da la bienvenida a lo nuevo, ni a lo diferente, el status quo es el estado ideal. Contradecir a un español en sus reglas, o sugerir que en otras partes del planeta se hace de manera diferente le produce una irritación que le cuesta mucho ocultar. La irritación no viene de que le has señalado una forma alternativa de hacer las cosas, sino de la vergüenza que le da afrontar la noción de que hay lugares fuera de España a los que no tiene acceso. Quizás le han mentido toda su vida, ¿puede ser que en España NO se viva mejor? Su vergüenza nace del pudor provinciano de admitir que es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no al revés.

Es fácil entonces entender por qué la española se siente más cómoda reglamentando su vida. Dietas como Atkins y Weight Watchers son sus favoritas. No he visto mujeres más apasionadas por los rituales de belleza y los tutoriales de maquillaje que las españolas. Los comentarios en los blogs van más por la onda de resolver debates milenarios como si se debe poner primero la base o el corrector. Llega un punto en el que no se sabe si las reglas son para maquillarse o si el maquillaje es para las reglas.

Adoptar un conjunto de reglas produce calma. La misma calma que produce renunciar a una responsabilidad. *Si sigo unas reglas no me puedo equivocar ¿no? *(y si me equivoco no es realmente mi culpa, es culpa de las reglas) Esto no es algo particular del español, sino algo extendido de forma más o menos uniforme entre toda la humanidad. La diferencia está en a quién se le delegan las responsabilidades, quién es el encargado de escribir las reglas. El español escoge delegarle sus responsabilidades al saber popular. Frente a una duda el Español acude al refranero. Y no tengo que explicar mucho por qué esa opción arroja resultados pobres ¿no?

Si escuchas por la radio que los extraterrestres han invadido la Tierra, ¿qué haces?

a) Huyes.
b) Metes pilas, latas de atún y una linterna en un bolso y buscas refugio bajo tierra.
b) Cambias la emisora y pones una de noticias.
c) Llamas a un vecino y le preguntas su opinión.
d) Miras por la ventana a ver si ves OVNIs.

Pues yo no sé si los extraterrestres están por invadirnos, pero lo que sí sé es que el mecanismo de la amenaza OVNI se usa para todo en publicidad. Las empresas están allí para que les delegues tu responsabilidad. Si hay que crear una regla, se crea la regla. Un creativo recién graduado es contratado por una agencia publicitaria para trabajar en la cuenta de, digamos, Clinique. Al creativo se le ocurre que si recomienda lavarse la cara no una sino DOS veces al día, puede doblar las ventas. El anuncio es un exito. Se inventan el tónico para las pieles grasas, pero ya que estamos en esto ¿por qué limitarse? la diluimos un poco y se la vendemos a las pieles normales y a las secas también. La loción hidratante para la cara es dividida en 4 productos diferentes: la de día con SPF 15, la de noche con vitaminas, la de el área de las ojeras, la del área del párpado 4×1. Diez años después un nuevo mandamiento ha sido creado. Todo ritual de belleza tiene 3 pasos: limpiar, tonificar, humectar y hay que hacerlo dos veces al día. ¿Ganas tú o gana Clinique?

No pretendo demonizar a las empresas, después de todo, están allí para vender, y ganar dinero. Aquí el responsable de decidir es uno. Se trata justamente de eso: de asumir la responsabilidad por tu propio bienestar y no delegarla a nadie, al menos no sin una buena pelea. Justamente allí está el punto de todo. Ser responsable no se trata solamente de ser puntual. Ser responsable se trata de ser dueños de las decisiones propias. En inglés tienen una palabra para designar a esa virtud: self-possesion. Una persona que es dueña de sí misma es una persona libre.

No es por ser conspiranoide pero hace poco leí que el champú es un OVNI. Quiero decir, que es una farsa. El champú como lo conocemos fue creado en 1930 Antes de eso usaban jabón, y antes del jabón se daban masajes con aceite. Pero en realidad, aunque el champú fue creado en los 30, sólo se usaba algunas veces al año. Fue en los 70 cuando Fabergé contrató a Farrah Fawcett para que dijera que el pelo hay que lavarlo a diario. Hoy en día nadie se lo cuestiona. Mentira, en Estados Unidos se lo cuestionan, hay todo un culto que rechaza el uso del champú (the no-poo movement). Dicen que los masajes con acondicionador son suficientes y que el champú daña el pelo. Francamente no me sorprendería que fuera así, pero tampoco me iría a los extremos, después de todo, seguramente los del no-poo también están siguiendo un manual.

La edad del cable

December 7th, 2011

La única vez que he querido salirme de un cine en la mitad de una película fue cuando tenía 10 años. Mi madre, que había pasado de odiar a amar a Jim Carrey de la noche a la mañana nos había arrastrado a toda la familia. La sensación que tuve durante la película fue de furia. Estaba furiosa. No sabía muy bien por qué, pero me pareció que la película era de mal gusto. La verdad es que The Cable Guy no fue una buena película, pero tampoco era tan mala como para producir sentimientos de rechazo extremo. A menos, claro, de que tú al igual que yo y que Jim Carrey hayas sido criado más por la tele que por tus padres. Entonces la sensación al ver esta escena está muy bien justificada:

Esta es la escena en la que usan la niñez de Jim Carrey para revelar personaje: era un adulto perturbado porque fue hijo de la tele. Desde ese punto de vista, The Cable Guy era una doble traición, una puñalada por la espalda. Es la situación absurda de que la tele que te crió, reniegue de ti y te considere un desadaptado social. Encontrarte de frente con algo así puede ser desconcertante. Pero en realidad, ser criado por la tele no está mal. La tele es un buen sustituto de los padres, te juzga menos que ellos y si no te gusta lo que dicen siempre puedes cambiar el canal.

Si creciste en los 90, todo lo que te estoy diciendo será muy real para ti, independientemente de que hayas visto o no The Cable Guy. Para mi generación la situación familiar estaba monopolizada por la tele. Pero no en un mal sentido. Yo siempre consideré que la tele estaba junto a mí y a mi hermana. No me refiero a una proximidad en el espacio físico sino en una dimensión temporal. Al hecho de que la tele no es un ente sólido y estático como la tostadora, sino que es más bien un organismo vivo que crecía igual que el perro, igual que yo. Este hecho es muy importante y no todo el mundo lo entiende. La generación anterior (nuestros padres) consideran que la tele es un electrodoméstico y la generación que viene después de nosotros, los niños que ahora tienen 10 años, seguramente piensan en la tele como en el antepasado arcaico de internet.

Es fácil pedirle a alguien que valore algo que desconoce, lo que es difícil es tomar su opinión en serio. Excepto cuando se trata de temas polémicos como la televisión, y entonces todo el mundo parece querer unirse al baile de la negación. La opinión de los viejos es que la tele es mala. No es una opinión descriptiva sino un juicio de valor. A la tele se le desconoce y se le teme y por lo tanto es MALA. Ver la tele desde muy cerca te deja ciego, estar delante de la tele te hace menos sociable, los programas infantiles son violentos, el contenido cultural es superficial y si ves los programas equivocados puede hasta volverte tonto. Se critica a los padres que permiten que sus hijos vean la tele muchas horas. En cambio se les recomienda apuntarlos a kárate, a lecciones de piano y ponerlos a jugar a mikado para “estimular su creatividad”. No me malinterpretéis, me parece fantástico el piano, si es lo que le gusta al niño, pero dudo que un niño de diez años se levante una mañana con unas ganas intensas de practicar solfeo. Lo que sí me parece descorazonador es ver a gente de mi edad poner en twitter que ellos no ven la tele, que ellos leen libros. Como si eso fuera causa de orgullo en sí mismo. Vete tú a ver qué clase de libros leen, seguro cosas de Deepak Chopra. Bastardos desagradecidos.

La historia distante siempre se ha dividido en eras de acuerdo con el tipo de herramientas que usaba el hombre. La prehistoria se divide en “edades”: la de piedra, la del cobre, la del bronce y la del hierro. Cada una de acuerdo con los materiales que dominaban sus culturas. Esas edades no tienen fechas exactas porque cada cultura avanzaba en sus tecnologías a destiempo, pero cada Edad duró varios siglos. Cuando surgió la escritura se dejó de dividir la historia bajo ese criterio. Sin embargo, si fuésemos capaces de estudiar el resto de la historia de la misma forma veríamos que las Edades se van comprimiendo aceleradamente hasta llegar a la actualidad.

En este momento la cosa está tan acelerada que creo que cada generación es su propia Edad, cada una tiene sus artefactos. Después de mi bisabuelo nadie se volvió a sentir a gusto con un periódico en formato sábana sobre la mesa, la suya fue la Edad del Papel. La generación de mis abuelos tiene La Radio, no la escuchan en el coche como nosotros, no, este es el tipo de gente que enciende la radio y se sienta a escuchar programas: insólito. Mi generación tenía la Tele por Cable que es una criatura tan diferente de la Tele Normal de mis padres que se podría decir que son dos Edades distintas. Es muy fácil reconocer a alguien de la generación del Cable, sólo hace falta verlo manejar un mando a distancia. Si tiene una estrategia de zapping, sabes que es de los tuyos. La gente que no tuvo cable se frustra con el mando: pasan los canales demasiado lento o demasiado rápido, o se quedan haciendo zapping cuando ya van por el canal 60 donde sólo están canales como RAI y Telemundo. No saben combinar la guía con el zapping ni se han memorizado los canales. Es como si alguien me diese a mí una radio manual, de las que tienen perillas y que hay que “sintonizar”, creo que me pondría a llorar.

Una cosa, es imprescindible comprender que la televisión y el televisor no son lo mismo. El televisor se inventó en 1925, pero la televisión evolucionó más lento. Su historia es super interesante y si tienes tiempo puedes descargar El medio es el mensaje de Marshall McLuhan, o si estás del otro lado del debate y quieres mejores argumentos, o si tienes ganas de reirte un buen rato puedes leer Homo Videns de Giovanni Sartori (no creais que yo voy por la vida leyendo este tipo de literatura a voluntad, esta joya me forzaron a leerla en la universidad del Opus Dei en la que estudié).

Somos hijos de la Tele por Cable porque en los 90 se inventó algo que cambió el mundo por completo: el cable de fibra óptica. Antes de eso la única manera de ver canales de televisión de otros países era con antenas parabólicas. Los edificios se ponían de acuerdo para instalar un plato gigantesco en la azotea que parecía más un arma de destrucción masiva, o un sistema para contactar con los aliens que una extensión para tu tele. Ver la parabólica era divertido, no entendías mucho porque todo estaba en inglés pero podías ver cosas como lucha libre y beisbol de Grandes Ligas. Por eso la mayor parte de los hombres de 30 años de una clase social alta en Venezuela son fans de Hulk Hogan y de equipos de beisbol raros como The Braves. Pero las parabólicas eran caras y poco eficientes. Es entonces cuando entra en juego el cable de fibra óptica.

La primera compañía de cable que llegó a Venezuela se llamaba Cablevisión. Había que abrir las calles para tender el cableado y por eso durante un año o dos, las amas de casa se unían para recaudar firmas por su barrio. Mi casa fue una de las primeras en tener el servicio y así a mis 7 años me convertí en una de las primeras usuarias de la tele por cable. Como la cosa todavía era bastante arcaica, el único canal infantil que había era un canal improvisado por la misma compañía de cable que se llamaba Cablecito y ocupaba el número 37. Pasaban series animadas de la época de mis padres como El Inspector Gadget, Hong Kong Fooey y Los Picapiedra, pero hey, eran series animadas las 24 horas.

A partir de 1993 abrieron varias compañías de cable diferentes incluyendo DirecTV que se llevó una buena tajada de la demográfica porque el cable de fibra óptica no llega hasta la cima de las montañas. En realidad tener un servicio o tener otro era similar, más allá del orden de canales y la estrategia de zapping la oferta de canales variaba poco. En Supercable los canales que me interesaban estaban concentrados entre el 34 y el 42. El 35 era Cartoon Network, la primera señal infantil que llegó a Latinoamérica. A las 4 PM pasaban la serie animada de Beetlejuice (que por cierto significa “jugo de escarabajos” y es de cateto llamarlo “bitelchús”)

beetlejuice comiquita, beetlejuice serie animada, lydia, beetlejuice, bitelchus

El caos primigenio era tal dentro de Discovery Kids que abrieron la señal antes de tener suficiente programación así que durante varios meses cada noche emitian los mismos dos capítulos de las únicas dos series que tenían: un bodrio llamado F.R.O.G que fue olvidado hasta por internet, y El Fantasma Escritor. Así, la televisión me dio una lección de vida: no todo tiene que ser perfecto siempre y es posible improvisar sobre la marcha.

El siguiente en abrir fue Nickelodeon y fue como descubrir que el billete de loteria que tienes en la mano es el ganador. Discovery Kids tenía programas para niños inteligentes, pero era demasiado nerdy. Digamos que era como para los niños del club de ciencias y en el colegio yo siempre fui del equipo de la radio. La programación en Nickelodeon de los 90 no eran programas, eran joyas. Tenían un bloque de 4 a 8 de la noche en el que pasaban Clarissa, ¿Le temes a la oscuridad?, Leyendas del Templo Escondido y Pete & Pete que hacía trizas a cualquiera con un IQ menor de 120. Pete & Pete en particular es una de las mejores series que he visto en toda mi vida, está cabeza a cabeza con LOST por el título de campeón.

Hace poco hicieron una reunión de los creadores de Pete & Pete en Los Angeles y en la entrevista comentaban que la única regla que se habían puesto a sí mismos era hacer que cada capítulo fuera cómico, triste, extraño o hermoso. Esta es una serie que no se parece a nada de lo que se ha hecho en España: La madre de los Petes tenía una placa de metal en la cabeza que sintonizaba la radio, el padre tenía una bola de bolos poseída que se hacía más pesada cada vez que alguien quería levantarla. Una vez salió la familia entera de paseo con un detector de metales a buscar tesoros en la playa y terminaron encontrando un coche entero enterrado en la arena. Pete pequeño tenía una sirena tatuada en el antebrazo, una sirena que baila.

Hacia 1995 la tele se había vuelto tan especializada que los canales de señal abierta dejaron de emitir bloques infantiles. En cambio, ponían series juveniles como Beverly Hills 90210 y Melrose Place, series que los padres consideraban peligrosas para sus hijos. En ese momento WBtv decide aprovechar la oportunidad y ofrecer programas que no eran sólo para niños o para adultos, eran programas que “toda la familia podía ver junta” y como en los 90 todas las familias eran disfuncionales, ese era el modelo según el cual trazaban todas las familias de WBtv. El Príncipe de Bel Air con Will Smith: un chico que es abandonado por su madre y se va a vivir con los tíos ricos. Step by Step con Susanne Sommers: una pareja en la que cada uno tenía hijos de matrimonios anteriores y debían convivir en una misma casa. Who’s the Boss con Tony Danza: un padre italiano viudo y su hija se van a vivir a casa de una mujer americana y su hijo de seis años porque él será el ama de llaves. Clásico. Full House con Bob Saget: dos hombres adultos se mudan a casa de un viudo para ayudarlo a criar a sus tres hijas. FAMILIAS DISFUNCIONALES EVERYWHERE. Con WBtv tu tele era más que tus padres, era tu life coach. Merece la pena mencionar El Mundo de Beakman porque aunque no era sobre familias disfuncionales había una rata gigante y experimentos con blandiblub.

Lo mejor de la programación de WBtv era que habían muchos tipos de niña, la niña “perfecta” no era una sola, no era necesariamente femenina o rubia, no siempre quería ser una princesa. Los 90 estaban repletos de niñas interesantes, como Samantha Micelli en Who’s the Boss: una niña que jugaba baloncesto. O Jo Malone de Facts of Life que tenía una motocicleta. Punky Brewster era fantástica.



Hay muchas cosas que no sé sobre la infancia y las relaciones familiares, pero lo que sé sobre la televisión lo sé sin asomo de dudas: los malos contenidos y los buenos pueden coexistir felizmente. La tele me ayudó a definir mi identidad. La tele me regaló aceptación incondicional. La tele me dio consejos valiosos. La tele me enseñó a tener criterio. Me pasé la infancia viendo series violentas y jamás he matado a nadie. Navego internet como un ninja y es gracias a años de zapping. LA TELE FUE LO MEJOR DE MI INFANCIA Y SI TUVIERA HIJOS LOS RODEARÍA DE IPADS, KINDLES, TELES Y PANTALLAS DE ORDENADOR.

Si quieres recibir mis artículos por email sigue este enlace

Pride & chick flicks

November 22nd, 2011

Chick flick: a slang term for a film mainly dealing with love and romance designed to appeal to a female target audience

Chick flick (peli de chicas): un término informal para describir a una película que se centra en el amor o en el romance diseñada para atraer al público femenino.

Esta escena se repite cada vez que hablo de una chick flick con mi madre:

MADRE: ¿Tú? ¿Una película de esas? ¡Pero si a ti no te gustan!
YAEL: Sí, mamá, sí me gustan. Nada me parece más fascinante que Drew Barrymore.
MADRE: ¿De verdad? ¡Nunca lo hubiera pensado!
YAEL: Mamá, hemos tenido esta conversación en bucle durante diez años. Cada vez que vuelvo del cine tú me dices que no me gustan las películas románticas, yo te digo que sí me gustan, tú mencionas que te parece improbable, yo te recuerdo que ya hemos hablado de esto antes y ahora te toca decir que tienes mala memoria.
MADRE: Es verdad, tengo muy mala memoria.
YAEL: Pásame el trompo que esto ya es Inception.

La chick flick es el némesis de la inteligencia. No se supone que una persona que lee libros gordos por placer debería ser susceptible a la catarsis de minuto 90 de Liv Tyler. La inteligencia parece funcionar como una manta de invulnerabilidad contra el sentimentalismo. Así que si a pesar de tus inquietudes post-estructuralistas, te gusta Ryan Gosling Está claro que debe ser por una de dos: o eres un impostor o eres un cínico. Y si insistes en restregarle en la cara a los demás tu personalidad inconsistente quiero mi dinero de vuelta porque nada de esto estaba en el guión.

Pero si usáramos las mismas reglas para medir el pasado encontraríamos, por ejemplo, que Jane Austen fue una escritora de chick lit. Que Romeo y Julieta es una historieta para amas de casa, y Charlotte Brontë debió dedicarse a algo más productivo que la novela rosa. Después de agenciarnos esta simple tarea imaginativa queda en evidencia la farsa. Como comprenderéis hace mucho tiempo que entendí que el romance es un tema tan serio como cualquier otro.

Mi segunda objeción tiene que ver con la variedad de temas que abarca la chick flick. Nadie discutiría conmigo que Thelma & Louise es una chick flick. Al igual que Now & Then que también es una chick flick. Este tipo de películas no tienen nada que ver con el romance y sin embargo comparten categoría con Pretty Woman. La razón es simple: suelen pasar por debajo del radar a la hora de describir el género porque no es fácil descartar algo si tiene dimensiones, para poder burlarse con propiedad es necesario reducir al contrincante.

Para mí una chick flick es una película que trata sobre la feminidad. La feminidad tiene varios temas importantes: el romance, la amistad, el paso del tiempo son algunos. Pero pienso que lo que está detrás de todos esos sub-temas es la identidad. Yo tuve un profesor del Opus que decía que la tragedia del hombre es saber que está en este mundo y que va a morir, y tener que vivir a pesar de eso. Quizás la muerte sea la tragedia del hombre, pero la tragedia de la mujer es la identidad.

Así que ahora tienes un juguete nuevo para divertirte un rato. Para saber si una película es en realidad un chick flick (y no solamente una película con romance, o un drama cualquiera) sólo tienes que preguntarte si el argumento trata sobre la identidad de la protagonista. ¿Las pelis de Adam Sandler? Tienen romance, pero ninguna, ni hasta la más rosa es un chick flick. ¿Erin Brokovich? trata más sobre los conflictos de Erin como mujer que sobre el juicio: sí es una chick flick. ¿Armageddon? tiene a Liv, tiene a Ben, tiene escenas románticas y vestidos florales y el soundtrack es para noches de despecho y ron y sorprendentemente NO es un chick flick. Como ves, hay más tela que cortar con esto y es más polémico que “es o no es: ciencia ficción”.

Así que dejemos que los hombres disfruten sus películas épicas sobre la guerra y la consagración eterna. Que sigan dándole Oscares a los Titos y los Espartacos. Nadie cuestionará su miedo a la muerte, ni pondrá sus pelis en una lista de temas para idiotas. Pero que nos dejen tranquilas a nosotras con nuestras chick flicks, que no se rían si lloramos con Sandra Bullock, y si tú eres una mujer y eras de las que solía pensar que las chick flicks son cuestionables, haznos un favor a todas y la próxima vez que te pregunten si te gustan, di que no soportas los romances, pero que las chick flicks son otra cosa.

Por qué no publiqué con Planeta

January 1st, 1970

Hay 3 tipos de autores: los que escriben por amor al lenguaje, los que escriben por amor a la vida, y los que escriben por amor a los libros.
Yo siempre he sido del último tipo. Desde que aprendí a leer mi pasión han sido los libros. Mis regalos de cumpleaños y de Hannukah eran siempre libros. Uno de los regalos que recuerdo con más cariño fue la colección Planeta de Julio Verne que me regaló mi padre cuando tenía ocho años. Los leí todos y desde entonces no he dejado de leer.

Así que cuando la editora de no-ficción de la Editorial Planeta me contactó para publicar mi libro, me hizo mucha ilusión.

AbPlaneta1

* El email es de Mayo. Ella se refería a La Vida Simple, un libro que estaba escribiendo y que había comenzado a vender en preventa a mis lectores en Marzo. Para el momento en el que recibí este email había vendido más de 9 mil copias.

Nos reunimos en Madrid y quiero contaros la historia porque además de ser divertida, es un perfecto ejemplo de por qué el mundo de hoy es incompatible con el mundo antiguo al que pertenecen las editoriales y donde (para bien o para mal) van a quedarse.

Nos reunimos en el Café del Espejo, Paseo de Recoletos. El local estaba vacío así que cogí la mesa junto al cristal que da a la calle. Lo único que sabía era que querían publicar mi libro, y poco más, así que estaba llena de expectativas. Pedí un agua con gas mientras esperaba a la editora. Después de un rato llegó, se sentó, se presentó y me dijo: Bueno, cuéntame.

Bueno, cuéntame es una manera rara de comenzar una reunión que tú has concertado. Quiero decir, que si la editora me contactó a mí y me pidió que me reuniera con ella lo lógico era que la que me propusiera algo fuese ella a mí, no yo a ella. Me quedé desconcertada. No sé cuántas vueltas me dio, porque cuando salí de la reunión tenía la cabeza como un bombo y no recordaba ni de qué habíamos hablado. No tenía una idea clara de lo que Planeta quería, pero en la hora que duró la reunión y sin saber cómo, me había comprometido a enviarle a la editora todo lo que me pidió:

a) Estadísticas de las visitas de mi blog.

b) Unos párrafos detallando el tema del libro.

c) Un capítulo del libro.

d) Tabla de contenidos del libro.

e) Las preguntas y los comentarios que me habían estado haciendo los lectores de la preventa por email.

De vuelta en el hotel, le comenté a Isra lo que había pasado. Me dijo: Si alguien quiere hacer un negocio contigo no te marea. Si le da vueltas al asunto sin llegar a nada en concreto te está mareando, al final no vas a sacar nada en claro, y te va a hacer perder tu tiempo. Lo llamé pesimista.

Le escribí a la editora para enviarle algunas de las cosas que me pidió y le dije que mi idea de trabajar con Planeta era cederles los derechos sobre la versión impresa del libro, pero conservar los derechos sobre el ebook para mí.

Mi idea era que los dos nos podíamos beneficiar con un acuerdo como ese: Planeta sacaría ganancias de lo que se vendiera en las librerías y cautivaría nuevo público que de otra manera no hubiese llegado a conocer mi blog, a cambio yo seguiría promocionando el libro a través de internet que es lo que sé hacer bien y muchos de mis lectores comprarían la versión impresa del libro a Planeta. Ese hubiese sido un plan simbiótico en el que los dos nos beneficiaríamos mutuamente haciendo lo que cada uno sabe hacer. Win-win.

Había razones por las que no era sensato ceder a Planeta los derechos del ebook. En primer lugar, porque tenía en marcha un proyecto en el que habían apostado más de 9 mil personas para ese momento, una comunidad de lectores que querían tener una relación conmigo y con lo que escribo, no una relación con Planeta.

En segundo lugar, porque, como le dije a la editora, en dos meses, y sin publicar el libro ya estaba viviendo de la escritura trabajando directamente con mis lectores, sin utilizar ninguna editorial como intermediario. Había tardado casi tres años en conseguirlo ¿Por qué iba a cambiar lo que tenía por un trato con una editorial?

La editora me dijo que sin cederle los derechos del ebook no podíamos llegar a un acuerdo así que lo dejamos así.

A veces pasan estas cosas, a veces hay algo que a uno le hace ilusión pero para poder hacerlo tienes que ceder algo que es más valioso que lo que te están ofreciendo y decides que es mejor no hacer nada. Es una lástima, pero así funcionan los intercambios.

Fueron pasando los meses y más gente fue comprando el libro. En Noviembre ya eran 30 mil los que lo habían comprado en preventa. El libro había generado el suficiente dinero como para mantenerme durante un año y dedicarme a escribir sin tener que preocuparme por nada más. Así que una tarde cuando estaba corrigiendo y editando el libro, pensé en la ilusión que me hacía tener un libro impreso con mi nombre en la portada y el sello de Planeta. Me imaginé poniéndolo en el estante de mi biblioteca junto a los libros de Julio Verne, y le volví a escribir.

Le dije que si todavía estaban interesados estaba dispuesta a cederles el derecho de los ebooks. Pensé que era una buena idea porque ya había vendido muchas copias por mi cuenta, las suficientes como para poder trabajar tranquila en otros proyectos. Pensé: I *can* have the cake and eat it too.

Así que volvimos a negociar y esta vez logré que me hicieran una propuesta clara. Esta fue la oferta final de Planeta después de meses de negociar:

AbPlaneta2

 

Entiendo que las editoriales ofrezcan poco a los autores por editar sus libros en papel, después de todo la editorial es la que asume el riesgo: tiene que hacer gastos de materiales, impresión, publicidad, distribución, sin contar lo que tiene que pagarle a su plantilla, total, que el autor deja el riesgo de la empresa en manos de Planeta y a cambio recibe un pequeño porcentaje de las ganancias, vale. Lo absurdo es que hagan lo mismo con la versión digital. ¿Cuál es el riesgo que una editorial asume con la versión digital de un libro? No hay gastos de materiales, ni de impresión, ni de distribución, ni de marketing así que si el libro no se vende, la editorial no pierde nada y si logra venderlo son puras ganancias.

Uno podría pensar que para un autor que no conoce internet y que no tiene un blog, vender los derechos del ebook a Planeta a cambio de 25% es sensato. Después de todo sería Planeta la encargada de hacerle promoción. El problema es que con el sistema que Planeta usa para vender sus libros dudo que estén a la altura de la competencia, que si alguien cae en la página en la que venden sus ebooks (planetadelibros.com) es porque se equivoca. Si un autor no vende por su propio pie en internet, no va a vender con el respaldo de Planeta.

Para un autor desconocido en internet es más inteligente poner a vender su ebook a través de Amazon y explicaré por qué. En primer lugar Amazon te da el 70% de las ganancias. Sí, EL SETENTA POR CIENTO. Eso es casi 3 veces lo que te da Planeta. Pero además Amazon es un supermercado, la gente entra para llevarse algo y muchas veces se lleva otras cosas, tienes más posibilidades de vender por rebote en Amazon que en cualquier otro lugar, es difícil comparar las ventajas que tiene vender a través de Amazon con las que tiene vender con Planeta porque no están en ligas diferentes, están en universos diferentes. Nadie que tiene la posibilidad de vender por Amazon debería plantearse si quiera la idea de vender a través de Planeta.

Eso si eres un desconocido, si eres famoso fuera de internet también te conviene vender a través de Amazon. Piensa como lo hace el usuario medio de internet: si quiero comprar un libro de Boris Izaguirre tengo dos opciones: o busco su nombre y apellido en Google, o lo busco en Amazon. Lo que no voy a hacer es pensar ¿En qué editorial salió el libro de Boris? Ah, Editorial Planeta bajo el sello equis. Voy a ir a la página planetadelibros.com a comprarlo Planeta está llevado por editores que, al igual que la que me contactó a mí, ni siquiera tienen un smartphone y en lugar de asesorarse con gente que entiende de internet y beneficiarse de lo que saben hacer lo que buscan es asfixiar a la gallina de los huevos de oro.

Al lado de Amazon la editorial Planeta lo tiene muy difícil, lo que pueden hacer para intentar vender más es usar caras conocidas para atraer gente a su tienda online. La editorial busca bloggers, gente que ya tiene un nombre en internet y una base de lectores. imagina que hay un blogger popular, vamos a llamarlo Andrés que ha logrado tener un grupo consistente de seguidores. Lo que Planeta quiere hacer es coger lo que Andrés escribe, vendérselo a los lectores de Andrés, usando el blog de Andrés como medio publicitario y darle a Andres 25% de las ganancias. No hay que ser muy listo para darse cuenta de que aquí hay algo que no funciona cuando la editorial no pone nada, ni siquiera absorbe el riesgo y le deja al que pone todo un 25% nada más. Si la editorial no estuvo ahí para trabajar contigo y no te ayudó a formar tu audiencia ¿Por qué vas a repartirte con ellos el fruto de tu esfuerzo? En especial cuando lo único que tienes que hacer es venderlo en tu página y quedarte con el 100% de las ganancias.

Si no existiese internet no tendrías más remedio que ponerte en manos de Planeta o de cualquier otra editorial porque ellos serían los que tendrían los clientes y porque si no existieran los ebooks no podrías producir el libro tú sólo. Pero hoy en día con internet no tiene sentido venderle tu trabajo a un intermediario que te va a dar una mínima fracción de las ganancias si puedes venderlo por tu cuenta y quedarte con todo el producto de tu trabajo.  Si la editorial no edita el libro, no trae clientes porque los traes tú, no publicita porque eso lo hace tu blog (y eso es tan así que si tu blog no tiene tráfico no se hubieran interesado por ti, por eso te piden las estadísticas del blog), ni distribuye porque no es un libro físico y no hay nada que distribuir, ¿qué es lo que hace? Lo que venden las editoriales a los autores hoy en día es un carnet de escritor. Es el sello que va en la portada. Es la sensación de ser un escritor reconocido por una editorial.

Planeta tiene todo el derecho de proceder como les de la gana, después de todo son una empresa y no una ONG, así que pueden comprar manuscritos, o ebooks al precio que quieran si la gente se los vende. Lo que hay que preguntarse es si uno está dispuesto a ser ese autor. A ser el autor que vende su trabajo de años a cambio de migajas, si uno quiere ser el autor que recibe órdenes de una editorial que te quiere hacer pasar por el aro veinte veces para darte una propuesta firme, si uno quiere darle tres cuartas partes del producto de tu esfuerzo a otro a cambio de nada (literalmente).

Yo fui ese autor. Acepté las condiciones de la editorial porque por un momento dejé a un lado mi sentido común. Me traicioné haciéndome creer que como mi interés con Planeta no era ganar dinero, entonces era un proyecto noble. Lo que quería en el fondo era la satisfacción infantil de ver La Vida Simple en las librerías y quería hacerlo aunque eso me costara los derechos del ebook. Era por ego, por no lograr desprenderme del todo de los símbolos de éxito con los que crecí.

Cuando dije que sí la editora me habló de firmar el contrato, de enviármelo por correo, y agregó un par de frases que me hicieron entender que ella asumió que  como yo le estaba diciendo que sí a su propuesta eso significaba algo más, algo que ella no puso entre las cláusulas que me envió y que por lo tanto yo no había aceptado. Ella puso en el correo entre líneas que Planeta podría enviarle el libro por email a la gente que ya lo había comprado en preventa a través de mi blog y lo dijo de tal manera que parecía algo natural. Es decir, la editora me escribió entrelíneas que Planeta quería editar el libro en PDF, y enviárselo a las 30 mil personas que me lo habían comprado a mí a través de mi blog como si eso fuese el siguiente paso lógico para poder firmar el contrato.

Yo no tengo agente literario porque como dije antes no creo en los intermediarios, pero sí tengo una brújula ética y lo que Planeta insinuaba no me parecía correcto.

Screen Shot 2013-01-08 at 5.14.53 AM

 

Me respondió de inmediato para cancelar todo el proyecto. Me dio una excusa ilógica para hacerlo mezclando la crisis con el hecho de que ya he vendido demasiados libros y con la idea de que ya no les parecía rentable. Lo curioso no era tanto la tónica del email, sino el hecho de que el número de libros vendidos era el mismo que los días anteriores cuando me hizo la propuesta y la crisis estaba ahí desde el 2007. Horas más tarde bajo las mismas condiciones, el mismo libro ahora no era rentable. Lo único que había cambiado entre el email anterior y ese fue mi aclaratoria de que no les iba a dejar enviar por mí los 30 mil libros que ya me habían comprado mis lectores a través de mi blog y por lo tanto esos 30 mil lectores míos no iban a pasar a ser “clientes” de Planeta.

Lo que voy a decir es sólo una impresión mía: creo que es probable que el interés de Planeta no fuese tanto publicar el libro, sino tener acceso a mis lectores. Si ellos enviaban a mis lectores el ebook por email, mis 30 mil lectores pasaban a ser automáticamente 30 mil clientes en la base de datos de la Editorial Planeta. De ahí el interés de enviar a través de Planeta los libros que yo había vendido por mi cuenta (previo relleno de formularios y registro en la página de la editorial, imagino). No me parece muy descabellado pensar que esto pudiera ser así porque dejando a un lado la ética, ellos iban a tener 30 mil clientes nuevos de un día para otro totalmente gratis. A cambio sólo tenían que publicarme un libro y darme un trocito de lo que vendieran.

El resultado es que en lugar de ser directos y hacerme una propuesta clara de entrada (fuese eso o no) me marearon durante meses, me hicieron ir a Madrid, enviarles estadísticas de mi blog, capítulos del libro, preguntas de mis lectores, mi biografía, mil requisitos absurdos, y al final no sirvió de nada, fue tiempo perdido. Planeta no ganó nada, yo no gané nada, mis lectores no ganaron nada. Todo fue una pantomima, un ejercicio fútil. Isra no fue pesimista, fue clarividente.

Suponiendo que Planeta sí tenía un interés genuino en mi libro, aún así hubiese sido una pérdida de tiempo. Las editoriales son animales enormes, piensa que son como mastodontes de dos mil kilos que tardan diez minutos en enterarse de que hay un problema y dos horas para darse la vuelta. Todo es lento, letárgico, y complicado. En el nuevo mundo, el mundo interconectado y dinámico en el que vivimos hay que ser como un guepardo: identificar las oportunidades y cazarlas lo más rápido que puedas, moverte a toda velocidad y aprovechar cada espacio que se abre ante ti. Por eso las editoriales están al borde de la quiebra y sus editores te mencionan la palabra crisis en todos sus emails: porque se mueven lento y no saben desenvolverse en este mundo en el que vivimos, siguen formando parte de un sistema paternalista y mezquino. Frente a las editoriales los autores que vivimos de internet somos bólidos, estamos hambrientos, tenemos nuestro territorio y no vamos a cedérselo a nadie.

De este simulacro he aprendido una cosa:  hay que aprender es a ser fiel a tus propias convicciones y firme en lo que haces siempre. No es suficiente con ser fiel a tus convicciones a veces. No es suficiente con ser fiel a tus creencias cuando es conveniente, cuando es fácil. Hay que ser fiel a uno mismo cuando es difícil, ese es el verdadero reto. Ser más duro que un armadillo. Hay que aprender a creer en uno mismo por encima de cualquier otra cosa y a desechar los símbolos de éxito que nos meten en la cabeza desde el momento en el que nacemos. Publicar un libro con una editorial grande no te hace mejor escritor, te puede hacer un escritor más pobre, un escritor más burlado y menos digno, pero difícilmente te hará un mejor escritor.  Si puedes hacer las cosas por ti mismo, no involucres nunca a terceros. Usar intermediarios no te acerca a quien eres, ni hoy ni nunca.