Dale una patada a la depresión

February 23, 2012

Esta es la segunda parte de un artículo que escribí acerca del estancamiento. Se llama Rompe tu currículum.

Si no lo has leído aún, es mejor que empieces por allí, así podrás entender bien este artículo. Aunque de todas formas te voy a hacer un resúmen.

Zugzwang (se pronuncia tsuk tsvank). Significa “compulsión de movimiento”, y se usa para describir un tablero en el que el jugador al que le toca mover descubre que cualquier movimiento posible sólo empeora su situación. Mover una pieza implica hacer grandes concesiones, a veces incluso poner en riesgo la partida. La opción más ventajosa para el jugador sería paralizar el tablero, quedarse como está, pero en el ajedrez es imposible dejar el turno pasar. Te encuentras en Zugzwang cuando permanecer estático es tu opción más favorable pero estás obligado a moverte.

Cualquier persona puede caer en Zugzwang. Se diferencia de la depresión en que es solamente un estado de parálisis. No quieres moverte porque no le encuentras sentido al movimiento. A veces la parálisis puede desembocar en depresión, así que para darle una patada en el culo, debes comenzar por desbloquear el Zugzwang.

En el primer artículo hablé de la parálisis del recién graduado. De la persona que está buscando un trabajo sin conseguirlo. Del que vive con los padres porque no le queda otra opción. Mi solución a ese tipo de Zugzwang era ser generoso con el talento, y sí es cierto que es lo mejor que puedes hacer para resolver un problema así en ese momento. Pero en realidad el Zugzwang es algo universal. Es la idea del estancamiento.

Una persona se puede estancar por muchas razones. Hay gente que lleva años en el mismo trabajo. No les gusta, saben que no van a llegar a ninguna parte, que un ascenso es una idea remota, y que aunque lo obtuvieran el trabajo les seguiría pareciendo un peso. No hacen nada. Hacer su trabajo bien requiere poner más esfuerzo en algo que no les interesa. Renunciar los dejaría en una situación peor. Así que ahí se quedan durante años, en su trabajo mediocre, cobrando un sueldo por algo que no les gusta y lamentándose por su situación. También está la madre que dedicó toda su vida a sus hijos, un día los hijos se van de la casa y la madre se encuentra sola y no sabe qué hacer. Los sueños que dejó a medias le parecen infantiles. Sus deseos le parecen algo distante. No sabe qué hacer con tanto tiempo libre. Se estanca. Está el hombre que se casó por inercia. Diez años después tiene 2 hijos, una hipoteca, y una esposa a la que ya no reconoce. Gana un cheque a final de mes que se va íntegro en leche, pañales, comida, y alquiler. No puede abandonar su situación porque no cree tener el coraje para enfrentarse a su mujer. Tampoco busca mejorarla porque no se siente a gusto, no es donde quiere estar. Se estanca.

El Zugzwang es un enemigo insidioso. Piensas que estás posponiendo el movimiento. Que sólo estás esperando a que aparezca una buena oportunidad para actuar, pero mientras más tiempo pasas paralizado, menos oportunidades se presentan. Y las que sí tenías comienzan a desaparecer. El Zugzwang es una serpiente que se muerde su propia cola.

Las razones para estancarse son miles, y sólo una de ellas se resuelve compartiendo el talento. Así que he escrito este post para expandir la idea del anterior y dar soluciones generales al problema. Este post seguramente tendrá un tono de auto-ayuda, y quizás te parezca algo tonto. A mí también me parece tonta la auto-ayuda. Tratar de crear una receta universal para un problema que es tan individual es un poco tonto. No pienso que lo que pongo aquí sirva para todo el mundo por igual, no tengo las respuestas. Pero lo más importante para salir de un problema de este tipo es tener las ganas de salir de él. Puede que lo que ponga aquí no te funcione, pero tampoco te hará daño. Es cuestión de probar.

He estado pensando mucho en la generosidad como forma de vida. Es una idea que ocupa gran parte de mi tiempo. Estoy tratando de poner por escrito todas las cosas he hecho en lo práctico que me han ayudado. Algunas las hice a propósito, otras salieron espontáneamente, pero todas me ayudaron a romper el círculo vicioso.

Todo lo que diré a continuación se puede resumir en una idea muy simple:

Tu interior y tu exterior son la misma cosa. Todo lo que hagas hacia afuera tiene el mismo efecto hacia adentro.

LA BUENA ACTITUD

La buena actitud trae “suerte”. Es posible ser la persona con más suerte del mundo. Sólo tienes que cuidar de tu actitud. Esto lo aprendí de Israel. Él cree de todo corazón en la suerte. Tiene una cartera de la suerte (se le está cayendo a pedazos de lo vieja que es). Y yo me río de él, pero le funciona. [No, no es que yo crea en la suerte, no se puede creer o no creer en la suerte, la suerte existe y ya – Israel]

Pero él dice que lo más importante no es la suerte sino la actitud. Al nacer te pueden repartir una muy buena mano de cartas, pero si no las sabes jugar, si utilizas tus cartas de manera estúpida no sirve de nada que buenas cartas te hayan dado. De la misma manera, te puede tocar una mano mala, y si sabes darle la vuelta, si tienes una buena actitud si usas la vida de manera inteligente puedes ser el hombre más afortunado del mundo. La buena actitud es saber jugar tus cartas bien. Israel tiene muchas reglas de ‘la buena actitud’, pero estas son para mí las más importantes:

  • Respeta tu trabajo: aunque no vayas a salir de tu casa, vístete. No te sientes frente al ordenador en pijama.
  • Manten una buena apariencia. Compra lo mejor que te puedas permitir. Sentirte bien al verte en un espejo hace que tengas confianza en cualquier cosa que vayas a hacer.
  • Se valiente o por lo menos no seas cobarde. No te paralices ni tengas miedo a “lo que pueda pasar” si crees en lo que vas a hacer hazlo sin que nada te frene.
  • Usa tu dinero, deja que fluya. El dinero es como el agua, si se queda estancado en el banco, o en un cajón, se pudre. Si no dejas a tu dinero ir, no vuelve, no generas más. Da lo mismo si tienes 20 o 200. No te apegues a él. Usalo inteligentemente. No gastar por miedo es casi peor que derrochar a lo loco.
  • Cuando tengas una idea ponte a ello al momento. No pierdas el tiempo planeandolo todo al milimetro por miedo a “lo que pueda pasar”. Ponte a trabajar inmediatamente y si tienes que corregir algo, mejor hacerlo sobre la marcha.

Más allá del dinero o del trabajo, creo que la buena actitud es cuidar de uno mismo. Es tratarse a uno mismo con bondad. Tener una buena actitud es ser generoso hacia adentro.

BAILA, BAILA, BAILA

Hay líneas finas que nos unen. No, mentira, no nos unen. Nosotros somos las líneas. Somos hilos muy delgados que descansan sobre un telar. Los hilos se tejen entre sí, y consigo mismos. Tejen tapices con el tiempo. Esto no me lo estoy inventando yo. La analogía de los hilos y la vida existe desde que el hombre es hombre. Quizás el mito más importante es el de las Moiras que tejían el destino de los hombres.

Para poder tejer un tapiz lo primordial son los nudos. Para formarlos tienes que mover los hilos. Es imposible crear un tapiz con hilos inmóviles. Si nunca has visto cómo se teje uno prepárate:

Es un trabajo delicado y sensible. Los hilos tienen que ser flexibles, tienen que cruzarse. Deben poder bailar. Así que para salir del Zugzwang tú debes hacer lo mismo. Mientras la música suene, baila, y no te preocupes por nada más. No pienses en las razones. Cada vez que piensas tus pies se detienen, y te estancas. No importa qué tan tonto sea el baile, báilalo. Sólo así se pueden dar las conexiones que buscas. Nadie te garantiza que el tapiz resultante será de tu agrado, o que los nudos se formarán como tú quieres que se formen. Pero lo que es seguro es que mientras te mantengas estático no se formará NINGÚN tapiz. Es imposible posponer la vida para siempre.

Empieza por moverte físicamente: acepta todas las invitaciones que te hagan. Sal de tu casa, sal a pasear. Ve al cine, aunque sea solo. Haz nuevos amigos, recupera los viejos. Planifica un viaje. Hazlo. Es necesario que salgas de tu habitación para que sucedan cosas. Buenas o malas. El estancamiento sólo se combate moviéndose.

Cuando tengas dominado el arte de moverte de tu sitio, lleva tu generosidad un paso más allá: baila con otros. Ayuda a una persona nueva cada día. Un desconocido, o una persona cercana, no importa, da igual. Dedica 10 minutos cada día a ayudar a alguien más. No tienes que hacer mucho, basta con un buen consejo, una palabra de aliento, o una buena acción. Sé el superhéroe de otra persona por un día. Y cuando termines de hacer la acción olvídala. No esperes que te den nada a cambio, ni siquiera su simpatía, porque lo que estás haciendo no es un favor, lo estás haciendo para ti mismo. Ayudar a otros te ayuda a ti. No creo en el karma, pero sí creo que una de las claves para vivir con alegría es generar buen rollo a tu alrededor. Bailar es ser generoso con tu tiempo.

VACÍATE

Durante mi peor Zugzwang mi habitación parecía un ático: estaba llena de trastos. En mi armario había un montón de ropa que jamás me ponía, y esa ropa por lo menos estaba dentro del armario porque la que sí me ponía estaba en una pila sobre la silla del escritorio. Tenía un montón de muebles, libros, y trastos que no usaba. Era un desorden. No sé si tu habitación se parece a la que estoy describiendo, pero si estás en Zugzwang es probable que sí.

**Los espacios que habitamos se parecen mucho a los espacios que nos habitan, si tu habitación es un desastre, tu cabeza también. **

Todos tenemos un ático en la cabeza. Un sitio lleno de trastos que hemos acumulado a lo largo de la vida: proyectos sin terminar, otros que jamás empezamos, recuerdos perdidos, responsabilidades desplazadas, deseos por realizar, afectos en desorden. Todo está allí revuelto. Es la principal causa del malestar.

Cuando tu vida está congestionada, es natural que no te puedas mover. Cuando tu nariz se congestiona no pasa ni el aire. Si quieres desbloquear tu Zugzwang comienza por abrir espacios en tu mente y a tu alrededor.

Vacía tu habitación. Elimina de tu vida los muebles que no usas. Quédate con lo necesario. Regala el resto. Saca toda la ropa de tu armario. Todo lo que no te hayas puesto en los últimos 2 meses regálalo. Regala los libros que no tienes pensado volver a leer. Formatea tu ordenador. Después haz una limpieza a fondo. No vas a creer lo bien que te sientes después. El espacio vacío es un espacio sereno. Puedes hacerlo como un proyecto de fin de semana, o hacer un poquito cada día, da igual, lo importante es que conquistes tu espacio.

Mantén tu habitación en ordenCuando tengas la habitación ordenada, procura mantenerla así. Barre y friega cada mañana. Haz tu cama. Ordena lo que tienes sobre el escritorio. Esta parte es la más complicada. Cuando yo estaba paralizada no quería mover ni un solo plato. Era terrible. No sabía por qué, pero no había forma humana en la que yo pusiera algo de orden a mi alrededor. Lo peor es que yo estaba convencida de que estaba a gusto en mi desorden. Mi madre me reclamaba a diario y en mi cabeza yo pensaba: “¿para qué voy a hacer la cama si la voy a volver a desordenar después?”.

Con el tiempo me di cuenta de lo que estaba pasando. Lo que voy a contar es muy personal y quizás no le sirva a nadie más, pero aún así lo voy a compartir porque si existe una sola persona que lea mi blog y que esté pasando por la misma situación que yo pasé, esto puede ayudarlo. Yo no podía mover los objetos de lugar porque me parecía que era una carga sumamente pesada para mí. A ver si me explico, no era algo racional, pero me di cuenta de que para mí mover una lata era equivalente a mover una montaña. Después pensé que quizás mi problema no era que las cosas fueran demasiado grandes, sino que yo me sentía demasiado pequeña. Y fue algo muy visual.

Si no ponía orden en mi cuarto es porque no ponía orden en mi cabeza. Esperaba que alguien viniera a salvarme. Entonces hice un esfuerzo consciente por mirar las cosas de otra manera. Me acerqué a la pila de ropa, y la miré “desde arriba”, hice un esfuerzo por pensar: “es solamente ropa”, “son solamente latas”, “son solo papeles”. A partir de allí más nunca tuve problemas para ordenar nada, y de hecho me sorprende lo fácil que me resulta.

Si no encuentras la raiz de tu problema es muy difícil atenderlo. Porque aunque pongas todo el esfuerzo del mundo, si para ti cada vaso es una montaña vas a terminar agotado cada día. Dejarás de hacerlo y no te culpo, cualquiera se cansaría en tu lugar. Pero si logras mantener tu cuarto limpio y en orden, la mitad de tu bloqueo desaparecerá.

Ahora ve un paso más allá: ordena tus afectos. Mantener una habitación en orden es un esfuerzo que se renueva cada día. Cada día tienes que dedicar unas horas a limpiar y organizar tu habitación. Lo mismo ocurre con tu ropa, con tu cuerpo, cada día nos duchamos, ¿no? Pero muy poca gente dedica la misma cantidad de tiempo a su cabeza. Y es muy importante mantener la cabeza en orden.

Hacer limpieza, descartar lo que ya no sirve dentro de tu cabeza debe ser una de tus prioridades. Así que cada día aparta una hora para ti mismo y tu mente. Lo que hagas con esa hora depende de ti, lo más importante es el mensaje que te estás dando a ti mismo: tú me importas. Si quieres puedes llevar un cuaderno. Explora lo que sientes y anótalo. Si tienes proyectos pendientes termínalos, aunque sean cosas viejas. Descarta todas las ideas negativas que tienes sobre ti. Deja de pensar en la gente que te hace daño. Puedes leer un poco sobre eso en Cómo lidiar con gente de mierda. Si te sobran amigos, haz una limpieza de esa lista también. Deja únicamente a las personas que te quieren y a las que quieres genuinamente.

Haz un esfuerzo por mantener la mayor cantidad de espacio abierto tanto en tu habitación como en tu cabeza.

Vaciarte es ser generoso con tu espacio.

CULTIVA LA APERTURA

A veces veo a la gente pasar en la calle y es como si tuviera un narrador malvado metido adentro. Me va narrando las cosas más feas sobre la gente. ¿Te ha pasado eso alguna vez?

Cuando me descubro haciéndolo tengo que frenarme. Me digo: “No conoces a estas personas que están cruzando la calle. Es imposible que sepas que él es un infeliz, que no se preocupa ni por su aspecto, que no se ducha ni limpia su casa, que su novia es miserable, que preparan comidas raras para cenar y tienen esa foto del Ché Guevara colgando en la pared del salón” Es imposible saber estas cosas, ¿por qué las pienso? Estoy segura de que los demás piensan cosas así cuando me ven a mí pasar: “¿Qué se cree esa pija?, ¿qué le pasa con las tetas?, ¿por qué no se cubre un poco?, ¿es una pervertida ninfómana cazamaridos?”

El problema es la cerrazón. Los soliloquios desagradables son producto de una mente cerrada.

Una amiga me contó un sueño que tuvo conmigo: estamos las dos en una habitación que tiene una ventana. La ventana está abierta. Una ola de agua entra por la ventana y la habitación se innunda. Con el agua por las rodillas ella corre hacia la ventana para cerrarla y entonces le digo: “Deja la ventana un poco abierta, si la cierras por completo la presión del agua la hará estallar, y nos vamos a inundar de verdad. Deja que entre un poquito de agua, y así tendremos tiempo de salir”. Esa imagen es una analogía perfecta para la mente. Si cierras por completo la ventana de tu mente, la harás estallar.

Entrénate en la apertura, en la aceptación. La aceptación no es lo mismo que la tolerancia. La tolerancia es pasiva, su objetivo es vivir con algo que te desagrada. La aceptación no es eso. Es una forma especial de apertura. Cuando veas a la gente pasar, busca una cosa que te guste en cada uno. Quédate con eso. Cuando ese ejercicio te resulte natural, aumenta el número. Busca 2 cosas buenas, busca 3, busca 10, busca hasta que no te quede tiempo para pensar en nada malo. Con suficiente práctica te darás cuenta de que algo muy curioso comienza a ocurrir en tu espejo: ahora también te es muy fácil encontrar 1 cosa buena en tu cara, y 2, y 3, y 10. Pronto no tendrás tiempo para pensar nada negativo sobre ti mismo.

Pero ve más allá. Ábrete también a nuevas experiencias. Cambia tu rutina. Pinta tu habitación de un color diferente. Cambia el orden de los muebles. Planifica viajes a lugares a los que jamás irías. Busca una persona con la que no hablarías voluntariamente, y hazte su amigo. Prueba una cosa nueva cada día. No te vayas a la cama sin haber hecho algo diferente al día anterior. Aprende a tocar un instrumento, o a pintar. Y si tienes alguna postura cerrada, si eres de derecha, o de izquierda, o te identificas con cualquier ideología, dale una oportunidad real a la opción contraria. Compra el libro favorito de tu enemigo, y ríndete antes de empezar a leer, léelo como quien se encuentra con el tema por primera vez. Llénate de ideas nuevas y tu mente se renovará con ellas. Aceptar la realidad es ser receptivo a la generosidad del mundo. Y recibir bien también es una forma de generosidad.

OFRECE TU TALENTO

Este punto es la idea principal del artículo de Cómo conseguir un trabajo en medio del paro. Ofrecer tu talento es ser generoso con tu identidad. Con lo que te hace especial y diferente. Regalar tu trabajo con alegría cada día. Quizás te resulte difícil. Después de todo da miedo exponerse, da miedo que te roben tus ideas, y también da miedo la mirada del otro. Pero compartir tu talento es el tipo de generosidad más poderoso. Al menos es el que te ayuda a desbloquear tu Zugzwang en lo concreto. Si quieres leer más sobre este punto lee el artículo que enlacé arriba.

LA PRÁCTICA DIARIA

Todo lo anterior, toda esa parrafada, se puede resumir en una rutina diaria. Es muy simple. Toma tiempo adaptarse a ella, y la romperás más de una vez, pero cuando descubras lo bien que te sientes cumpliéndola no querrás dejarla.

Lo ideal es que cada quien se cree una rutina propia. Que esté hecha a la medida de sus necesidades. Que tome en cuenta sus gustos y sus intereses. La autoexploración y la autodeterminación son la clave. Pero para ilustrar el punto os ofrezco la mía. No la cumplo a rajatabla, y aunque me gustaría llegar a hacerla cada día, lo cierto es que muchos días me salto alguno de los pasos.

1) Ordena tu mente: me gusta mucho usar la mañana para anotar mis ideas en un cuaderno. Busco pensar al menos en 10 ideas nuevas cada día. Últimamente las ideas que anoto son sobre artículos que quiero escribir. En mi día hay mucho espacio porque no trabajo en una oficina, pero si tienes un trabajo, parte de ordenar tu mente es hacer listas de prioridades, es organizar tu tiempo y espacio mental.

2) Ordena tus afectos: esta idea merece todo un post. No tengo espacio para explicarlo con lujo de detalles, pero una práctica sencilla que puedes hacer en cualquier momento es apartar un espacio para sentir cosas hacia las personas que te rodean. Busca sentir agradecimiento hacia las personas buenas en tu vida, alegría por las personas felices, y compasión hacia las personas que sufren. Mientras más veces hagas este ejercicio, más fácil te será ignorar a la gente de mierda. A mí todavía me cuesta controlarme en presencia de gente de mierda, pero así es la vida, baby steps.

3) Ordena tu cuerpo: escoge un ejercicio y practícalo cada día. A mí me gusta el yoga. Hacer ejercicio libera endorfinas y neurotransmisores que regulan el funcionamiento de tu cuerpo. Te ayuda a dormir mejor, a digerir mejor la comida, a ser una persona más serena. Cuida de tu aspecto, dedícale unos minutos al espejo. Estudia tu alimentación y si puedes mejorarla, hazlo también. Regula tu ciclo de sueño. Evita disparar tu propia ansiedad. El café, el cigarrillo, y el azúcar son algunas cosas que deber evitar. Tu cuerpo y tu mente son una sola cosa.

4) Ordena tu cuarto: empieza el día ordenando tu habitación. Si la habitación está desordenada te distrae y te causa malestar. Haz la cama aunque la desordenes después. Hacerla tiene un gran beneficio: te hace sentir mejor durante todo el día. Más que algo práctico es algo simbólico, dejar tu cama deshecha es como si nunca te terminas de levantar. Barre y friega, mantén tu escritorio en orden. Dobla tu ropa y guárdala en el armario. Limpia el polvo.

5) Comparte tu talento: ejercita tu talento una vez al día todos los días durante un año. Quizás no saques nada en claro, pero aprenderás muchas cosas valiosas sobre ti mismo.

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