Va por ti, Luisa

February 7, 2024

Este es un post que va de dos cosas: de la amistad y de la venganza.

La gente tiene problemas para hacer amigos. Hay una escasez a todo nivel de amigos, crónica y sin final previsible. El malestar es general y la gente se queja donde puede. Se sienten solos, no hay con quién compartir. Lo sé, a mí también me pasa. Es un drama. Pero ese no es el punto de este post, o al menos no el único punto.

Ahora mismo estoy en una situación envidiable: tengo los pies en la arena, una coca cola en la mano, el sonido de las olas del mar de Miami rompiendo en la orilla a unos metros de mí, y en lugar de disfrutar de este panorama estoy pensando en la amistad y en la traición.

Es por dos cosas que se han dado en simultáneo. La primera: un buen amigo del pasado que contactó conmigo por mensaje privado de Instagram y que resultó ser un fraude. La segunda: que se cumplen 10 años de la mayor traición que me han hecho y le debo a esa persona su merecido desde entonces con lo cual creo que voy a enderezar las cuerdas torcidas del destino con una sola piedra, voy a poner las cosas en su lugar hoy mismo y lo voy a hacer con la excusa de reflexionar sobre lo que es la amistad.

Quizás no debería decíroslo, lo de la excusa, pero creo que estamos mayorcitos ya y entendemos lo que es un ardid literario. Que vosotros queréis el salseo, yo quiero la retribución, pero ambos tenemos que convencernos primero de que somos buenas personas y que estamos aquí por y para la filosofía, como el que se compraba la revista Playboy por los artículos. No tengo problema en ofreceros el disfraz junto con el veneno.

La venganza además es importante, es la cara amarga de la Justicia, pero tiene su razón de ser. Si te hacen algo pérfido y no te vengas dejas el Universo en desorden. Al vengarte estás devolviendo cada cosa a su lugar. El pérfido (o en este caso la pérfida) a su pérfido sitio y tú de vuelta al tuyo, superior, arriba, por encima. Lo que mueve la venganza es la sed de reestablecer un orden que ha sido alterado con maldad.

Pero vamos a empezar suavecito, piano piano, no conviene asustar. Vamos a hablar primero de mi amigo, el fraude. Imagina que tienes un amigo, durante años sois amigos. Habláis todos los días, o chateáis que es lo mismo. Os contáis vuestros sueños, miedos, pequeños triunfos cotidianos, con complicidad le gastáis una broma a un amigo común, no sé, lo que hacen los amigos. Años en ese plan. Después la amistad se disipa pero el recuerdo se queda en tu memoria. Veinte años más tarde te manda un mensaje privado de Instagram. Lo abres, PUM tu amigo de juventud ahí, saludándote. Que gusto, que alegría.

Resulta que tu amigo está viviendo en otra ciudad pero cuando le dices que entre tus intereses está el shaktismo, que es un tipo de tantra, te dice que justamente va a ir a tu ciudad a hacer un curso de ese tema a finales del mes que viene. Que si quieres ir con él. Te pasa un enlace que no lleva a ninguna parte. Le haces preguntas y responde raro. Al día siguiente te pasa otro enlace, este sí es el bueno, un curso de tantra en tu ciudad. Le preguntas si hay que ir solo o en pareja. No lo sabe. Que no sabe nada del tema, vamos. Al final todo parece apuntar a que se inventó lo del curso ahí, en el momento, improvisando, para llevarte a una clase tántrica con la intención más antigua de todas. Que la intención no era reanudar una amistad sino follar. No solo quiere follarte hoy es que probablemente también tenía esa intención hace veinte años pero eras medio subnormal y no te dabas cuenta.

Entonces ¿pueden ser amigos un hombre y una mujer?

Podría uno confundirse y pensar que sí, pero no. No existe esa amistad. Si hay una amistad es porque hay un interés de por medio de una o ambas partes. El hombre quiere follar, la mujer quiere sacarle unas Fantas. Y en esa tensión se debaten este tipo de amistades en la gran mayoría de los casos. Un tira y afloja a cambio de Fantas.

No necesariamente es una cosa maquiavélica. Muchas veces los implicados no son conscientes de los intereses que de fondo los mueven, la amistad se da en autopiloto. Te echas un amigo, no te das cuenta de que lo que te gusta es su atención, o que te lleve a sitios, o lo que sea. A ellos les pasará también, supongo, que no se dan cuenta en un principio que la amiga les parece fascinante porque quieren verle las tetas.

Otras veces sí. Te la juegan de manera consciente. Saben que lo de la amistad es solamente una estrategia. Pueden ser muy calculadores y pacientes. Cuando hablo de interés sexual no me refiero solo a la dimensión más carnal, puede ser un interés romántico también, la cosa está en que a un hombre no le interesas como persona sino como mujer, y por lo tanto la amistad no trasciende la polaridad del sexo.

Vale, la amistad entre hombre y mujer es un mito, pero ¿existe la amistad entre mujeres? Tampoco. No.

Las mujeres nadan en la corriente de la masa. Esa es su condición natural. La mayoría no llega a sacar jamás la cabeza. Las mejores tienen un pie dentro y otro fuera. La función social de la mujer es la de ver quiénes cumplen los estatutos y quiénes los violan, y al que se sale demasiado del agua le meten un porrazo.

Así que las mujeres compiten entre sí y contigo por estatus dentro de la corriente. Cada segundo de sus vidas es un pacto con el entorno cuyos términos siempre varían pero nunca llega a firmarse. Están renegociándolo todo el tiempo, viendo lo que es y no es apropiado, hasta donde pueden o no ir, y cuando te les acercas buscan involucrarte en ese proceso.

En ese esquema si quieres echarte una amiga tienes que elegir entre abandonar tu identidad o mentir.

La primera opción es permitirle que te moldee de acuerdo con los estatutos de la corriente. Convertirte en una arcilla maleable, fundible, para poder encajar en el agujero que te va a indicar, para hacerle creer que, al igual que ella, nadas allí. Eso puede parecer un proceso inocuo pero la mente es repetición y cuánto más cedes más terminas pareciéndote a la corriente en la que te has zambullido. Permitirás que te quiten, con el goteo de críticas, juicios morales y chantajes emocionales, todo aquello que te hace única.

La segunda opción es mantener tu identidad intacta a cambio de trabajo o humillación. Para mantenerte con todas tus cualidades y no sucumbir al moldeamiento forzoso o bien te conviertes en la líder del grupo y lo haces tan bien que prefieran modelarse a tu imagen y semejanza que a la de la corriente o bien aceptas tu humillante lugar en el último peldaño del estrato social con todas las vejaciones que eso conlleva. Pero si eliges el primer punto, el de convertirte en líder también sacrificarás lo que te hace diferente, no serás única sino que tendrás una cola de “amigas” copiando todo lo que haces y envidiándote en secreto.

Esto es muy fácil verlo en la historia que voy a contar a continuación (EL SALSEO)

Tuve una amiga. Me traicionó. Se llama Luisa. No voy a decir su nombre completo porque lo que voy a contar es bastante fuerte y aunque se lo merece, se merece que lo contase todo y que me diese igual, hay una parte de mí que se resiste a repartir palos, a hacer que google indexe esto junto a su nombre completo y estropearle así el resto de la vida. Llamémoslo nobleza de espíritu o moralidad de esclavo, las dos perspectivas me sirven.

Luisa llegó a la universidad el primer día de clase con unos parches en la nariz porque se había hecho una cirugía estética. Había llegado tarde además, entró cuando estábamos todos ya sentados y el profesor estaba explicando algo, así que mi mente rápidamente la clasificó como una persona de poco interés. La metí, por así decirlo, en la carpeta del spam, allí a donde va a parar la gente a la que pasas a ignorar por defecto como si fuesen un popup o un banner pero de la vida real.

Ese mismo día por la tarde estábamos en una clase de filosofía y sin darme cuenta caímos ella y yo en una discusión muy interesante en la que me demostró que me había equivocado. No era spam, tenía intereses especiales, profundidad y cierta capacidad para improvisar, para salirse del guión, para lanzarte una curva. Nos hicimos muy amigas.

A Luisa se le ocurrían locuras a las que yo me apuntaba porque me divertían. Mi papel era más pensativo o reflexivo quizás, ella me admiraba y eso me gustaba, pero lo que más disfrutaba de la relación era que podía hablar con ella sobre cualquier cosa como si estuviese hablando conmigo misma. Había una conexión especial. A través de esa conexión descubrí un lado más espiritual de mi personalidad que hasta entonces desconocía.

Como entenderéis, valoraba mucho esa amistad. Ocupaba un sitio importante para mí, y como para mí la coherencia es muy importante mis actos reflejaban ese amor fraternal que sentía hacia ella, quiero decir que no era solo de palabra, le daba una prioridad sobre cosas que a mi entender eran secundarias. Esto no era recíproco, me fui dando cuenta con el tiempo de un patrón claro de desaires de su parte hacia mí al que debí hacer caso, pero no le di mucha importancia creyendo que eran solamente tonterías y que para lo importante seguramente estaría allí como lo estaba yo para ella.

Me fui de Venezuela y mi blog se hizo muy popular. Al principio era sobre moda y belleza, pero después fue derivando en temas más profundos, más personales, confesionales si se quiere. Del grupo de gente de mi universidad recibía aplausos continuos, todo el mundo me hacía la pelota, fui de viaje a Venezuela en esa época y todo el mundo quería dejarse ver conmigo. Luisa la primera.

Justamente en el apogeo de la fama primigenia de mi blog se me ocurrió lo de las webcams. Mi idea en principio era ponerme una webcam, entender ese mundo y después escribir un libro al respecto. Pretendía llevarlo en secreto y únicamente revelarlo cuando el libro estuviese hecho, así pretendía mantenerme haciendo las dos cosas: el blog y la webcam, en paralelo.

El problema de origen es que fui lo suficientemente tonta como para ponerme de avatar en la página de webcams una foto que había usado en mi blog, así que no tardaron ni un mes en reconocerme. Salieron vídeos y fotos, capturas de pantalla, todo tipo de mierda y justamente pasó en mi cumpleaños. La cosa se hizo viral, cientos de miles de tweets sobre mí y sobre todo eso, algo verdaderamente humillante y desolador.

Como mi blog era famoso en España y no tanto en Venezuela, pensé que cabía la posibilidad de que nadie de mi entorno primigenio, digamos, hubiese visto esta información. La gente que lo compartía en twitter eran españoles con lo cual la única forma en la que podías enterarte de que esto estaba pasando si eras de Venezuela era buscando manualmente mi nombre o la dirección de mi blog en twitter. Pensé que igual nadie se había enterado, pero vivía con esa incertidumbre.

Quiero aclarar, antes de continuar, que a día de hoy como hay tantas mujeres con una cuenta de onlyfans y se ha normalizado bastante todo este tema podría parecer que es algo sin importancia, pero cuando esto pasó no existía Onlyfans, ni Youtube Live, ni siquiera existía Twitch, las únicas haciendo streaming en directo éramos nosotras, las camgirls, y la línea que dividía a las mujeres normales de las camgirls era infranqueable. Que saliera algo así sobre mí era impensable.

Poco tiempo después Luisa pasó a ignorarme en Facebook. Lo que antes era una relación normal en la que nos dábamos la una a la otra “likes” y nos dejábamos comentarios en las fotos se transformó en una relación en la que ella pasaba totalmente de mí, pero sí seguía hablándome por mensajes privados, como si nada hubiese ocurrido. No entendía nada, y se lo pregunté, le pregunté por qué estaba rara conmigo, me quiso hacer creer que eran imaginaciones mías.

Pasaron meses así. Hablando con ella por mensaje privado pero siendo ignorada en público y sin entender muy bien el por qué. Hasta que un día otra amiga, una amiga que no era ni siquiera cercana, me escribió con mucha vergüenza para contarme lo que estaba pasando. Me dijo que todo el mundo lo sabía, que se habían estado pasando mis vídeos y mis fotos de mano en mano, incluso me pasó capturas de pantalla de grupos de Facebook en la que muchos de mis amigos decían cosas horribles sobre mí, hubo una conocida que se dedicó días y días a postear capturas de mis videos por todo Facebook.

¿Cuál fue el papel de Luisa en todo esto? Me llegó de dos fuentes diferentes, gente sin relación entre sí, que una de las personas que estaba divulgando mis vídeos entre la gente de la universidad era ¿quién? Luisa. Mi amiga. Mi mejor amiga. Llegué a la conclusión de que posiblemente fuese ella quién lo descubriera en un principio, al buscar mi nombre en twitter. No es algo que me conste, pero lo intuyo. Algo me dice que es así como pasó.

Ponte en el lugar de Luisa, haz el ejercicio. Imagínate que a un amigo o amiga tuya le pasa algo que en apariencia es gravísimo. Imagina que no se lo dices, no le dices que lo sabes, ni le preguntas cómo se encuentra, pero tampoco te quedas callado sino que coges aquello que le va a destruir la vida y te pones a distribuirlo detrás de sus espaldas para reírte de él con todo el mundo mientras que sigues haciéndole creer que nada está pasando, llevas la amistad en privado como si nada. Cuando te pregunta qué pasa lo convences de que está en su imaginación. Ese es el nivel.

En esa época me dejaba llevar por mi instinto –que es ir de frente– y no conocía otra manera más sofisticada de abordar situaciones difíciles, no entendía lo que es la diplomacia ni la estrategia, lo que hice fue confrontarla. Se lo pregunté directamente. Le dije: “Oye Luisa, me están diciendo esto sobre ti, pero no me creo que sea cierto, por favor dime qué es lo que está pasando” y su reacción fue reveladora. La vi utilizar todas las herramientas de manipulación que existen. Desde hacerse la enfadada porque yo estuviese “poniendo en duda su integridad”, pasando por hacerse la víctima, mentirme con excusas raras, e incluso, como veréis en el email de abajo, utilizar la enfermedad de su madre, que sufría de cáncer de pulmón para decirme que no tenía derecho a hacerle esas preguntas porque ella estaba pasando por un momento muy difícil. Los dos emails de abajo fueron la última conversación que tuve con ella. Pulsad sobre las imágenes para verlas en grande si queréis leerlo.

luisa fonti, luisa fontiveros

Imagino que se entiende pero voy a llevar el punto que quiero hacer hasta el final. Las mujeres no son amigas de las mujeres porque por muy compenetradas que creáis estar, lo femenino es por definición gregario. Las mujeres pertenecen a la corriente y si te sales de la corriente no se van a ir contigo, van a seguir la corriente y golpearte lo más fuerte que puedan para desmarcarse o para que vuelvas a entrar tú también a nadar con ellas en la mierda. Como es el caso de Luisa que en lugar de defenderme o de quedarse callada se vio en una situación débil en la que tenía que demostrarle a la corriente que sí, que seguía formando parte, que no estaba sacando la cabeza por encima de su superficie. Que para nada se ponía de mi parte. Para preservar su lugar se le hizo indispensable convertirse en la porra con la que se me daba.

Luisa, como muchas mujeres que no terminan de encajar del todo en la corriente, tenía dimensiones secretas, privadas, que no exponía al público. Vivía, por así decirlo en un armario muy grande y muy oscuro, de profundidad muchísimo mayor que el mío. Mis vídeos son una tontería comparado con los secretos que ella guarda y de los que me había hecho confidente y que contaré más abajo. Eso debió producirle una disonancia cognitiva de las duras, y su error, tal vez, estuviera en pensar que iba a tragarme su teatro de estar escandalizada por mis vídeos cuando los secretos de ella que guardaba y seguí guardando diez años son del color que son. Si me hubiese dicho la verdad, si hubiese sido honesta conmigo y me hubiese dicho “lo siento de verdad pero si no hacía eso me ibas a arrastrar contigo y no podía permitírmelo… “ lo hubiese entendido.

En el email que le escribí, en el último párrafo, le dije que algún día pondría esta historia en mi blog y que todo el mundo lo leería. No lo hice en su momento y de eso han pasado diez años. Se cumplen este mes. Diez años ha tenido para acercarse, para pedirme disculpas, resarcirse de alguna manera, o por lo menos desaparecer de mi vista. No ha hecho ninguna de estas tres cosas porque ni siquiera ha sido capaz de cortar y dejarme en paz.

Ha utilizado estos diez años para copiar todo lo que ha podido las cosas que he hecho, aquellas que encajaban dentro de la corriente. Aclaro que no es que me moleste que me copie porque crea que alguien ve lo que ella hace, tendrá su público, vete a saber, pero todo el que esté leyendo esto la está conociendo por primera vez, no es por ego que me jode que me copie, sino porque lo que siento es como si tuviera un parásito chupándome la sangre.

Es un contínuo, un goteo de fusiles cansino que lleva diez años y en el que muchas de las cosas, por sutiles, sé que no las vais a ver. Pero os cuento un par, unas que son bastante más obvias para que veáis cómo juega. Primero se abrió un canal de Youtube en el que intentó de forma mediocre replicar mi blog cuando trataba sobre temas superficiales. Abajo podéis ver uno de los primeros vídeos que subió a su canal de YouTube en el que copió la foto del post que yo había puesto en mi blog siete años antes. Podríais pensar que es una simple coincidencia y que posiblemente Luisa nunca vio ese post de mi blog, pero abajo os dejo la factura de qué sí lo vio y de hecho lo compartió en Facebook en su día.

 

Con esto lo que quiero señalar, no es simplemente que haya copiado una foto, sino la intención que había detrás. Si copió la foto al abrirse un canal de YouTube sobre exactamente los mismos temas de los que yo hablaba en el apogeo de mi blog es porque pretendía subirse a mi corriente, es decir, que a pesar de todo lo que me hizo yo seguía siendo el objeto más brillante en su periferia, hacia el que se deja arrastrar hasta hoy. No me hacía ninguna gracia que me copiase los temas del 2012 de mi blog, pero lo que definitivamente no me gustó ni un pelo fue cuando eso no le pareció suficiente y quiso pasar a copiarme la temática posterior.

Porque hace unos meses decidió abrirse su propio blog en el que escribe sobre “todos los temas que le interesan” y cada post que pone parece que estoy leyendo a una versión cutre y medio lerda de mí misma en el pasado. Es la sensación más rara del mundo, como un eco de ti mismo en el que te reconoces pero no eres tú. Encima con CERO ingenio o capacidad estética porque está abierto en blogspot con un título que da vergüenza ajena y fotos de Shutterstock o de Alamy o algo encabezando los posts. No lo enlazo ni pongo capturas porque me puede la verguenza ajena.

Es evidente que no me va a a dejar en paz, y que la única razón por la que copiándome no ha llegado a poner un pie en Myfreecams es porque lo tiene dentro de la corriente y su deseo de transformarse en una copia de los chinos de mí no es lo suficientemente fuerte como para intercambiar las plácidas tardes de café y té con las amigas pijas de su instituto por la transgresión dura que representaría desnudarse en internet, que se pueden decir muchas cosas de alguien que hace eso último, pero nunca se le podrá acusar de ser tibio, ni gris, ni vivir a medio camino entre lo que quiere y lo que hace. Pero estoy convencida de que si no estuviese mal visto en su círculo social estaría con un consolador en el culo delante de todo internet.

Ahora tengo que contar lo que hacía Luisa en su armario, de lo que me hizo partícipe, y por lo que jamás la juzgué para que entendáis la brecha. Os lo digo en dos palabras: incesto. Se dedicaba al incesto. Luisa tenía un novio llamado Paulo, un rubito Summer de buena familia y pulcras costumbres del que me decía que estaba aburrida pero con el que no terminaba porque  le aportaba cierta sensación de estabilidad y rutina en su vida, imagino. Luisa vivía en un chalet muy grande de cuatro plantas en la mejor zona de Caracas y sus padres viajaban de vez en cuando, cuando lo hacían era su hermano mayor, Santiago, quien se quedaba a cargo.

Me contó que en una de esas ocasiones en las que los padres se fueron de viaje, metió a Paulo a escondidas en la casa con la intención de que se quedase a dormir con ella. En un punto de la noche escucharon de acercarse al hermano, así que Luisa metió a Paulo en el armario del cuarto. Me contó que estando Paulo en el armario su hermano entró al cuarto, se abrió la cremellera de los pantalones, se sacó la polla y le dijo que se la chupara. Yo pensé que me estaba tomando el pelo cuando me lo contó, por lo surreal de la situación, pero hablaba completamente en serio. No recuerdo qué me dijo sobre cómo terminó el episodio, cómo sacó al hermano del cuarto y al novio del armario porque mientras terminaba de contar la historia mi cabeza se quedó procesando esa información, lo del hermano exigiendo su mamada y su voz era un eco distante. Lo único que recuerdo es que ella no estaba segura de si Paulo había visto o escuchado algo de lo que pasó entre ella y su hermano o no. Me lo contó porque me estaba pidiendo ayuda, quería que la ayudara a encontrar una manera de averiguar si Paulo se había dado cuenta o no de lo que había pasado porque le daba pánico y vergüenza al mismo tiempo.

Juntas recreamos la situación para ver si era posible, desde el armario, ver con claridad lo que había pasado entre ella y su hermano. Había ocurrido justo en frente del armario pero a cierta distancia, Luisa estaba sentada en el escritorio y el hermano se le acercó por la izquierda. La habitación era grande y  había cierta distancia entre el escritorio y el armario. Lo que más le preocupaba es que las puertas del armario eran de madera blanca, con rejillas, algo como esto y creía que por las rejillas quizás Paulo hubiese visto lo que pasó. Total, que me metí en el armario y ella se puso en el escritorio y repetimos la escena dos o tres veces para ver qué se veía, si es que algo se veía y no llegamos a ninguna conclusión. Pudo haberlo visto o no, yo me inclinaba por pensar que sí, porque al final estaría super pendiente de lo que estaba pasando, pero al mismo tiempo estaría nervioso porque no quería que lo vieran, en resumen, le dije que creía que posiblemente no lo hubiese visto para que se quedara tranquila, aunque yo creía que había probabilidades de que sí.

Pensando en la situación llegué a entender que no sería la primera vez que algo así ocurría porque nadie va a ir al grano de esa manera con una propuesta tan novedosa y rompedora. Nadie le va a decir a la hermana de buenas a primeras el equivalente en venezolano de “chúpame la polla” a ese punto se llega con el tiempo. Que Luisa y su hermano posiblemente habían mantenido una relación incestuosa desde antes y ese episodio era algo que por fuerza tenía que haber ocurrido anteriormente.

Por eso, por la dimensión del secreto que guardaba Luisa y su apetito sexual que era voraz e indiscriminado  es que me sorprendió que fingiera escandalizarse al enterarse de lo mío, que distribuyese mis vídeos y me mandase un email manipulándome para hacerme sentir culpable como si estar delante de una webcam fuese moralmente reprobable. Puede que lo sea, pero no estaba ella en la mejor posición para señalarlo.

Imagino que ahora sí me va a escribir un email, o diez, para pedirme perdón y pedirme que quite este artículo de mi blog, porque va a ser expulsada de la corriente como lo fui yo hace diez años. Sus amigas de tés y cafelitos por las tardes lo mismo empezarán a ignorarla en público y a relacionarse con ella solo en privado, y cuando les pregunte qué les pasa, por qué están raras, le dirán que está todo en su imaginación. Después descubrirá porque algún valiente se lo contará, que leían este artículo en reuniones para reirse de ella, posiblemente una de sus mejores amigas se dedique a distribuirlo a todo el mundo, para desmarcarse.

Como véis es posible que la amistad no exista. Ni entre hombres y mujeres, ni entre mujeres y mujeres, y no me queda claro si entre los hombres existirá o no. Si crees que tienes un amigo o una amiga verdaderos es porque la amistad no ha sido puesta a prueba en el grado suficiente para que te hagan todas estas mierdas, porque las personas con honor que actúan a consciencia son muy pocas en este mundo y estamos muy bien repartidas.

De manera que lo que queda, el remanente, es un deseo de formar nexos o conexiones con otras personas. Me encantaría tener una amiga. Alguien con quien hablar que entienda de lo que le hablo y le interese y que pueda traerme también temas interesantes, que hablemos sin tapujos y podamos rebotar ideas. Me gustaría mucho encontrar a alguien así. Lamentablemente ese mismo deseo es una debilidad, si no estoy muy atenta y despierta es algo que los demás pueden usar para conducirme de alguna manera por caminos raros. La única manera de echarme una amiga sería buscarme una que viva realmente fuera de la corriente. Puede que suene egocéntrico y lo que quieras pero de momento soy la única que conozco. Me he planteado buscarme una amiga asperger o autista porque por las características de esas personalidades, son incapaces de nadar con la corriente aunque quieran, pero no conozco a ninguna. Igual alguien que me lea tiene mi mismo problema, no lo sé.

Calculo que dentro de 30 años será el mejor momento para la amistad entre mujeres cuando las hijas de quienes se han vacunado del Covid lleguen a la madurez. Que gran época será aquella para la amistad entre mujeres. He nacido en la década equivocada, treinta años antes de la gran revolución de mujeres autistas que se echan amigas por fuera de las corrientes.

Si eres mujer y sospechas que podrías estar en el espectro autista o asperger y te hace falta una amiga escríbeme: [email protected]