Los Reptilianos
January 19, 2024Hoy quisiera explicar el trasfondo oculto del tema conspirativo de los reptilianos, ese que dice que nos gobierna una raza posiblemente alienígena de humanoides con forma de reptil con intenciones turbias y que a estos seres podemos adjudicarle la responsabilidad de que el mundo vaya tan mal. La teoría primigenia es de David Icke, pero la han desarrollado muchos autores con diferentes aproximaciones. Vamos a ello.
Cuando era niña, tendría 7 u 8 años, me entró un miedo irracional: pensaba que mis padres eran unos reptiles gigantes disfrazados de personas así que cuando me metía en el baño y cerraba la puerta me daba miedo volver a salir porque pensaba que asumían su forma “verdadera” cuando yo no estaba y que abriría la puerta y me los encontraría en modo lagarto allí afuera en la mesa del comedor, hablando en su lengua lagarta, verdes con escamas. Al mismo tiempo esto me daba risa porque me daba cuenta de que era una burrada, un miedo demasiado loco y me daba apuro que se me pudiera ocurrir algo tan retorcido. Nunca se lo conté a mis padres.
Años después escuché a mi madre (que es psicóloga) decir que un miedo común en los niños a esas edades es creer que son adoptados, o más bien preguntárselo, y entendí que lo mío era ese miedo pero a lo bestia. El miedo de los niños no es a ser adoptados sino que sienten que están desencajados, en un lugar al que no pertenecen. Llegué a la conclusión de que esto pasa porque es la única manera de integrar la sensación de impotencia y frustración que produce el hecho de vivir bajo el yugo de los padres que son unos seres gandes pero al mismo tiempo terribles que controlan toda tu existencia pero en los que además hay que depositar toda la confianza porque de ellos depende tu supervivencia cuando eres un niño. Digo que son terribles porque lo deciden todo por el niño, le dan órdenes, lo obligan a hacer cosas que no quiere hacer, cuando se rebela, lo castigan. La sensación de no ser aceptado por ser quien se es, es una parte primordial del crecimiento, del aprendizaje de que la convivencia requiere de la moderación del impulso individual, pero que en primera instancia duele. Lo de la adopción más que un miedo es prácticamente un DESEO. Tiene más de deseo que de miedo, porque al final el miedo y el deseo son lo mismo.
Entonces la fantasía es que eres adoptado y que de los padres hay una escapatoria a algún sitio diferente al hogar, un lugar donde igual estás peor pero eres más libre o se te acepta mejor, de ahí las historias de niños huérfanos y de orfanatos o internados, desde héroes mitológicos huérfanos como Hércules hasta historias fantasiosas más modernas como Harry Potter, Pippi Longstrumpf u Oliver Twist. Hay una confrontación entre el miedo de perder el calor del hogar y los brazos de la madre, y el deseo de ser libre, de no tener ataduras ni nadie a quién responder, de aprender a valerse por sí mismo.
Como veis este es un miedo muy antiguo, arquetípico, y su representación se repite a lo largo de milenios en diferentes mitologías. Tanto en el caso del héroe huérfano como en el caso de los reptiles que es la figura de la que me gustaría hablar en este post. Ese miedo es una herramienta que impulsa al niño que se desarrolla a buscar la individuación de la estructura primigenia que es su familia más que un miedo personal sacado de una experiencia, de una impresión circunstancial, o de la reflexión. Son figuras que viven en el Insconsciente Colectivo que es el nombre filocientífico de lo que se conoce en la Tradición desde la antiguedad, aquello que Éliphas Levi denominó “el Astral”.
Entonces, voy a utilizar este miedo/deseo para explicaros de qué va realmente el tema este conspirativo de los reptilianos. Como expliqué arriba esta teoría de los reptilianos nace con David Icke que hizo un paseo a lo largo de las mitologías de la historia para enumerar con detalle en cuántas de ellas se hablaba de seres con aspecto de reptil, y a estos reptilianos los identifica con los Iluminati, los masones, el poder en la sombra pero también con la persona de a pie, según Icke los reptilianos son quienes nos controlan, pero también nosotros que nos dejamos controlar por ellos, porque somos lo mismo. Y esta teoría tiene su explicación más materialista si se quiere, más “científica” de las psicopatías, de gente que se deja dominar por el pensamiento del tronco encefálico y el cerebelo, esas partes del cerebro que compartimos con los reptiles y que carece de emociones, sentimientos y moral, busca únicamente la supervivencia a toda costa. Hoy os voy a explicar la verdad perenne detrás de todo esto.
Volvamos por un momento al tema de mi miedo infantil de los lagartos. El origen material de mi miedo se encontraba en un programa de televisión de mi infancia. Era un programa de tertulia política en clave de humor que echaban por la televisión de Venezuela que se llamaba “El Camaleón”. Aunque te pueda parecer que las tonterías que echan por la tele en un país lejano no tienen nada que ver contigo, recuerda que estas conspiraciones son de corte global y a pesar de tener un origen distante producen un “eco” que resuena en cualquier lugar así que si estás mínimamente despierto seguramente podrás identificar de lo que estoy hablando con verlo.
Este programa lo llevaban tres comediantes y la idea del programa de cara a la galería era reírse de la corrupción y las contradicciones de la esfera política. El “lema” del programa era “Un rato con el gobierno y otro con la oposición”. A mí lo que me aterraba de este programa era el intro en el cual un lagarto con un antifaz bailaba y se subía a una moto, y en el que los comediantes del programa tenían colas de lagarto debajo de un frac. Encontré estas imágenes haciendo una búsqueda por internet, y estaréis de acuerdo conmigo en que más que risa dan repelús, hay algo que resuena como siniestro:
* Manuel Graterol “Graterolacho”, “Sargento Full Chola” y “Lumute” disfrazados de políticos con antifaz de villano
* En esta imagen se puede apreciar el disfraz completo que incluye una cola de lagato que sale por detrás del traje
* Aquí se aprecia el tono siniestro detrás del sketch, la diversión de hacer el mal, esa disonancia cognitiva presente cada vez que nos dicen a la cara lo que hacen. Cabe la posibilidad de que estos tres comediantes estuviesen metidos de alguna manera “en el ajo”.
Hablo de este programa porque tanto el programa, como mi miedo infantil, como la teoría de David Icke parten del mismo concepto: lo humano es solamente aparente ya que hay unos lagartos que están al mando de las cosas y que adoptan una forma humana que es como un disfraz. Es decir, no se disfrazan de lagartos para hacer el mal, el lagarto es su verdadera identidad y están disfrazados el resto del tiempo. ¿Se entiende? Como Supermán pero de la maldad.
QUÉ ES, EN REALIDAD, EL REPTIL
En el mundo de la Conspiración se manejan dos niveles. El nivel más grueso que señala que estos reptilianos serían alienígenas de otra dimensión o del espacio exterior que quieren controlar el planeta para hacerse con los recursos o para drenar a los humanos de su energía vital, posiblemente ambos al mismo tiempo. En esta teoría los reptiles se habrían quedado sin oro en su planeta para fabricar no sé qué objetos imprescindibles para su subsistencia y han tenido que venir a la Tierra a robarnos el nuestro. Aquí podemos añadir las teorías de los Annunakis. Esta gente se pasan el tiempo buscándole el doble párpado a los sospechosos de pertenecer a esta raza.
Un segundo nivel es el que ya hablamos, el que señala que no es que vengan de otra dimensión sino que todos somos reptilianos en potencia ya que se trata del dominio del cerebelo y el tronco encefálico sobre el resto del cerebro mamífero. Sería un dominio de corte psicopático ya que primaría sobre el lóbulo frontal y el neocortex que contienen la razón, los sentimientos y las nociones de moral. Se acerca un poco más a la verdad, pero sigue siendo una visión material y mecanicista de este fenómeno que es tenue.
Lo reptil ni es una raza alienígena ni es un componente del cerebro, es una realidad espiritual que discurre en una tercera capa más sutil. Como expliqué en mi último post detrás de la aparente realidad material del mundo subyace una Fuerza que es la que anima todo lo que existe. Esa fuerza tiene propiedades magnéticas y se le suele relacionar al elemento esotérico del AGUA que, repito por si acaso, no es el agua que te bebes en un vaso sino que es un agua también sutil con unas propiedades espirituales específicas. Aunque el concepto en su conjunto es más abstracto y más complejo, se le puede entender bastante bien usando su nombre más llano que es: DESEO. Si quieres entender esto con más profundidad puedes leer mi post de hace unos días en el que lo describí con todo detalle.
El Deseo es una fuerza poderosísima. Es el origen de toda la Manifestación. En algunas corrientes como el shaktismo se le identifica con Dios mismo, y la próxima vez que sientas deseo por algo, uno fuerte, si te detienes un momento y te permites sentir esa sensación en lugar de buscar aplacarla; intentas verla con el ojo interior, te darás cuenta de que se siente literalmente como una serpiente, como un río caudaloso y sinuoso al que te cuesta resistirte. Esta es la Serpiente. Todos tus deseos, tus pasiones, son debilidades que aumentan el caudal de este río ante el cual lo natural es dejarse arrastrar. Resistírsele es algo que se aprende en la Escuela de los Palos.
La Serpiente es el Deseo mismo como entidad. El cuerpo de ese Deseo está conformado por todos “los caídos”, aquellos que se dejan vencer por él. Es decir, cuando te dejas arrastrar por el río, la Serpiente te engulle y tú como persona abandonas todo lo que te hace un individuo, pasas a convertirte en parte de la Serpiente, uno con el Ansia misma, un títere de esta Fuerza. Solo puedes pensar en satisfacerle para aplacar su Ansia un rato. La Serpiente te posee un poco como el Agente Smith en Matrix. La Serpiente está hecha de las voluntades de todas las personas a las que previamente se ha “tragado” y por eso los vemos como “borregos” como “NPCs”. Se convierten simplemente en materia, en pasta maleable, en combustible de la Magia.
* Tradición del Dragón Chino. El cuerpo del dragón está conformado por personas que parecieran estar llevándolo, pero lo que ocurre es justamente el fenómeno inverso, es el Dragón quien los lleva, ya que sin el Dragón no tendrían ni razón ni motivo para ese ritual. Al llevarlo pasan a formar parte del cuerpo del dragón, a adoptar sus colores, dejan a un lado su individualidad. El Dragón LGBT
Lo podemos ver en los juegos infantiles, hay una canción infantil en Hispanoamérica que tiene su origen en los romances españoles que se llama “A la Víbora de la Mar” y que acompaña a un juego en el cual los niños forman una “serpiente” que pasa por debajo de un arco y la serpiente se va dividiendo en dos serpientes que después pelean tirando de un trapo. Todo en este juego es simbólico, no vamos a desgranarlo pero ahí queda para el que quiera tirar del hilo.
Se puede decir que cuando una persona nace está de por sí inscrita dentro de esta Serpiente del Deseo que tira de él hacia abajo, hacia el fango de lo no-diferenciado en el que solo es ansia y en el que se mezcla con el grupo al que pertenece bajo el estandarte de la serpiente que los lleva, es una fuerza que borra su identidad. Solo a través del crecimiento espiritual puede una persona empezar a separarse y por lo tanto definirse como un ser único y diferente, para eso es primordial aprender a controlar el Deseo. De esto van casi todas las historias con trasfondo simbólico y esotérico.
La conquista de la Consciencia pasa necesariamente por la individuación, la separación del Yo Consciente de la Serpiente del Deseo. Se puede hacer en principio por medio del ascetismo, del rechazo de todo lo que despierta a la Serpiente, pero eventualmente hay que aprender a controlarla para que siga los designios de la Consciencia y así utilizar su poder. Esta última es la única manera de trascender la dualidad. Es la Conquista última del Arte Real.
* Chihiro al final de su Travesía subida a su Serpiente
La Serpiente es la fuerza perfeccionadora de las Formas, es la fuerza de resistencia contra la cual tiene que imponerse la voluntad del Hombre para elevarse y Trascender lo mundano. Se puede ver como la lucha misma del hombre por alcanzar lo Divino, en ese juego de aprender a dominar a la Serpiente es donde el hombre se ve forzado a significarse. El Asceta elige el camino de en medio, la no-significación, y eso tiene su lugar dentro del crecimiento espiritual, pero dominar a la Serpiente no pasa por abandonar el juego sino por elegir un camino. Elegir el Bien o elegir el Mal, en esa elección se encuentra el Regreso a Casa que tanto anhelan quienes se inician en la búsqueda.
QUIÉN ES EL REPTILIANO
En el Mago de Oz vemos que Dorothy empieza su recorrido sobre un camino de ladrillos dorados hacia la Tierra de Oz. El camino es serpentino, es la Serpiente misma, y sobre él se encuentra con sus tres amigos que en apariencia son tres criaturas separadas pero que en realidad representan partes fragmentadas de sí misma. El Deseo de tener un corazón (agua), un Intelecto (aire), coraje (fuego) con los que separarse de esa Serpiente que la domina y llegar a vivir no desde el ansia inconsciente, sino desde las partes más elevadas del Yo. El Deseo último es el de regresar a casa, que es el sueño de Dorothy, pero volver como otra diferente, no siendo la misma que partió sino dotada del corazón, mente, y coraje, es decir, de la capacidad de controlar su propia Serpiente interior, de ser quien traza sus propios caminos. Se trata de una historia del despertar de la Consciencia. Por cierto, su perro Toto simboliza la estrella Sirius, pero de eso hablaremos más adelante en otro post cuando toquemos el tema de la Iluminación espiritual.
* El Camino de ladrillos dorados que conforma lo que podemos reconocer a nivel simbólico como una Serpiente, al camino se suman los acompañantes de Dorothy que en realidad es ella misma, cada uno con un Deseo particular, creen que al final del camino el Mago de Oz cumplirá sus Deseos.
En el Mago de Oz hay dos representaciones del Reptiliano. La primera y más obvia es la del Mago de Oz. Que desde el principio del libro se le atribuyen maravillosos poderes, la capacidad de cumplir cualquier deseo. Cuando llegan finalmente a conocerle se manifiesta como una bestia terrible que ruge y les dice: “Soy Oz, el Grande y Terrible, ¿Quiénes sois y por qué me buscáis?” pero su forma verdadera es la de un hombrecillo corriente que ha montado esta gran Serpiente con un espectáculo de luces, humos, y sombras. No tiene en realidad ningún poder más allá del que le dan por su propia voluntad Dorothy y sus amigos.
* Aquí vemos a Dorothy engullida ya por la Serpiente, su firma convicción de que el Mago le cumplirá su deseo de regresar a su hogar.
El segundo personaje Reptiliano es la Cruel Bruja del Oeste, y se le puede señalar como tal porque al igual que al Mago de Oz se le ha identificado con el color verde. La bruja tiene también su Serpiente con la que controla a los Winkies, los monos voladores y otras criaturas que utiliza para sus diversos fines, y en el libro se narra cómo los diferentes magos de esta tierra de Oz viven de trazar alianzas entre sí, independientemente de su moral, para debilitar y ganar terreno sobre los otros magos. Por ejemplo, la Bruja Cruel del Oeste había hecho una alianza con la del Este y con la Bruja Buena del Sur para derrotar al Mago de Oz y quedarse con su territorio.
También podemos verlo en el Señor de los Anillos, quizás te has preguntado alguna vez concretamente ¿cuál es el poder del Anillo Único? porque lo que vemos en los libros es que hace a quien lo porta invisible a quienes le rodean (y visible a los ojos de Sauron y de los Nazgûl). ¿Es ese su poder? No. El Poder del anillo es el Deseo en sí mismo, es el Deseo de poseer el anillo lo que tuerce las voluntades de quienes lo portan, por eso Gandalf se rehúsa a llevarlo y se lo da a un ser de ambiciones cortas y corazón sencillo como un hobbit. Es el Deseo de poseer el anillo lo que conduce la voluntad de Smeagol, por ejemplo, quien pierde su Forma y se convierte en una especie de criatura anfibia (reptil) que vive en el agua, en el fondo de una cueva oscura, llamada Gollum a quien Sauron no tiene ninguna dificultad en dominar a través de este para que cumpla su voluntad. Lo de la invisibilidad es un simple efecto secundario de transportar a quien lo porta del Reino de lo visible al Reino de lo Sutil donde están Sauron y los Nazgûl, por eso quien se lo pone se hace invisible para aquellos que ven con ojos normales, pero de repente salta a la vista de las entidades espirituales.
Gandalf en su propia búsqueda se enfrenta a la posibilidad de su muerte y al Abismo al luchar contra el Balrog en las Minas de Moria. Cuando lo vence es el momento en el que pasa de ser conocido como Gandalf el Gris (del Sendero Intermedio) a ser Gandalf el Blanco, que se identifica ya directamente con el Bien y la Pureza de la Luz de la que proviene. Gandalf sin embargo es en todo momento un Mago porque se sirve de los deseos y las voluntades de los demás para hacer cumplir lo que considera que es el Bien para la Tierra Media, es él y no otro quien conspira para conformar la Comunidad del Anillo, es él quien conspira a favor de Aragorn, para que sea reconocido como heredero de Isildur y coronado Rey de Gondor y del Reino Unificado.
Este es un buen ejemplo de lo que es, en realidad, el reptiliano. Es un Mago. Un Mago que en lugar de dejarse arrastrar o tragar por la Serpiente aprende a controlarla y se SUBE a una Serpiente con la que arrastra la voluntad de otros y que utiliza para alcanzar sus fines. Así opera el Poder en la Sombra, así maneja y controla el mundo, utilizando el DESEO de la gente normal y encausándolo hacia los objetivos que busca.
Por eso en la fantasía al Mago casi siempre se le relaciona con los Dragones, que no son otra cosa que Serpientes, y el mago es un reptiliano porque la Serpiente a la que controla pasa a formar parte de SU cuerpo al que controla, es como un tercer brazo o una tercera pierna, una varita enorme de la que dispone.
* El Mago conjura la Serpiente, la alimenta para hacerla crecer y volar, con la intención de subirse a ella y controlarla.
Este concepto se puede ver en muchas ficciones, en Dune con el Gusano de Arena, en Beetlechús con el mismo concepto, es Danaerys Targaryen en Juego de Tronos, la “Madre de los Dragones” que consigue que la sigan ejércitos enteros bajo la promesa de hacer cumplir sus sueños, y en fin, es la moneda de cambio del Mago, del Reptiliano.
Por esta razón es que los Magos, es decir, los Reptilianos que controlan esto no pueden ir en contra del Libre Albedrío de la gente. No es porque teman a alguna ley oculta del karma en el mundo, es porque su poder reside en el DESEO que solo puede darse de manera VOLUNTARIA. Es un trabajo de Seducción. Y no puede ser de otra manera porque si tu Serpiente que es tu Poder se traga un individuo que no desea formar parte de ella, dividirá tu Serpiente en partes, no seguirá tus órdenes y podría terminar arrastrando a tu Serpiente por otros caminos. Es preferible fabricar dos Serpientes que se opongan la una a la otra que diluir una con fragmentos que le son ajenos. En esto de las serpientes, la pureza es importante.
Todo Reptiliano al final del día está obsesionado con la búsqueda del Poder, sea bueno o sea malo su fin último, es decir, de engordar a su Serpiente tragándose la voluntad de los demás. Llevar la Serpiente es una carga que se puede llegar a hacer muy pesada y el Entendimiento último es que estar encima de ella es lo mismo que estar debajo, y por lo tanto lo único que hace el que se ha pasado el juego de las Serpientes es abandonarlas y alejarse, no por miedo a sucumbir a su poder sino por el entendimiento que dirigirla te convierte también en su sirviente, en sirviente de tu propio deseo de Poder.
Así que lo de los reptilianos no va de razas extraterrestres, es una pérdida de tiempo buscarle el doble párpado a los periodistas de los telediarios, tampoco reside la naturaleza reptil en un componente material dentro del cerebro que es un cuerpo al que desconocemos y que la Ciencia, como en todo, pretende hacernos creer que conoce y que domina sin tener mucha idea de nada. Es un drama que se representa en Otro Reino, Reino que nos gobierna pero que es invisible a los ojos.